Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

martes, 29 de marzo de 2011

De textos polvorientos

De textos polvorientos está lleno mi librero. Obras que disfruté con demasía leerlos, y otros que ni siquiera he podido pasar del prólogo.



En fin, supongo que es una de las delicias de conseguir un libro, poder darnos el lujo de comenzar a leer y decidir (con base en el contenido) si continuamos o lo dejamos de lado.


En esta ocasión, dentro de las entradas en donde expongo algunos extractos, tomamos a Lestat el Vampiro, el segundo título de la primera entrega de las crónicas vampíricas.



“Caía ya la tarde. El sol entraba al sesgo por la ventana y el fuego del hogar estaba muy vivo. Y… estábamos muy borrachos. No habíamos llegado a pedir la cena y yo me sentía más feliz que nunca en mi vida. Me acosté en el apelmazado colchón de paja del camastro con las manos detrás de la cabeza, observándole mientras sacaba el instrumento.


Se llevó el violín al hombro y empezó a puntear las cuerdas mientras las afinaba ajustando las clavijas.


Después levantó el arco y lo dejó caer con fuerza sobre las cuerdas para hacer sonar la primera nota.


Me incorporé hasta quedar sentado y apoyado con la espalda contra la pared de madera; le miré fijamente, pues no podía creer en el sonido que empecé a escuchar.


Entró en la melodía desgarrándola, arrancando las notas del violín. Y cada una de ellas era translúcida y vibrante. Nicolas tenía los ojos cerrados, la boca un poco distorsionada, el labio inferior ligeramente ladeado; y lo que me encogió el corazón casi tanto como la propia tonada fue ver cómo todo su cuerpo se fundía en la música, cómo su alma se apretaba al instrumento como si fuera un sensible oído más.


Jamás había escuchado música como aquella, tales vigor e intensidad, los rápidos y brillantes torrentes de notas que surgían de las cuerdas. Estaba interpretando una pieza de Mozart y tenía toda la alegría, la ligereza y el intenso encanto de cuanto Mozart escribió.


Cuando terminó, yo estaba mirándole, y me di cuenta de que yo tenía mi cabeza apretada entre ambas manos.


―¿Qué os sucede, monseñor? ―exclamó él, casi con impotencia.


Me puse en pie y le estreché entre mis brazos y le besé en ambas mejillas y besé el violín.


―Deja de llamarme monseñor ―le dije―. Llámame por mi nombre.


Me tendí de nuevo en la cama y hundí el rostro en el brazo y romí a llorar y, una vez hube empezado, no pude parar. Él se sentó a mi lado, me abrazó y me preguntó por qué lloraba, y, aunque no pude explicárselo, advertí que estaba abrumado por el efecto que me había producido su música. En ese instante, no había en Nicolas el menor sarcasmo, la más mínima amargura.


Creo que, esa noche, él me llevó al castillo de mi familia.


Y, a la mañana siguiente, yo estaba en la zigzagueante calle empedrada, delante de la tienda de su padre, arrojando piedrecitas a su ventana.


Y, cuando al fin asomó la cabeza, le pregunté:


―¿Quieres bajar a continuar nuestra conversación?”



Lestat el Vampiro.


Título original: The Vampire Lestat


1ª edición agosto 2004.


Ediciones B, S.A., 2004.


