Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

domingo, 25 de abril de 2010

Come... TASTE!



En lo personal no me importaría probarla...

Podría resultar más intensa de lo que se cree...
solo hay una manera de averiguarlo.
¡SALUD!

sábado, 24 de abril de 2010

Secretos

-En verdad lo siento - le había dicho cuando habló con él por teléfono justo dos horas después de haberse visto en el café. Eduardo se estaba disculpando por todo lo que había dicho. ¿Cómo podía olvidarlo? ¿Cómo podía olvidar todo lo que le había dicho? ¿Podía olvidar que él mismo había confesado gustarle y que desesaba que, aquella noche, fuera a él a quien besara?
No podía hacerlo.
Todo esto pasaba por la mente del chico mientras conducía por la avenida hacia la casa de Eduardo. Cuando llegó a la dirección, alzó la vista y la enfocó en el edificio que crecía delante de él. No era una casa, obvio pensó.
Sacó de nuevo la pequeña tarjeta que le había dado desde la tarde en el gimnasio - que para ese momento parecía que ya habían pasado meses - y entró a la recepción del edificio. Era un salón enorme, con cuadros blanco y negro en el piso, como un tablero de ajedréz gigante. Justo a la mitad estaba una amigable recepcionista (muy difícil de encontrar a esa hora del día) quien lo recibió con una sonrisa y un buenas noches.
-Quisiera... - pensó entonces en lo que deseaba hacer. Quería hablar diréctamente con Eduardo, pero era tarde y supuso que dejar un mensaje sería demasiado impersonal pero realmente no tenía otra opción.
-¿Viene con alguien en particular señor? - preguntó la chica
-Eduardo Terracoti, pero quisiera-
-Es el apartamento 35E, quinto piso. Por las escaleras, o los elevadores se encuentran justo contra la pared.
Nunca le gustaba subir por elevadores, no le gustaba estar encerrado.
Tocó varias veces hasta que escuchó ruidos al otro lado de la puerta.
Cuando Eduardo finalmente abrió la puerta, se colocó debajo del marco y observó con sorpresa al chico que estaba de pie frente a él. Eduardo inmediatamente pensó que algo había sucedido pero después de ver fijamente al muchacho supo que todo estaba bien, aunque su cara denotara un poco de miedo y desesperación.
-¿Qué...? ¿Qué sucede? ¿Está todo bien? - preguntó Eduardo con la voz un poco baja.
-¿A qué te referías conque sería mejor olvidarlo? - preguntó el chico que tenía su respiración agitada después de haber subido las escaleras prácticamente corriendo. - ¿Honestamente creés que es tan sencillo? Después de todo lo que me dijiste y lo que me explicaste que sentiste aquella noche, ¿puedes hacerlo? - Eduardo tomó del hombro al chico y lo invitó a pasar al departamento, evidentemente no quería despertar a sus vecinos con el tono de voz que aumentaba a lo largo del pasillo.
Cuando estuvo dentro, el chico recorrió el lugar con la mirada e inmediatamente enfocó su vista en las puertas corredizas que se extendían del otro lado de la sala y que mostraban una maravilla de ciudad. Pequeñas luces encendidas por todos lados, quedaban en contraste con un manto oscuro y profundo. Un mar de luces que no parecía tener fin.
No pudo evitar entonces, ver hacia donde estaba la habitación principal. La cama estaba deshecha y había ropa por todo el suelo, demasiada para una persona, pensó.
Sintió que su corazón se encogía a cada segundo y cuando vio a Eduardo con solo el pantalón de su pijama, no pudo enfocarse en la perfección de su cuerpo sino que deseó salir de ahí.
Supo que estaba con alguien más.
-Lo siento - dijo entonces él - ahora yo soy el que tengo que irme y te pido que olvidemos todo el asunto. No debí haber venido.
-¿A dónde vas? - preguntó Eduardo quien tenía un rostro cada vez más confundido.
-No debí venir. Estás... estás con... ¿alguien?
-Por favor, toma asiento. Necesitamos hablar.
-¿Eduardo?
-No hay nadie más aquí.
Los dos estaban sentados en el sillón más grande de la pequeña sala, con un par de tragos en unos vasos de cristal con hielo. Fue Eduardo quien comenzó a hablar.
-Lo que te dije por teléfono era cierto, pero solamente lo dije porque era la unica manera en que podía hacerlo. No te lo podía decir de frente. Cuando te tengo de frente... todo lo que pienso se desvanece y lo pierdo entre lo que siento por tí. No puedo- No puedo pedirte que estés conmigo. Supongo que nada podría pasar entre nosotros, por Rodrigo. Pero, ahora... todo es diferente y aún más complicado que ántes. Es verdad que siento que estoy faltando a su memoria.
Eduardo seguía mirándolo fijamente a sus ojos.
-Entiendo que quieras alejarte de mí-
-Lo último que qiuero - lo interrumpió Eduardo - es alejarme de tí. No soporto estar alejado de tí. Nunca he podido sacarte de mi mente.
El silencio los envolvió en la sala del departamento. Lo único que se alcanzaba a escuchar era el aire pasando entre las dos puertas de cristal que estaban a su izquierda.
Eduardo se acercó más al chico y lo tomó del cuello. Lo atrajo lentamente y percibió el sutil y placentero aroma del whisky en su boca.
Todo era excitante y embriagante.
-¿Qué es lo que buscas? - preguntó Eduardo mientras cerraba más su distancia.
-Yo...
-¿Qué es lo que deseas? - sus labios se encontraron y se unieron en un sólo beso.
Dentro del muchacho, desde la fuente de todas emociones, salieron montones de sentimientos. Estaba nervioso y tenía miedo. Pero también estaba emocionado y sentía que el corazón le saldría por la garganta.
La camisa del chico estaba del otro lado del sillón, los vasos descanzaban sobre la pequeña mesa de cristal. Su pantalón estaba en el pequeño pasillo que daba hacia la habitación. Lo que quedaba de la pijama de Eduardo estaba enseguida de la cama y los dos cuerpos descansaban desnudos entre las sábanas blancas, abrazados y unidos por la pasión que los había rodeado las dos horas anteriores.
El departamento estaba totalmente oscuro y en lo único que Gabriel podía pensar era, precisamente, en la interminable oscuridad que lo rodeaba.
Escuchaba a Eduardo dormir tranquilamente a su lado y pensaba, una y otra vez, en las caricias que se habían marcado como tatuajes en su piel. La fuerza de sus labios. Los movimientos de sus caderas y la fuerza de su espalda mientras estaba sobre él, no lo dejaban dormir; así que se levantó y fue hacia la cocina. Intentó buscar algo de tomar y solo encontró la botella de whisky sobre la barra. Llenó su vaso y se paró frente las puertas que dejaban delante de él un vasto jardín oscuro.
Mi ciudad, pensó mientras daba su segundo trago.
Por fin, después de muchas noches, estaba feliz.
Una luz se encendió a su espalda y lanzó el reflejo de su figura completamente desnuda al cristal.
-¿Qué haces despierto? - preguntó Eduardo mientras lo abrazaba desde la espalda. La fuerza de sus brazos lo reconfortaron de una manera inesperada. No había sentimiento de culpa, no había remordimientos ni voces del más allá regresando para atormentarlo mientras dormía.
Al contrario, mientras hacía el amor con Eduardo, e incluso en el momento en que los dos estaban contemplando su reflejo en la puerta, solo tenía en mente el rostro de Rodrigo.
Supo entonces que nunca lo podría olvidar y supo que eso era lo que deseaba: tenerlo en su mente por siempre. Tener un recuerdo vivo de Rodrigo Terracoti, un recuerdo que conseguiría con el propio cuerpo de su hermano. Agradeció estar al lado de Eduardo, cuyo parecido con él era increible.
El recuerdo de algo que había dicho Rodrigo hacía tiempo, llegó a la mente de Gabriel. Recordó lo que le había dicho: todos tenemos secretos.
-Éste será mi secreto, Rodrigo. Mi corazón y mi cuerpo te siguen perteneciendo, y tú sigues estando a mi lado. Como lo prometiste.
Gabriel le sonrió a la imagen del abrazo que Eduardo le estaba dando, pero dentro de su corazón, le sonrió de nuevo a Rodrigo.

