
de venas negras y cara lisa!
de forma pagana y natural la atracción inexplicable
de mis ojos hacia tu caminar!
de la luz mortecina sobre tu piel cobriza!
¡Amor inquebrantable que repite en mi interior, mil y mil veces más,

la devastadora realidad de lo prohibido y lo deseado!

cuerpo del amor inquebrantable,
que se demuestra ante estos ojos mortales,
como una invitación a extender mi mano
y acariciar tu piel, recorrer tu figura,
saborear tus pliegues y arder con tu piel!
A ese cuerpo firme como piedra blanca,
con tono cobrizo,
que sólo exhibió su columna
y que únicamente me permitió contemplar su espalda...
A ese cuerpo de piel cobriza, como estatua de mármol
pero cálida como el ser humano, a ese cuerpo...
a tu cuerpo dedico mis pensamientos.
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