ISBN: 84-666-1688-8

sábado, 26 de marzo de 2011

Visita

Esa deliciosa noche de inicio de verano, las alas del angel agitaron la tranquilidad de la noche. Cuando se propuso comenzar su vuelo y regresar a casa, sobre las nubes plateadas, recordo a aquel humano al que vio esa tartde, antes de que el sol se pusiera detras de las colinas.
Volo sobre la ciudad, entristezido por los crimenes que sucedian en ella, sintiendose mal por la injusticia, por la muerte que llegaba de improviso en un callejon despues de una fuerte detonacion. Volo sintiendo una profunda pena por los padres que abandonaban a sus hijos o por los amantes que golpeaban su corazon con palabras de sangre.
No soportaba mucho bajar a este mundo, la pobreza, la tristeza, el llanto, la soledad y el desamor eran cosas de todos los dias. Sin embargo, solia bajar con mayor frecuencia, despues de que vio al chico jugar alegremente con el hermoso perro dorado, que sin mas ni mas tenia un nombre perfecto: Angel.
El era un angel, su perro se llamaba Angel, y el humano tenia una figura simplemente angelical.
Volo aquella noche hasta llegar a la habitacion del muchacho. Se mantuvo ahí fuera unos cuantos minutos, con las enormes alas extendidas con toda su magnitud y esplendor. Observo a traves de la ventana y lo que pudo contemplar lo perturbo bastante.
El chico estaba recostado, cubierto con algunas cobijas y con sus ojos cerrados. Pero algo habia en la expresion del rostro del muchacho, algo habia en la respiracion que tenia y algo se dejaba ver en los delicados movimientos que hacia debajo de las cobijas.
El angel observo con atencion. La criatura era hermosa, en verdad bellisima, pero los movimientos que se describian en secreto, debajo de las cobijas, a salvo de las miradas inquisitivas de la gente, envueltas en un delicioso mundo de oscuridad ideal para sus propositos; le resultaron sumamente seductoras.
Pocos minutos despues, el muchacho que tenia sus ojos cerrados, rompio en gritos ahogados y espasmos de placer que se ahogaban en su garganta... Entonces comprendio lo que sucedia.
El angel supo que sucedia...

viernes, 25 de marzo de 2011

Quoting...

"Forgive me Father... im guilty of the deadly sin: I´m human.
How many Hail Marys is that?"
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Una frase bastante intensa, a mi parecer, además de adecuada.
Describe nuestra naturalerza, describe todo lo que somos capaces de hacer...
todo lo que hemos hecho,
todo lo que haremos mañana, o quizás pasado.
Somos humanos... lloramos, reímos, gritamos, amamos... y el mundo no termina ahí
Somos humanos y tenemos todo el camino delante de nosotros, ¿qué mejor manera de caminar, que hacerlo acompañado?
En verdad nos hace reflexionar... al menos funcionó conmigo
Es una línea de la película boy culture, que acabo de ver y recomiendo ampliamente.
Por cierto, si alguien sabe dónde puedo conseguir la novela (del mismo título) les agradecería me dijeran... me interesa leerla. Saludos.

Recuerdo

Por fin viernes! Fin de semana.

Recuerdo que hace algunos anios, cuando aun estaba en la facultad, esperaba el viernes para sacar mis mejorea trapos y encontrar alguna 'reunion' casual donde asistian toda una bola de desconocidos y otros mas conocidos. Recuerdo que planeabamos tomar, tomar, tomar y tomar todo lo tomable y que al final de la noche (afortunadamente) regresabamos a salvo para soportar el castigo que nuestro propio cuerpo nos daba. Una terrible cruda.
Aquellas fiestas de la uni, eran geniales. Y mas hacia los primeros semestres cuando incluso iba esperando encontrarme a alguien interesante (y guapo) para platicar, tomar alguna bebida y despues... No sabia! Ese era el punto! Esa era la emocion! El no saber, pero esperar que ALGO sucediera. Era emocionante... Aunque en realidad me propuse nunca llegar a tener 'algo' con 'alguien' de mi facultad, pero a fin de cuentas era viernes! Un dia genial! (O martes, miercoles, jueves...) Los dias no faltaban en la facultad.

Y ustedes... Que hay de sus dias en la uni? De sus viernes, o martes o jueves, que salian (o salen) de noche buscando... Que?

jueves, 24 de marzo de 2011

Pensamiento

De mi alma nace la llama que enciende el deseo de caminar.
Desde la mitad de mi pecho, un grito desea salir y quebrar el frio y profundo silencio.
La intensidad con la que amo, con la que vivo, con la que sonrio (a pesar de todo), surge desde el fondo de mi corazon,
Y es por eso que, jamas, dob legare mi cuerpo ni mis fuerzas ante la adversidad.

Un agula desea emprender el vuelo, un angel anhela expandir sus alas,
Una verdadera emocion y apnace en mi interior al imaginar, sin limitaciones,
Una vida a tu lado.