jueves, 22 de abril de 2010

Tenías que saberlo

-Eramos muy buenos amigos - le había dicho Eduardo mientras se recarba en la pared frente a él - y no quisiera que eso terminara. Sé que te dolió mucho lo que sucedió, a todos de hecho, pero supongo que lo que debemos hacer es seguir adelante... por nosotros y por él.
-Edua-
-No hay problema - lo interrumpió incorporandose mientras sacaba de la bolsa de su pantalonera su cartera. Tomó una pequeña tarjeta blanca y se la entregó - si alguna vez quieres hablar con alguien, de lo que tú quieras, de él, o de tí; de cualquier cosa, márcame. No quisiera que, después de haber perdido a mi hermano, también pierda a un amigo.
El chico tomó la tarjeta donde estaba impreso el nombre de Eduardo Terracoti y sus números telefónicos, su correo electrónico y la dirección de la oficina donde trabajaba.
-Espero poder vernos pronto - le dijo ántes que se diera media vuelta y se dirigiera hacia la puerta principal.
Ni siquiera traía maleta, solamente había entrado a ese lugar para hablar con él.
Mientras estaba en su habitación, viendo las interminables fotografías de él y Rodrigo juntos, pensaba en lo que había sentido mientras tenía al hermano de su novio frente a él. El parecido con Rodrigo era sorprendente, ya había reparado en esta cuestión, pero no podía quitárselo de la cabeza. Sus ojos estaban enfocados en la pantalla y su corazón le dolía demasiado, no podía soportar la idea de que jamás volvería a sostener la firme mano de Rodrigo, ni probar sus suculentos labios, ni sentir su amor encender su cuerpo en la noche. Jamás.
Sabía que tenía que hablar con alguien. A pesar de que, después de lo ocurrido, no descuidó su escuela y el trabajo de medio tiempo que tenía en el centro comercial, a pesar de que siguió con su vida - o más bien siguió viviendo de una manera inconciente - sabía que tenía que estar con alguien más para poder desahogarse y sacar todo el dolor que traía dentro de su cuerpo. Fue entonces cuando se decidió.
La pequeña tarjeta bailaba en sus manos, de una a la otra. Estaba ya un tanto doblada de las esquinas y tenía pequeñas manchas de café en la parte posterior. La fina caligrafía de Eduardo describía una dirección distinta a la que estaba impresa en el otro lado, era la letra de Eduardo la que le estaba diciendo su dirección personal.
Estaba sentado en el café que siempre había considerado como su favorito. Un lugar agradable que era perfecto para platicar, conocer a alguien, leer o simplemente sentarse a observar a las personas.
Llevaba aproximadamente veinte minutos y era la segunda taza de café que se terminaba. El estómago lo estaba comenzando a resentir porque notó que sus movimientos eran cada vez más torpes. Jugaba con las servilletas y movía las piernas demasiado rápido. Cuando intentaba levantarse se topaba con otras mesas o sillas y manchaba de pronto el piso con gotas de café. Nunca había sido una persona que soportara tanta cafeína pero la ocasión, definitivamente lo ameritaba.
Había quedado con Eduardo de verse a las siete de la tarde y llegó intensionalmente veinte minutos antes de la hora pactada. Quería asegurarse a sí mismo que lo que estaba haciendo, estaba bien.
-Hola - dijo Eduardo mientras tomaba la silla que estaba frente a él y tomaba asiento - me alegra que me hayas hablado... la verdad no sabía si debía marcarte yo, porque pensé que no querías ver a nadie.
-Así es - dijo él con un tono serio y sincero.
El silencio de Eduardo hizo que aclarara inmediatamente lo que en verdad había querido decir.
-No quería ver a nadie pero, supongo que no puedo quedarme encerrado toda la vida ¿cierto?
Eduardo asintió con la cabeza pausadamente y fue cuando aprovechó para pedirle a la simpática mesera, estudiante de preparatoria, un café americano descafeinado.
-¿Problemas para dormir? - preguntó él con una mueca de sonrisa, la primera después de muchos días.
-De hecho... sí. Desde hace algunos meses, no he podido dormir muy bien, aunque café descafeinado no es café, pero no tengo otra opción.
-Fue agradable verte el otro día - Eduardo se sorprendió por el comentario e incluso él mismo se sorprendió de que fuera capaz de haberlo dicho, pero se sintió satisfecho después.
