Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

miércoles, 29 de octubre de 2014

Mientras Inglaterra duerme

“Fui joven una vez, fumé cigarrillos en el quai ‘Orsay, me enamoré de un muchacho llamado Edward en un sótano cerca del metro de Earl’s Court”.

Mientras Inglaterra Duerme, de David Leavitt, narra la historia de Brian Botsford en una época de opresión, censura, expectativas y escapes amparados por el anonimato nocturno —en ambiguos sentidos, tanto para huir de grupos militares, terribles y desalmados, como de las asfixiantes reglas, impuestas por sociedades conservadoras, decadentes dentro de propio devenir—.

A través de una prosa deliciosa, Botsford nos lleva de la mano de sus pensamientos, sentimientos y anhelos; erecciones y corridas, hasta hacernos desear animarlo, consolarlo y dejarlo llorar en nuestro hombro, justo en el momento en que la muerte se apodera de sus días y sus viajes, con infructuosos intentos por detener su devastador andar. Nos convierte en cómplices suyos, confidentes íntimos, mientras sostiene encuentros —furtivos y no tanto— engañosos con Phillipa Archibald o con el muchacho encontrado y jamás conocido en Dartmoor Park; y luego busca desahogo, tranquilidad al fin, tras narrar todo lo sucedido.

La visión de Botsford, así como las circunstancias que lo hacen situarse en cada lugar narrado, dan fiel cuenta de la belleza de los jardines y lagos, si su ánimo se encuentra álgido; de la calidez de un cuarto casi vacío, con una cama desvencijada, cuando comparte el sudor, la saliva, las caricias y los gemidos con Edward Phelean, con su corazón desbocado; o la pobreza y desolación en las calles de Almoguera, España, cuando no encuentra sosiego, al saber que Edward está en peligro.

Desde Richmond hasta Los Ángeles, en Barcelona y Almoguera, Brian viaja movido por un amor prohibido y el deseo de perderse en los ojos hermosos del hermoso Edward.

“Arqueólogo del futuro, recuerda sólo que al trasladar estos acontecimientos al papel, nunca he pedido la absolución. Nunca he pedido el perdón. La relación entre Edward y yo fue una historia típica que, atrapada en la guerra, se volvió trágica… pero eso también es una historia típica. Creo que todo el valor mostrado está en contarla.”

La tragedia pudiera definir el curso de esta novela, pero igualmente lo hacen la felicidad, el amor, la desdicha, el erotismo y la sexualidad humana; todo en su justa medida, mezclados de forma equilibrada todos los ingredientes, que son las pasiones humanas; desfilan por el escenario de sus párrafos de manera ordenada, coordinada, dando sentido a lo que se narra. Entra la Lujuria, sale. Luego el Arrepentimiento, dice: …; para ser acallado por la vieja Recta Conducta, con un discurso opresor. Un hermoso desfile de sentimientos y emociones, con una prosa ligera, sencilla y coherente.


Mientras Inglaterra duerme es una historia trágica, como tantas de este mundo, “una historia típica que, atrapada en la guerra, se volvió trágica […]”.


Días.

Días he pasado en este viaje, con una habitación con vista al mar y un trato agradable.

Presiento que ha comenzado una serie de actividades como ésta, que me permitirá viajar y conocer otros lugares, otras avenidas, otras personas. Espero no equivocarme.

Ha sido relajante, aunque la obligación ha sido laboral, pasar estos días lejos de casa y de la siempre fiel rutina; aunque, debo reconocer, que particularmente esta mañana desperté con un sentimiento de nostalgia al extrañar mis horarios y actividades, después de terminar de leer el libro que me acompañó desde que abroché mi cinturón en el avión y una tranquila siesta que tuve, el ánimo parece estar un poco mejor.

Sigo con lo que me falta por hacer, el día de hoy, jueves y viernes.

Soñé con líneas y palabras, como solía hacerlo cuando me quedaba dormido debajo de la luz amarillenta de alguna habitación, con mis cuadernos abiertos y mis notas danzantes ante mi mente, concentrada en brindarles orden y coherencia. Soñé con diálogos, paisajes, prosa; un sueño tranquilo y reconfortante en verdad. Que me hizo recordar lo mucho que amo las letras y, sobre todo, que tengo trabajo pendiente. Cuartillas de pasión, desastre, sexo y erotismo, que debo llenar y saborear.


Tengo trabajo pendiente…

sábado, 18 de octubre de 2014

Lo que eres.

Los gritos y las lágrimas eran acompañados por argumentos que no alcanzaban a cambiar mi decisión. 
Lejos de lograr protegerme, me encaminó directo a sus brazos, a sus manos, a su cuerpo y su alma, en donde encontraba refugio y en cuyo abrazo podía perderme con plena libertad, sin remordimiento y miramientos.

¿Cómo podía estar equivocado? ¿Cómo era posible que estuviera mal, cuando en ningún otro momento de mi vida había sido tan feliz; cuando nunca había sentido tan pleno?
¿Por qué? -preguntaba a cada momento, en un inútil intento por comprender lo que sucedía.
¿Por qué?

No obtenía respuesta, sin embargo yo la sabía... jamás será suficiente; lo que hagas, jamás será suficiente para opacar lo que eres.


Reflexión.

Hace tiempo que no me sentaba a escribir en este espacio. Desafortunadamente, no es algo que me suceda de manera excepcional, sino, por el contrario, se convirtió en una constante en mi diario acontecer, dejar de escribir y dedicarme a ver otros hacerlo.