Comprende: no soy perfecto, no pretendo serlo puesto que jamas llegare a eso,
No pertenezco a la realeza... Pero la joya mas presiada que tengo, llebva tu nombre grabado con sangre.
De mi pecho el aguila desdea elevarse, acariciar los cielos
Como tus manos acarician mi piel.
Desde mi corazon, ese angel decide renunciar al paraiso... Porque sabe que en tus brazos
Estara en un eterno eden de felicidad y vida, en tus brazos tendra todo lo divino...
Y todo lo humano.

El angel quiere salir, volar a tu lado y dejar sus virtudes para convertirse en tu companero,
el aguila quiere volar, alto en las nubes, tal y como me haces sentir cuando tomas mi mano,
El fuego en mi pecho arde, por el angel y el aguila, y alimenta el profundo sentimiento de amor,
Ese que compartimos tu y yo.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Una estupenda pelicula, con una magnifica persona.

No hay nada mejor que una buena comedia romantica que describa el inicio de una relacion... Muy patrecido a como sucedio en la vida real.
Te amo y simplemente me encanta pasar una tarde a tu lado, con risas y unos ojotes de corazon!

Te amo
Thad!

domingo, 20 de marzo de 2011

Compartimos

Compartimos caricias, compartimos miradas y sonrisas.
Juntos, compartimos nuestra alma y nuestros corazones.
Al lado el uno del otro, compartimos segundos, minutos y dias,
Te entregue mi cuerpo, me entregaste tus ojos cerrados y los labios abiertos,
En un grito completamente silencioso.

Compartimos caricias, sudor y oscuridad. Luz de luna y viento nocturno,
Nos unimos fisicamente y compartimos alma y corazon.

jueves, 17 de marzo de 2011

Otro extracto...

“It took a moment for Jeff to realize that Stephen was walking away down the curb. His legs tensed up, forcing the beer can to upend and clatter to the asphalt. Jeff was about to reach for it when he saw that Stephen had stopped several yards from the Honda, his head cocked toward the night sky. And then Jeff saw it, too.

Jeff´s first thought was: Impossible.

The halo of the streetlight just beyond Stephen was frenzied with flecks of white. They looked like moths. Jeff felt icy pinpricks across the back of his neck. He reached up instinctively and brought his hand away: moisture on his palm. Stephen was set in place. The air was filled with it, tumbling flecks of white that dappled the pavement around them.

“Snow,” Stephen said, his voice resonant with revelation. He reached out and lifted his head, squinting. Laughter broke from within him.

For a brief instant, Jeff believed that Stephen had caused it. But no, he was the angel embracing it ―a tall, wiry silhouette, head thrown back, arms thrown out to embrace de falling impossible.

Jeff wrapped his arms slowly around Stephen´s waist from behind. His hand did not clasp around Stephen´s stomach until Stephen tilted his head back slightly, opening his eyes only to be blinded by the snow. Jeff felt Stephen go rigid for a second, before his body slowly rocked back against Jeff´s, allowing Jeff´s entire weight to support him. Stephen´s arms wilted to his sides. Jeff´s lips met the nape of Stephen´s neck with a hot rush of breath. He held his mouth there as Stephen´s head gently rolled backward, fitting perfectly onto Jeff´s shoulder.

Jeff´s bottom lip became delicately caught between both of Stephen´s. Half a minute passed before Stephen opened his mouth. For a while they shared breath. Both felt for the first time what it was like to be lost in another person and momentarily free of one´s self.

Desire. Balance. Hunger. Their relationship had blossomed in the weeks following their unexpected reunion. In each other´s presence they felt filled, each man answering some question that had been nagging the other all his life. They attacked each other´s bodies with a mutual ferocity.

And now Jeff was taking Stephen to a frat party.”

A density of souls: a novel/Christopher Rice.―1st ed.

ISBN 0-7868-6646-2



martes, 15 de marzo de 2011

La historia de Johann

. . .

"―Te tengo una pregunta más…

―¿Cuál?