Los chicos conversaron al rededor de una hora y todo fue como era ántes. Dos buenos amigos que no se veían desde hacía mucho tiempo y se estaban poniendo al corriente con lo que había sucedido en sus vidas. Como Eduardo había prometido, hablaron solo de lo que él quiso y para su sorpresa no mencionó a Rodrigo.
-Deberíamos juntarnos más seguido. De hecho - dijo Eduardo mientras dejaba un billete en la mesa - voy el sábado al Moon's, por si te interesa. Me gustaría que me acompañaras es... es la fiesta de un amigo. Tal vez te haga bien un poco de ruido, alcohol y cigarros.
-No fumo, pero seguramente me caerían bien unas cuantas cervezas... o algunos vasos de whisky. Los chicos recordaron una anécdota con el whisky que los hizo reír a carcajadas.
-Mas vale que te mantengas alejado del escocés.
Cuando los dos salieron del local, el rostro de Eduardo se tornó un poco serio y fue cuando lo vio diréctamente a los ojos y habló en un tono casi solemne.
-Quiero decirte algo... acompáñame. Eduardo lo llevó a la vuelta de la esquina del lugar y encendió otro cigarrillo con el zippo plateado. Lo reconoció al instante, era el encendedor de Rodrigo.
-Eso te va a matar ¿sabías? - preguntó el tratando de hacer una broma pero Eduardo soltó el aire con una nube de humo.
-Necesito... fuerza - dijo él.
Al inicio no comprendía de qué demonios estaba hablando, hasta que conforme iba diciendo todo lo que estaba sintiendo entendió lo que quería hacerle ver.
-Mi hermano siempre iba adelante de mí. En muchas cosas, incluso contigo. La noche en que tú y él... comenzaron a salir - Eduardo guardó silencio y dio otra fumada del cigarro.
El chico lo veía fijamente deseando que no siguiera hablando y que cambiara de tema. Realmente no quería hablar de Rodrigo, los recuerdos eran demasiado fuertes.
-Eduardo, sé que no te esperabas vernos esa noche, besándonos. Me imagino la impresión que debió de haber sido ver a tu hermano con... conmigo, pero-.
-Sí fue una gran impresión, la verdad. Pero no por lo que crees. Realmente no sabía que Rodrigo era- bueno, no sabía muchas cosas de él, a pesar de haber sido tan unidos. Pero mi impresión fue más bien porque no esperaba que fueras el que estaba ahí. No quería que estuvieras con él...
-¿Cómo...?
-La noche en que tu y mi hermano- la noche en que los vi besándose, iba decidido a decirte que me gustabas bastante y en mi interior quería que me estuvieras besando a mí.
La noticia llegó sin avisar.
La sorpresa golpeó al chico por todos lados. Su cabeza se transfomó en un campo minado, su corazón explotó y su estómago resintió por fin todas las tazas de café. Pensó que debía comenzar a beber descafeinado.
-¿Qué-?
-Sé que es muy tarde, y sé que tal vez pienses lo peor de mí en este momento, pero tenía que decírtelo. Tenías que saberlo.
El chico solamente guardó silencio, vio fijamente a los ojos a Eduardo y solo pudo disculparse. Alegó que tenía muchas cosas que hacer y se dirigió a su auto, abrió la puerta mientras Eduardo lo llamaba insistentemente por su nombre y encendió el motor. Se alejó de ahí sin decirle una sola palabra más.
No iba prestando atención a lo que estaba haciendo y más de tres conductores tuvieron que llamar su atención de una manera poco amigable.
El chico sostenía el volante con ambas manos y, cuando desvió su mirada para ver por el espejo retrovisor, se dio cuenta que tenía los ojos llenos de lágrimas y que dos de ellas acariciaban sus rojizas mejillas.
Entre llantos tenía en mente solo un nombre. Pero pronunció el que menos esperaba.
-Eduardo...

miércoles, 21 de abril de 2010

Todos los Recuerdos

No había un solo lugar disponible para estacionarse aquella tarde y después de varios minutos de estar buscando, encontró un pequeño lugar en donde detener su vehículo. Se bajó colocándose los lentes para sol mientras ponía sus pies sobre el asfalto negro de que se extendía frente al gimnasio. Mientras cargaba su maleta, con la ropa deportiva, y caminaba hacia la entrada del edificio, pensaba en todas las cosas que tenía pendientes. Un trabajo que entregar y varios exámenes a la vuelta de la esquina. Sabía que tenía todavía ciertas cosas que terminar pero le gustaba regresar a su casa relajado, después de unas dos horas de ejercicio en el ruidoso gimnasio.