Pero ahora lo hago. Ahora encadeno una letra, luego otra, y luego otra, hasta completar estas líneas que recorren ojos extraños, ajenos, conocidos.
A lo largo de los últimos días, he vivido experiencias que han moldeado de manera diferente mi perspectiva y opinión al respecto del cómo vivir la vida.
Siempre me he considerado ser una persona que se empeña en eliminar los prejuicios que se nos presentan de frente, y que en (muchas) ocasiones no distinguimos ni nos percatamos de ellos. Sin embargo, no resulta posible contemplar libremente las realidades de nuestra existencia, sin que hagamos un reparo al respecto; nada resulta tan sencillo, pues aceptar algo que no comprendemos, dado que nos resulta completamente ajeno, requiere un esfuerzo importante de nosotros como ser y esencia.
Así que continúo con ojos vendados, entre caminos sinuosos que lastiman las plantas de mis pies o interrumpen el frágil latir de mi corazón. Camino con mantas que nublan mi visión, aunque también cada día estoy convencido de que es necesario eliminarlas, una por una, hasta alcanzar la más clara de las visiones.
Dejemos de pretender conocer todo, saber todo, pues no existe mayor farsa que esa.
No poseemos la verdad, incluso si es que existe tal verdad, por lo que no tenemos ni derecho ni privilegio para ordenar a otros, y criticar o juzgar al momento de discrepar en el comportamiento. Alejémonos de creencias ciegas y de esperanzas depositadas en doctrinas que dejaron de encargarse de brindar consuelo al alma y tranquilidad al hombre; sino que, pretenden encadenar el pensamiento y sentir de la humanidad. No guían, sino que enfilan a marchas forzadas -casi siempre imperceptibles- a los militantes que engrosan sus filas.
Dejemos el teatro, comencemos por ser honestos con nosotros mismos y aceptemos que la vida es privada e íntima; dejemos de desear imponer modos de pensar, a fin de cuentas, éstos, se abrirán paso de manera natural y serán, incluso, más benéficos pues nacerán de la convicción y no de la terrible imposición.
Hace seis días celebramos uno de los sucesos más importantes de conquista en el mundo occidental, y sin embargo continuamos obstinados en conquistar intelectual, artística, religiosa, filosófica, económica, militar, y otras tantas categorías que acepten el prefijo mente. ¿Qué nos ha separado de aquellos sucesos? ¿En qué hemos cambiado? ¿Cómo hemos evolucionado, avanzado? Únicamente en la sofisticación de nuestro actuar, dejamos las formas burdas y violentas, atroces... o al menos creemos haberlo hecho, aunque se sigan presentando eventos tan humillantes y denigrantes, de humanos para humanos.

jueves, 16 de octubre de 2014

Día a día.

Día a día se escriben historias nuevas, a través de los ojos, labios, pensamientos; mediante las visiones, observaciones, opiniones, esperanzas. Conforme las pisadas en la arena del tiempo se marcan y enclavan, el hombre camina firme hacia el horizonte; con magia e ilusiones se acerca a la orilla del inmenso océano, con la pueril necesidad de trascender, ser más de lo que era cuando llegó a este mundo.

Un día primero, y otro después, el avance del hombre resulta pausado, a veces ordenado y casi siempre bañado en una desesperación que surge desde su propia alma, desde el rincón más oscuro de su organismo. Con cada amanecer se celebran triunfos acumulados; con cada anochecer, se cuentan historias que suceden durante los días de luz, siempre en constante búsqueda de la aceptación (propia y ajena).

Días y noches se acumulan en una mezcla de sueños añejos, de sueños atascados, aparentemente construidos sobre cenizas y roca porosa. Días y noches se suman a la interminable cadena que terminará formando nuestra única prisión, noches y días se entrelazan para atormentar con metas no alcanzadas y con sueños destrozados.

Días y noches, noches y días, todos unidos en el ciclo infernal; sol y luna, luz y oscuridad, la cadena interminable de intentos y derrotas, de guerras perdidas, ganadas para otros.

domingo, 12 de octubre de 2014

Fragmentos

Nosotros existimos porque ellos nos pagan… —dicen—, pero ellos llegan a nosotros, buscan nuestros brazos y desean nuestro cuerpo; quizás, solo algunos buscan algo más; pero ellos son los que desean encontrarnos, llegar hasta el lugar más remoto de la Tierra, tomados de nuestras manos. Pero ellos creen que nosotros los necesitamos, ellos confían en que hacemos lo que nos piden, porque nos recompensarán con la paga, en oro, joyas o dinero…

Historia de Daniel (en proceso).

sábado, 4 de octubre de 2014

Fragmentos

"Y entonces Salvador amó mi cuerpo; pues, para mí, amar se extiende hasta las delicadas caricias que una pareja se procura mutuamente. Caricias deliciosas, tersas, suaves; cuando éstas son sinceras. Salvador amó mi cuerpo, mis movimientos, extendió las palmas de sus manos y con ellas envolvió mis miedos para moldearlos lentamente, hasta convertirlos en una vertiginosa ansiedad, que poco a poco llegó a ser un deseo incendiario".


jueves, 2 de octubre de 2014

Fragmentos.

[...]
"Experimentar una conexión así de fuerte, marcó la forma en que todos contemplamos la realidad. Una realidad guiada por la atracción y por la alabanza del cuerpo, su adoración mediante las caricias y los versos; entendí la delicia de un suspiro, la magia de una mirada y, sobre todo, la comunicación sincera a través de los sentidos".

Fragmento, la historia de Daniel (en creación).