―Lo que hicimos en tu habitación… ―mi tono de voz era demasiado urgente y elevado, pero no me importó que alguien más nos escuchara―, ¿qué fue para ti? ¿Un ritual, una ceremonia o quizás algo más vulgar?

―Fue algo infinitamente más fino que todo eso… más sutil y maravilloso que todas las experiencias espirituales que haya presenciado. Créeme Johann, hacerte el amor, fue lo más puro que jamás he sentido.

―Que tengas buen día ―dije mientras me dirigía torpemente hacia la salida del local.

Choqué contra algunos muchachos en el camino y contra un mesero. Estaba mareado. No podía respirar y la vista me comenzó a fallar.

Todo a mi alrededor se hizo borroso, todo se tornó gris y de pronto el mundo se vio envuelto en tinieblas. Un manto negro aterciopelado cubrió mi rostro de la manera más sutil y seductora, para experimentar después el duro golpe del suelo de la salida del local y el siniestro beso del viento fresco de la mañana."

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La historia de Johann es el nuevo cuento en el que estoy trabajando (como ya lo había dicho) y este es sólo un fragmento del cuarto capítulo. La trama se complica en el siguiente capítulo, cuando además del supuesto amor que siente hacia el seductor y misterioso Jacques, conoce a quien atormentará sus sueños y sus noches... a quien llenará el espacio vacío en su alma y le hará compañía en la oscuridad de su habitación.

Johann se debatirá entre el mortal pero excéntrico Jacques y el seductor bebedor de sangre...

Cachorros

Cachorrin...

Los dos somos cachorros, aun aprendiendo las cosas de la vida y a correr por este bosque tenebroso, frio y humedo que nos rodea y al que llamamos VIDA.
Somos dos cachorros que apenas se aventuran a correr por los caminos empedrados y a toparnos con ramas secas y arbustos espinosos.
Dos cachorros que recien comienzan sus aventuras de cazar presas pequenas y conquistar territorios que reclamamos como nuestros, de los dos.

Somos dos pequenos lobezbnos que comienzan a separarse, poco a poco, de nuestras manadas con la ilusion de comenzar una manada nueva.
Nuestra propia manada... En donde podamos experimentar juntos, caminar lado a lado, o uno frente al otro para hacer mas facil el camino.
Un lugar comun, donde podamos pensar, reir, beber agua y alimentar nuestros cuerpos y espiritus.

Somos dos cachorros, que anhelan una vida de lobis maduros donde, algun dia, podamos ver con amor a nuestros propios cachorros.

Una pequena, pero muy sentida reflexion.
Te amo...

domingo, 13 de marzo de 2011

Pregunta

Queridos visitantes, una pequeña pregunta.
Intentemos mantenernos concentrados y no desviarnos con la vista tan... colorida.
Chic@s: que estilo de ropa interior se ve más atractivo/sexy/sensual en un hombre, y para qué ocasión.
Es sólo una interrogante que me surgió, para quienes quieran contestar.
Saludos!

sábado, 12 de marzo de 2011

El santuario

“Debía de tener los ojos cerrados, porque de pronto me di cuenta de que Goblin estaba conmigo en la ducha. Abrí los ojos y lo vi justo frente a mí.

Era sólido, tan sólido que el agua resbalaba sobre él, sobre su cabello, su cara y sus hombros. Me miraba fijamente con ojos grandes y vivos.

―Vete Goblin ―dije, que era lo que decía siempre que él me interrumpía en el baño o la ducha.

Pero él no hizo ademán alguno de retirarse, y al mirarlo a los ojos comprendí que estaba obstinado en mantener su postura y que el agua lo estaba volviendo tremendamente fuerte. También caí en la cuenta de que nunca había visto resbalar el agua sobre él de aquel modo; en otras ocasiones, el agua había pasado a través de él. En cambio ahora poseía volumen, poseía un nuevo poder.

Súbitamente me invadió el miedo. Fue como en aquel instante en la iglesia, en el funeral de Lynelle, cuando se arrodilló tan cerca de mí después de la comunión.

Su pene estaba erecto. El mío también.

Sin apartar sus ojos de los míos en ningún momento, tomó el jabón que había sobre la pequeña repisa de porcelana, y se enjabonó bien las manos.