Cuando entró, después de mostrar su identificación, se dirigió a los vestidores y a los pocos minutos salió con una pantalonera negra, una playera y sus tenis. Se dirigió entonces a las bicicletas para comenzar el calentamiento para su rutina. Todo, hasta ese momento, estaba bien.

Estaba de pie frente a una pared de espejo, jalando cuerdas que levantaban tres bloques al final de ellas. Dirigió su mirada hacia la puerta principal del lugar y por poco deja caer las pesas al suelo, la sorpresa hizo que se desconcentrara un poco, pero logró mantenerse firme y evitar que el mismo peso lo arrastrara hacia un lado. Naturalmente no era Rodrigo, eso lo sabía perfectamente. No podía ser Rodrigo pero el parecido de Eduardo con él era extraordinario.

En ese momento quiso desaparecer de ese lugar, o al menos correr hacia la puerta al otro lado del lugar, donde estaba el vapor o las regaderas y esconderse ahí dentro, pero supuso que eso sería demasiado notorio, así que decidió simplemente seguir con la rutina de ejercicios y esperar pasar desapercibido. Tal vez, solo tal vez, Eduardo no lo reconocería.

Cuando vio que se estaba encaminando hacia donde estaba él, supo que no habría manera de salir de ahí sin hablar con él.

Pero no estaba listo para hablar con él, no podía enfrentarlo todavía. El dolor estaba demasiado cerca.

―Hola – dijo Eduardo con una voz sumamente agradable. Algo en el interior de nuestro aventurero amigo se retorció y los motivos le perturbaron profundamente. Al menos, el que parecía ser más obvio.

―Ho--- Oh, Eduardo. Hola – contestó con apenas un susurro en su voz.

―Hace tiempo que no te he-

―Sí, he… he tenido muchas cosas que hacer. En la escuela y todo – no quería que Eduardo recordara la última vez que se habían visto, lo recordaba todo sumamente bien. Fue en el funeral de Rodrigo.

Estaba de pie frente al ataúd, con sus ojos cerrados, todavía con la imagen tan hermosa en su rostro. Grabada en sus ojos y en su corazón. Cada susurro y cada gemido que se escuchaban en el pequeño cuarto parecían estar sumamente alejados de él. Se concentró fuertemente en no dejar ir esa última imagen del amor de su vida de frente a sus ojos. Mientras sus piernas abrazaban su cintura.

Estuvieron juntos aquella gloriosa y desastrosa noche. Él estaba recostado sobre su cama y Rodrigo se abría paso dentro de él con movimientos delicados y precisos. El placer subía por todo su cuerpo y se apoderaba de cada parte de él. Todo su cuerpo pedía más y más.

El Rostro de Rodrigo era lo único que estaba viendo ese día mientras estaba tratando de comprender por qué le había sucedido eso al amor de su vida. ¿Por qué Rodrigo? ¿Por qué él y por qué esa noche?

Cuando Rodrigo salió de la casa, se despidió de él en la puerta y se internó en la oscuridad de la calle. Él, por otro lado, entró a su habitación con una sonrisa cuando tuvo de frente el desastre que quedó después de su apasionante encuentro. Las sábanas estaban por todos lados, las almohadas en el suelo e incluso la lámpara estaba tirada en el piso. Nada de eso le importó, solamente encendió su computadora para poder descargar las fotografías que le tomó a un Rodrigo desnudo y juguetón, con una hermosa sonrisa.

Después de eso, pocos minutos después, dos golpes en la oscuridad – y en su corazón – le dieron la peor de las noticias.

Un disparo en el estómago y el otro en el pecho...

