Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

lunes, 2 de noviembre de 2015

A la chingada.

Dejemos miedos y frustraciones atrás, allá arrinconados, donde el polvo del olvido los cubra como a los muebles viejos.
Que se formen capas de partículas de piel desprendida y segundos perdidos en un (o muchos) "quisiera"; que sean enterrados con los atardeceres de "si pudiera".
Aviéntalos a la chingada --ático donde están los exámenes reprobados o los despidos injustificados, los exnovios y las llegadas a casa para el amanecer--, donde nadie los puede regresar, más que nuestra propia estupidez. A la chingada es a donde deben irse las inseguridades y turbaciones infundadas, todo a la chingada.