Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

domingo, 21 de junio de 2015

Io ti penso amore

Imagen de Robert Vano

Las notas eran suaves y pausadas al principio; acompañadas de una voz divina que habría de alegrar el oído de cualquiera.
La habitación estaba envuelta en una oscuridad casi total; a través de la ventana, el viento fresco de la noche envolvía en finas corrientes la piel desnuda del hombre que estaba recostado en la cama.
Le era difícil conciliar el sueño, a pesar de la música clásica que escuchaba con tranquilidad. Permanecía quieto, con su cuerpo desnudo y su mente exaltada; su mano entonces se dedicó a brindarle placer, sencillo y simple.
A través de un cálido abrazo que le hizo cerrar sus ojos y suspirar mágicamente, imaginó la firmeza de otro cuerpo junto al suyo y el cálido aliento de otra boca. Así, con las letras en italiano retozando dentro de su mente, io ti penso amore, y mientras la música aumentaba de intensidad, también lo hicieron sus caricias, rítmicas, feroces; urgentes y calmadas al mismo tiempo.
La dureza de su deseo se encontraba envuelto en la humedad de su mano, su respiración era entrecortada y sus gemidos llegaban incluso a delatar el viaje maravilloso, del otro lado de la puerta cerrada.
Esa voz femenina acariciaba su mente, como el viento nocturno a su cuerpo; en su mente, sentía otras manos, otros besos.
Aquellas notas elevadas llevaron su cuerpo al límite, y juntos alcanzaron el borde de la locura y la plena satisfacción; después, música y excitación descendieron acompasadas hasta no ser más que suaves y sensuales susurros. La esencia inerte, que en algún momento fue cálida, entonces se enfriaba con impotencia, en espera de una muerte inevitable.

Io ti penso amore, se repetía una y otra vez.

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