martes, 20 de abril de 2010

Recuerdo de Fotografía

Conoció a Rodrigo una noche, después de haber entrado a la universidad en su ciudad. Sabía que el muchacho había ido a la misma preparatoria que él, pero no frecuentaban los mismos grupos de amigos, así que realmente no lo conocía, salvo por algunas cuantas ocasiones que se había topado con él a la entrada de la pequeña cafetería o en algún juego del equipo de basquet.
Cuando lo ubicó en el amplio jardín de la universidad su corazón saltó e hizo que se pusiera nervioso y fue entonces cuando Claudia, su mejor amiga, lo vio con ojos que seguramente utilizarían en algún interrogatorio criminal, y supo entonces toda la verdad. Su amigo estaba enamorado.
La noche en que conoció al chico, pasó tal y como la había planeado (debemos reconocer que no siempre sucede lo que esperas, tal y como lo esperas).
Después de estar horas parado frente a su espejo, hablandole a su reflejo ensayando lo que le diría a Rodrigo en la fiesta, temía que la respuesta del chico fuera de odio y burla. Aunque, lo mejor que podía suceder era que, en cualquier momento, le pidiera que se retirara y lo dejara en paz. Nada de esto sucedió.
Rodrigo fue sumamente amable y le extendió la mano de su amistad para poder conversar un rato, alejados del ruido y la insoportable presencia de jóvenes embrutecidos por el alcohol.
Estaban en un lugar a las afueras de la ciudad donde corría el viento fresco de verano, y desde donde se podía apreciar una vista estupenda de todas las luces y los pequeños autos que circulaban en su ciudad natal. Los dos muchachos estaban sentados con sus respectivos tragos en las manos y mantenían una conversación sumamente casual y natural, como si llevaran años siendo amigos. Aunque tal vez si hubieran sido amigos desde siempre, ese momento no hubiera sido tan placentero.
Mientras veía las fotografías en la pantalla de su computadora, recordaba lo que sintió esa noche cuando, un movimiento impulsado por el alcohol - y más bien por el deseo de estar con él - le tocó la mano. Los dos chicos sintieron el choque eléctrico al momento, recorrer su brazo y atacar de frente a su corazón, sin embargo, la reacción de Rodrigo fue el mostrarle una sonrisa transparente y honesta. Su propia reacción fue bajar la vista al piso y retirar su mano inmediatamente.
¿Qué pasa? Preguntó él al tiempo que levantaba la barbilla de su amigo con su dedo. Fijaron sus miradas y fue ahí cuando todo tuvo sentido. Rodrigo se acercó un poco a su compañero hasta alcanzar a rozar sus labios. Dejó que probara su boca y que se perdiera en los movimientos sensuales de sus labios, hasta que no pudieran respirar.
Conforme pasaban fotografías del chico de cabello oscuro y ojos color avellana, con una sonrisa que lo desarmaba en segundos, se enfocó en los labios. Su parte favorita. Recordó las caricias que tantas veces le hicieron y llegaron a su memoria - a pesar de sus fallidos intentos - imágenes de las marcas que le habían dejado en todo su cuerpo. En cada parte de su piel.
Después de esa noche y de su primer beso, supo que sería realmente feliz al lado de Rodrigo, y así fue por siete maravillosos meses. Hasta que sucedió lo que, muy seguramente, ninguno de los dos muchachos se había imaginado.
¿Cómo llegas a imaginarte que el amor de tu vida va a desaparecer después de haber hecho el amor contigo? Justamente después de dejar su casa, donde estuvieron recostados en la cama por horas, después de despedirse con un hermoso beso y adentrarse en la oscuridad de la calle.
Ninguno supo lo que sucedió. Ni siquiera Rodrigo supo lo que le sucedió aquella noche.
El haber visitado el gimnasio aquella tarde, hizo que algo en su interior explotara, algo que no tenía previsto...

lunes, 19 de abril de 2010

Pensando en él

El muchacho llegó a su habitación. Dejó caer la pesada mochila sobre la cama y suspiró profundamente. Sacó su computadora y la encendió para poder romper con la molesta compañía del silencio. Pensó en lo irónico de la situación: no había nadie en la casa y sin embargo había un molesto ruido en sus oídos, el ruido del silencio, pensó.
En lo que el sistema comenzaba se sentó en el pequeño taburete que tenía a un lado de su cama, se quitó los tenis y aventó sus calcetas lejos de él. Aprovechó la oportunidad para estirar sus piernas y articular un poco los dedos de sus pies, el contacto con la alfombra era sumamente agradable pero no podía sentirse tranquilo. Había algo en la mente y en el corazón del chico que lo hacía estar inquieto, como si algo le hubiera faltado hacer en todo el día.
Tarea... ya la hice - comenzó con una lista de cosas que tenía programadas para esa tarde, su TO DO LIST.
El trabajo de- listo.
Entregué el libro, sí.
Fuí al gimnasio... fue justamente en ese momento cuando alcanzó a comprender lo que le estaba sucediendo. Su ida al gimnasio fue lo que lo puso en ese estado de ánimo, y comprendió cuál era: estaba triste.
La música de su grupo favorito llenaba la habitación de notas musicales e instrumentos que - según sus padres - solo hacían ruido. Agradeció la soledad de su casa.
Sabía que le faltaban algunas cosas por hacer, como imprimir el trabajo que tenía que entregar al día siguiente, y sabía que todavía quedaba una historia por completar. Faltaba el último capítulo de la historia que estaba haciendo. Una que comenzó como un pequeño cuento y que, después de mucho trabajo y alrededor de un año, estaba a un paso de alcanzar las trescientas cuartillas. Cada vez que abría el archivo en su computadora se llenaba de orgullo y de tristeza. Mientras recorría sus páginas con una sonrisa, pensaba que no la podría compartir con su familia o amigos - salvo unos cuantos, entre ella su mejor amiga, pero fuera de unas contadas personas, nadie podría enterarse que estaba por completar la novela de su vida.
A pesar de ser un libre-pensador, escritor abierto a cualquier posibilidad, filosofo y bohemio, no podía desafiar la autoridad asfixiante e inquisidora de sus padres y hermanos, con la publicación y presentación de su primera novela - de la cual, incluso tenía pensado en el diseño de la portada (ya había visto algunos).
Estuvo frente al monitor por algunos minutos pero no podía completar lo que tenía que completar. Así que movio el cursor y lo colocó sobre el ícono de mis documentos, hizo click y una carpeta se abrió ante sus ojos. Viajó hacia donde tenía las fotografías guardadas y abrió la carpeta; montones de rostros conocidos le dieron la bienvenida y los recuerdos comenzaron a fluir como agua de río. Solo que no se detuvo tanto en ellas, sino que viajó a otra de las carpetas que estaban ahí dentro y cuando ésta se abrió el rostro y la sonrisa de Rodrigo le dio la más cálida bienvenida que había tenido en todo el día. Su corazón saltó de emoción pero se encogió de tristeza al recordar lo que había sucedido...