«Pero, ¿cómo es posible?», pensé. Pero lo estaba haciendo, sostenía la pastilla de jabón y, tras devolverá a su sitio, introdujo la mano izquierda debajo de mi escroto, lo asió y, a continuación, cerró la mano derecha alrededor de mi pene.

―No, no hagas eso, para, ¿qué estás haciendo? ―pregunté. Pero él estaba demasiado ausente, y el movimiento de su mano derecha comenzó a hacerse rítmico. Mi pene fue poniéndose cada vez más duro, y mi fuerza de voluntad se esfumó.

Cuando eyaculé, él me rodeó con su brazo izquierdo y me abrazó, y sentí su pene junto al mío y me abracé a su cuello, por un momento incapaz de sostenerme en pie.

Cuando todo terminó, me apoyé contra los azulejos tibios, aún paladeando el placer, con el cuerpo lánguido; el agua caía suavemente y observaba a Goblin interrogante. Su imagen, si podía considerarla una imagen, era más real que nunca.

Cerré los ojos. Me sentía lleno de amor y odio a la vez. Sobre todo, estaba avergonzado, y pensé que todo el mundo diría que aquello me lo había hecho yo mismo y que la historia de Goblin me la había inventado; pero lo había hecho él, y yo sabía que podía hacerlo de nuevo cuando a mí se me antojara. O cuando se le antojara a él. Otra vez. Sí, otra vez, para siempre. Goblin y yo para siempre.”

“El santuario”

De la nueva entrega de las Crónicas Vampíricas

Título original: Blackwood Farm

Traducción: Camila Batlles, Cristina Martín, Sonia Tapia

1ª edición: noviembre 2004

ISBN: 84-666-2016-8

Ediciones B.



Citando a: Anne Rice

Comienzo una nueva serie de publicaciones.

En esta ocasión, comenzaré a publicar citas de mis libros favoritos sobre fantasía y todos los demás temas que me interesan bastante.

No importa el orden de las publicaciones, no son respectivos al lugar de preferencia de los títulos, sino sólo el hecho de publicarlos es lo que me interesa.

Espero que lo disfruten.

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El chico del parque

Estar enamorado, enamorarse perdidamente o creer estar enamorado profundamente, resulta ser a la vez una bendición y una terrible desgracia.

Te puede convertir en un ser sumamente afortunado o en un pobre diablo que se olvida de vivir, de soñar y de añorar.

Desafortunadamente, esta segunda consecuencia me sucedió cuando apenas tenía la risible edad de catorce años. Era tan sólo un mocoso. Un chiquillo que no entendía de la vida o de algo tan complicado como el amor (al menos eso pensaban de mí los sabios ancianos y los intelectuales de más edad que yo). Era un pobre muchacho que creía estar enamorado pero que en realidad no sabía qué era el amor.

Pues hoy vengo a contar mi historia. Mi anécdota en cuanto a ese sentimiento tan terrible y tan hermoso, como lo es el amor. Vengo a contar la historia de mi caminar por este mundo, y para poder hacerlo tengo algo que decirles.

A ustedes, los ancianos, sabios y venerables que me decían: “¿no sabes qué es el amor y aún así sufres de amor?”

A ustedes, quienes me decían: “no sabes de las emociones de la vida que te rodea”, a ustedes sólo les diré unas cuantas cosas, antes de contar mi historia que es lo que me trajo aquí.

Tenían razón. Tenían razón. Cuando me dijeron que no sabía nada del amor o de la vida... tenían razón.

En efecto no sabía nada de SU amor o de SU vida. Un amor y una vida de adultos y supuestos sabios. No sabía ni jota de lo que era ser un enamorado de 35 o un desilusionado del amor de 53. No sabía una sola verdad de la vida y no sabía solucionar los problemas de un hombre casado con cinco hijos. No sabía nada de eso.

Pero sí conocía, perfectamente, la sensación de ser usado por alguien a quien le entregas parte de tu corazón. Sí sabía de la inocencia de los sentimientos de la juventud. Sabia, perfectamente, la desgarradora sensación de estar enamorado sin ser correspondido.