Crónicas entre sábanas y luna


No es que el espacio haya cambiado de administración ni nada por el estilo.

La razón del cambio del título de este blogg es sencilla. Tan sencilla como la vista y la luna.

Esta noche, mientras llegaba a mi casa después de un día de trabajo - oficina, llamadas, correos electrónicos y demás cuestiones -, después de la visita a mi vieja facultad (hogar por cinco largos años que, considero, merece una mención especial que pronto publicaré) para intentar ponerme al corriente con el trabajo de investigación que estoy realizando, después de ver a la persona que amo después de cinco largos días, y después de jugar y corretear con el puberto de nuestro perro; al final del día me encontraba bajando de mi auto y pude observar, a lo lejos, la luna de esta noche de abril, cubierta por una delgada capa de nubes. Afortunadamente ni toda su figura, ni todo su brillo se vieron interrumpidos por los cuerpos abultados que la circundaban en el cielo nocturno.

Afortunadamente pude observarla y fue entonces cuando decidí que sería más apropiado este nuevo encabezado.

Seguiré, entonces, con mi pesada pero agradable y divertida tarea de crear mundos e ilusiones, de dar nacimiento a momentos inolvidables en las mentes de los personajes que me han acompañado toda la vida - y de aquellos que aún no han visto la luz de la creación, aquellos que esperan guardados en la tinta de mi pluma o en las teclas de mi fiel compañera HP.

Seguiré con la creación literaria que parece ser mi único escape a otros mundos y situaciones, donde puedo plasmar lo que soñé, lo que pienso y lo que quisiera que llegara a suceder, tal vez no mañana, tal vez no en miles de años, pero algún día; y si esto no fuera posible aún así sonreiré ya que sabré entonces que mi imaginación fue más grande que nuestra realidad.

Me despido esta noche de aquellos lectores y visitantes anónimos, muchos o pocos, que han pasado sus ojos por este espacio, y les deseo a todos ellos, humanos desconocidos, que puedan llegar a tener la satisfacción de sonreír al final de cada día, en su cama, pensando en los logros y en las personas que van formando poco a poco el rompecabezas de la vida. Espero que todos lleguen a sentir la satisfacción de realizar su labor - cualquiera que ésta sea - como yo disfruto cada noche del día que viví, esperando con los brazos abiertos y los sueños sin amarras, al día que vendrá.

Para aquellos que tengo el placer de conocer, y en especial para aquél que tengo la eterna alegría de amar, les deseo lo mejor.

Me despido...

jueves, 15 de abril de 2010

La soledad de las caricias.


LA soledad de las caricias la sentí anoche cuando dormí sin compañía, la pude experimentar cuando de pronto me encontré envuelto en nada más que oscuridad y silencio. Generalmente esas ocasiones me ayudan a pensar y relajarme, a concentrarme en mis pensamientos y en los deseos guardados en mi corazón. Anoche no pude, desconozco la razón, pero una cosa fue segura: mi único pensamiento fuiste tú.

LA soledad de las caricias que pude experimentar anoche fue inutil y sin sentido. Todo lo que había pensado que haría en mi habitación fue totalmente lo contrario a lo que en realidad sucedió. La soledad de mis caricias fue fría y desconfortante, tal vez habrá sido porque fueron mis caricias y no las tuyas las que me ayudaron a dormir anoche. Cuando pude desahogar mi deseo físico, quedó en mi mente un hueco que nunca ántes se había presentado y la esencia que nos hace viajar a lugares alejados cubría parte de mi abdome, toda la situación me atormentó unos cuantos minutos hasta que pude quedarme dormido.

Anoche pude comprender que aquellos placeres, lejanos de la adolescencia, pierden el sentido y el sabor conforme se acumulan los días en la vida de un hombre. Experimenté la fría caricia de la soledad y extrañe, enormemente, el ardiente aliento de la compañía... de tu compañía.

lunes, 12 de abril de 2010

De Noche en su Habitacion.

El sol de la tarde de abril se estaba poniendo detras de las montanas de nuestra ciudad. La tarde estaba abriendole entrada a la noche y el viento se torno mas fresco que lo que habia sido en todo el dia.

Estaba recostado en su cama conversando tranquilamente y con un sentimiento de paz y serenidad.

-Cuando estoy contigo-le dije apoyado en su pecho-me siento seguro. Sin miedo.

-No tienes por que tener miedo-contesto el mientras acariciaba mi cabello. Me encanta que haga eso.

-Lo se, pero es como si nada me pudiera pasar, como si... Como si despues de un largo viaje llegas por fin a un lugar en donde te puedes sentir tranquilo. Donde llegas a descanzar.

Coloco su mano en mi barbilla y levanto sutilmente mi cabeza. Me perdi entonces en sus ojos color cafe amielados, en sus labios carnosos. Con sus caricias me elevo a las nubes y con su aliento enredo mi cabello como si fuera el soplo que llega desde el oceano.

Me comenzo a besar , y estabamos los dos envueltos por la oscuridad de la habitacion, que sqe hacia mas intensa conforme pasaban los minutos. Sus manos sostenian mi cabeza y sus labios me daban la fuerza que tanto habia buscado. Con sus besos iba borrando las marcas de las lagrimas que habia derramado la noche anterior.

De pronto sus manos se colocaron en mi cintura con un delicioso y sensual abrazo. Jugaba con mi playera -y con mi deseo- hasta que puedo desprenderme de ella. El deseo crecio dentro de mi y se evidencio en mi entrepierna, todo lo que deseaba en ese momento era hacer el amor hasta quedarme sin voz. Naturalmente nos era imposible, no estabamos solos en la casa.

La idea de que nos llegaran a sorprender, besandonos en su cama, semidesnudos, me excito de tal manera que mis manos sedientas de contacto y de placer comenzaron a desabrochar el cinto que estaba en su pantalon. Baje la prenda hasta que toco el piso y yo hice lo mismo con la mia. Me acerque a su miembro que gritaba frente a mi, y lo envolvi con el calido abrazo de mi boca.

Fue una sensacion por demas intensa, obsena? Tal vez... Llena de lujuria? No lo niego, pero envuelta en el amor y el respeto que se que me tiene y que yo le guardo a el.
Me recoste en la cama -con mi pantalon en mis tobillos- y comence a acariciarme lentamente, contemplando el panorama que tenia sobre mi. No tardamos en jadear con mas fuerza hasta llegar al momento de sentir caer la esencia pura de su espiritu en mi pecho y abdomen, que se vio mezclada con mi propia miel.

Se recosto a mi lado y me dio un profundo beso. No tuvo necesidad de que me dijera algo... No necesito hablar, sus labios les dijeron a los mios todo lo que su corazon estaba sintiendo.

-Seguimos adelante -me dijo con una sonrisa- sin dejarnos vencer.
-Sin dejarnos vencer -le conteste.

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Para todos aquellos que han llegado a experimentar el amor a traves del contacto con el cuerpo.

Porque no solamente es cuestion de satisfacerse fisicamente, pero la ventana al exterior del corazon, es nbuestro propio cuerpo.
B Safe!

Especialmente para Thadeus, con quien he compartido momentos inigualables que se quedaron en mi corazon y en mi mente. Gracias por todo, por los consejos, por las palabras. Gracias por el apoyo y por aguantar mis gritos de enojo.
Gracias por recibir mis caricias y por llevarme a lugares exoticos y sensuales a traves de todos mis sentidos, gracias por estar a mi lado cuando estoy enmedio de un mar de gente y cuando siento que todos los demas se han ido.
Con amor...


Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

domingo, 4 de abril de 2010

Pensamientos en Incienso y Cera.

Esta noche fue una de recuerdos e imagenes de una vida que solia tener. El entrar a esa iglesia en particular, me hizo recordar todo lo que vivi ahí dentro y todas las preguntas sin respuesta que se anidaron en mi mente.

El cambio estetico del lugar es notorio, si no supiera que ese es el lugar, seguramente no lo reconoceria. A pesar del cambio, que atrapo mi vista cuando atravece las puertas; tuve una sensacion de estar en un lugar completamente familiar, supongo que tres anios y medio no se olvidan tan facilmente.

Cuando me sente en esa banca de madera, tipica de los recintos religiosos, intente relajarme y recordar los buenos tiempos que tuve en ese lugar. No se a que se devio, realmente, pero tuve unas enormes ganas de comenzar a llorar.

Tan pronto me sente quise salir corriendo de ahí. Sin embargo, no fue por una situacion dolorosa, o tragica -afortunadamente- sino que en realidad fue por la nostalgia de encontrarme con recuerdos de anios pasados.

Cuando las luces dejaron de emitir su calido brillo, la oscuridad me dio la tranquilidad que andaba buscando, asi que quise comenzar a pedir algo que me parece de suma importancia tener: ubicacion.
Pedi estar con los pies en la tierra en cuanto a lo que soy, en cuanto a lo que quiero hacer y en cuanto a con quien quiero estar.

No pude evitar preguntarme, mientras estaba ahí, como era posible que las constantes palabras de amor, ayuda y comprension sean enmascaren las persecuciones que hacen a MI gente, personas como yo, profesionistas que -en el mejor de los casos- entienden como funciona el mundo y que sabemos no podemos contra tanto, nosotros solos. Pero, que sucede con los mas jovenes? Ninos y ninas que, como yo, tuvieron dudas y estuvieron asustados por admitir que preferian algo diferente.

Pensemos un momento y reflexionemos en esto. La vida de una persona busca lo divino paea encontrar seguridad, tranquilidad y confianza. Por que, entonces, la iglesia no nos da eso que buscamos? Espero, sinceramente, estar equivocado y que no sea como me sucedio a mi.

Espero que aquellos como yo, homosexuales que se llegan a sentir como yo lo hice, perdidos y defraudados por una sociedad que no entiende y no acepta el ritmo de su propia evolucion, espero que aquellos jovenes que buscan ayuda -no para cambiar, sino para encarar al mundo- la lleguen a encontrar en esa esperanza de vida que llamamos Dios.

Francamente el condenar al acto, y no al actor, es una cuestion que no puede tener ni pies ni cabeza. Como puede ser posible que separes la una del otro? Como puede ser que la religion, "mi" religion -la cual me impusieron desde mi nacimiento, con rituales tradicionalistas-sea la que me sensura en el momento mas sagrado de la vida: el amor.