De esos temas, sí sabía.

No de lo que era estar enamorado, bajo su propia perspectiva de adultos y seres experimentados, pero sí de lo que es estar enamorado a los catorce años, de alguien que simplemente deseaba que no existieras (o al menos que no sintieras eso por el).

Como si ser amado por un chico fuera suficiente para convertirse en homosexual.

En aquella ocasión, caminaba por la calle de mi casa. El sol de esa tarde de verano quemaba un poco mi cabeza y me obligaba a traer los lentes oscuros. El camino resultaba ardiente bajo mis pies.

Traía el saco del uniforme de la preparatoria sobre un hombro, la mochila en el otro y el nudo de la corbata suelto, con los primeros tres botones de la camisa, abiertos.

Poco antes de llegar a la esquina de la cuadra de mi hogar, lo vi recargado en un poste de luz. Hablaba por teléfono y su atuendo resultaba sumamente adecuado para el caluroso día: un pantalón de mezclilla, con sandalias y una playera de tirantes que dejaba a la vista un bronceado sumamente sensual, resultado de horas y horas de jugar basquetbol en la calle.

Él siempre fue el atlético de la cuadra. Toño, le decíamos.

Siempre se interesó por el basquetbol, futbol y demás deportes que llegan a ser más interesantes en las canchas de un parque de la ciudad, que en las transmisiones profesionales de la televisión. Me encantaba llegar en las tardes, después de la comida y algunas tareas de la escuela, a observarlos jugar, a él y sus amigos. De pronto, y si tenía suerte, jugaban sin playeras, como si se exhibieran para mí ―al menos eso me gustaba imaginarme―, con sus poderosas piernas y sus deliciosos brazos y pechos que brillaban como armaduras naturales, por el sudor que los cubría.

Solía sentarme en una de las bancas, los observaba y sacaba mi libreta para dibujos. Él siempre fue el deportista, yo siempre he sido el artista.

Lo llegué a dibujar en varias ocasiones y en un sinfín de posiciones. Uno de los dibujos que más atesoré, es el que hice de él en una ocasión que estaba lastimado de una pierna. Acudí, como solía hacerlo, y lo vi sentado en el suelo, a la sombra de un frondoso árbol, con las piernas flexionadas y sus manos y brazos colocados sobre sus rodillas.

En su rostro traía reflejado un sentimiento de desilusión. Añoraba estar ahí dentro, corriendo, brincando, con todos los demás. Me pareció de lo más hermoso y tierno.

Me divertía pensar en llegar a su lado y saludarlo.

―Hola ―quizás le diría, con un tono nervioso pero completamente seguro de mí mismo, como todos esos compañeros de la escuela que no demostraban temor en acercarse a hablar con alguna chica, intentando ser galanes que conquistan a la dama de la película. Caballeros pero atrevidos. A las chicas les gustaba eso… pero ¿a los chicos?

¿Cómo podía acercarme para empezar a conquistarlo? No me importaba, lo que quería era ver sus ojos, dibujar sus ojos.

―¿Me dejas dibujarte?

No podía preguntar eso. Era ridículo.

Pero mientras estaba sentado en esa banca, del parque de aquella colonia, pensaba en lo divertido que sería llegar a hacerlo. En verdad acercarme y hablar con él. Creo que incluso sonreí. Creo que incluso me dije: estás loco, antes de que llegara aquél estúpido y viera lo que plasmaba en mi cuaderno.

―¡EL MARICÓN ESTÁ ENAMORADO! ―gritó ese perro imbécil y corrió con mi cuaderno de dibujos. Mi más grande tesoro volaba lejos de mí.

¿Qué hice entonces? Me quedé viendo como los ojos del amor de mi vida se llenaban de asco y coraje. Permanecí de pie, mientras el gorila con cuerpo de hombre corría para repartir mis dibujos como si fueran vulgares volantes de publicidad.

―¡Son obras de arte maldito inculto!

Me puse de pie mientras el chico de mis sueños y fantasías veía sus propios dibujos. Sus retratos.