Despues de todo, el homicida es quien mata, y el amante es el que ama. Todos las mismas personas, junto con nuestros actos, porque a fin de cuentas debemos tomar nuestra "cruz" y seguirlo, que no?
Entonces por que decir, "si deseas seguirlo debes dejar atras todo lo que has hecho", aun cuando eso implica tus gustos, tus decisiones y acciones. Por que olvidarnos de las personas que amamos, por que olvidarnos de aquel chico que ame o del hombre con el que voy a compartir mi vida.

Si esa es su postura, esta es la mia.

A mi parecer, mucha gente ha puesto -y no por voluntad propia sino por ensenanzas "institucionales" de la iglesia- a esta organizacion que por siglos anhelo, y sostuvo, un poder importante; antes que el creador de todo, antes que el verdadero salvador del mundo -quien, por cierto, no es el Vicario de Cristo, sino el mismo Cristo.

Me pregunto, que pensara Cristo de esta Iglesia que esta en millones de hogares por todo el mundo. Que pensara de toda la devocion y de toda la tradicion que se ha convertido en lo mas importante?
Si volviera a presentarae, seguiriamos al hombre sencillo que llega a pasar de una manera desapercibida? O iriamos tras el hombre vestido de oro y que -aunque sin corona- es tratado como la realeza? Dejaremos de lado al verdadero Rey?

La verdad de las cosas es que son temas realmente subjetivos, y que naturalmente todos tienen su perspectiva en el asunto. Puesto que es factible que el hombre haya creado primero a la religion, y despues por cuestion logica, al Dios que fundamenta esa religion, en lo personal, considero que el Dios que vive dentro de mi -y de muchos otros, extraviados en las arenas del mundo- es uno de amor eterno e infinita compasion.

Es un Dios que no se detiene a ver la lista de acciones buenas, sino que es uno que simplemente extiende sus brazos para recibir nuestro abrazo.

Lo unico que pido, en momentos de problemas y turbulencias, es la fuerza para seguir adelante y en lo personal me han bendecido con la compania que necesito al tenerlo a mi lado. Al hombre que amo. Cuando tomo su mano, siento esa fuerza, su calor, el latir de su corazon, y cuando me voltea a ver fijamente, no pienso en otra cosa mas que en sonreir. Ya que la sonrisa es la manera mas sutil de decir te amo.

Te amo Thadeus por permanecer a mi lado y ayudarme a superar obstaculos tras obstaculos.

A pesar de todo, me senti tranqiulo y eso siempre ha sido algo que me a agradado al salir de ese lugar, me agrado que esa sensacion de paz siga ahí... Despues de tantos anios.

Espero pronto regresar a ese lugar, pero alejado del bullicio de las seremonias y ritos que envuelven esas paredes. Regresar como antes lo hacia, en soledad y en silencio, para reencontrarme nuevamente con El.


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viernes, 2 de abril de 2010

La Sutil y Placentera Caricia de la Oscuridad.

Tus manos recorrían mi cuerpo de una manera muy sensual y ya conocida. Aunque no era la primera vez que me tomabas y me recostabas sobre tu cama, y empezabas a jugar con mis sentidos, aunque ya habiamos hecho eso en muchas ocasiones, todo fue completamente nuevo. Nuevas caricias, nuevos besos y nuevos gemidos.

En la oscuridad de tu habitacion el tiempo se detuvo y tuvimos la oportunidad de recordar aquellas noches cuando dejabamos salir nuestros deseos sin preocupacion o intimidacion. En la oscuridad de tu habitacion nuestro pecho, abdomen y la mano que sostenia el Cetro de Fuego; brillaban de una forma hionotizante. Desconozco si era por el destello de los aparatos electronicos, pero me gusta pensar que es el resplandor de nuestro amor, lo que hizo que nos cubrieramos con la manta de color azul y plata.

Recuerdo las caricias y los trazos que dejaron tus dedos en mi piel. Porque cada lugar que tocaste quedo marcado con el pincel del deseo. Cada lugar que acariciaste quedo marcado como algo sagrado y privado entre nosotros dos. Fue algo que sera solamente de nosotros, por todos los anios que faltan por venir.

Deseaba con ganas que me despojaras del asfixiante abrazo de mi ropa, que me liberaras de la prision de los buenos modales y el decoro.

Al dormir solo en mi habitacion, recorde las caricias que me diste y ese dulce placer que me trae el recordar me llevo a elevar mis sentidos al, todavia, muy inexplorado mundo de la lujuria y la satisfaccion.

"Con tu recuerdo en mi memoria, puedo hacer el amor con la luna"

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Con especial dedicacion a mi companero en este viaje. A mi consejero, mi prometido.
Mi siempre fiel lector, cuyas palabras de aliento me ayudan a seguir adelante y, las criticas a tener atencion en cada uno de mis pasos.
Escribo esto, aun cubierto por las cobijas de mi habitacion, quienes son las unicas que presencian mi deseo de dormir a su lado todas las noches.
Gracias por este tiempo juntos, gracias por los interminables besos, por los inacabables abrazos y las eternas caricias que me das. Hemos pasado por tantas cosas malas, por tantas situaciones dificiles y estresantes, pero prefiero tener una vida con problemas, a tu lado, que una utopia completamente fantastica, y vivirla solo.
Feliz 2 de abril. parece que hace cuatro meses comenzamos nuestro viaje, pero en realidad hace tres anios, cuatro meses. Te amo, felicidades.

Solo dos cosas pueden explicar la emocion que tengo dentro de mi, mi amado Thadeus, gracias, y te amo.
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