Claro, ¿qué podría hacer un chico de catorce años, de cabello largo y con ademanes un tanto femeninos, contra un grupo de deportistas machistas y homofóbicos en una de las tantas colonias de la ciudad donde no comprendían el arte, donde no valoraban los sentimientos y la belleza de las personas por lo que son: personas? ¿Qué podía hacer yo?

Toño tomó el cuaderno y su rostro reflejó sorpresa e indignación. Repulsión. Pero al fin empujó al gorilón que se lo llevó y por poco lo tira al suelo. Se acercó hacia mí, dando un pequeño y casi imperceptible brinco en su pierna izquierda ―la que estaba lastimada― y me entregó el cuaderno.

―Son buenos dibujos… pero guárdalos sólo para ti.

Eso fue todo lo que dijo… ahí terminó todo, para él al menos.

Mi corazón, mientras tanto jamás volvió a recuperarse de aquella tormenta. Lloró lágrimas de sangre y se quebró completamente.

Desde aquella tarde, la oscuridad cayó sobre mi existir. Entonces, ahora les pregunto, a ustedes, sabios y viejos, adultos experimentados: ¿Creen que eso no es conocer el dolor? ¿Creen que sólo ustedes pueden llorar por desilusiones?

¿Creen que pueden afirmar que sólo ustedes se enamoran

miércoles, 9 de marzo de 2011

Anoche

Anoche tuve un sueño maravilloso.
Fue uno de los mas eroticos que he tenido...
Y como siempre, tu estuviste ahi.
Tomaste mi cuerpo, como hoja en blanco, y me recostaste en la cama.
Desnudaste mi piel y besaste toda mi espalda.

Después, mojaste tus dedos con fria pintura
y depositaste tu imaginacion sobre mi...

domingo, 6 de marzo de 2011

Fragmento

De la historia de Johann:

―Me alegra que estés aquí ―me dijo en ese perfecto francés que frecuentemente usaba conmigo.

―También a mi me alegra estar aquí. Contigo ―le dije con una felicidad que era palpable en mi pecho.

―La verdad es que quisiera… ―se acercó lentamente a donde me encontraba yo y me tomó de la cintura. Levantó un poco mi camisa y acarició mi costado― quisiera nunca dejarte ir. Quisiera que no te tuvieras que marchar. ¿Por qué no vives aquí, conmigo? No soporto el tenerte tan lejos… despertar todos los días pensando en ti, y deseando que estuvieras a mi lado. Desnudo… con esa carita de ángel que tienes, con ese cabello tan maravilloso y tu aroma seductor.

―Porque para vivir contigo tendría que deshacerme de mis alas de ángel. No tendría suficiente espacio para poder estirarlas.

―Entonces permíteme arrancar esas alas de tu espalda. Deja que te convierta en un humano, un humano perfecto que me ame incondicionalmente.

Sus caricias se volvieron más insistentes e intensas. Más animadas. Y sus manos, sedientas de carne y piel, acariciaban mi costado con avidez.

sábado, 5 de marzo de 2011

Reflecciones

En cierta ocasión, mientras conducía por la ciudad con el amor de mi vida a mi lado, escuchábamos cierto soundtrack de cierta película sumamente conocida de amor interminable en París y que hace referencia a cierto Molino Rojo; me llegó a la mente una frese que me hizo pensar en silencio por bastante tiempo:

One night in the name of love.
¿Qué haría por una noche en nombre del amor?
Me divierte pensar en las respuestas. Me entretengo bastante en las noches, mientras concilio el sueño, así que ahora les pregunto:
¿Qué harían por una noche en nombre del amor?

Johann

Johann es mi nombre. A la fecha tengo 23 anos, y esta es mi historia.

La historia de Johann es contada en primera persona y es, justamente, como inicia con su relato. He venido publicando varias entradas relacionadas con el (sin saber que era el...) La primera fue 'Aquella noche cuando el vampiro me hizo el amor', posteriormente otra de las entradas era en relacion a como un personaje sufre porque no puede igualar las caricias que su amado le daba, por si solo. Por ultimo, la siguiente entrada se refirio a aquella idea que el personaje tiene en cuanto a un futuro (y muy poco probable reencuentro) con el eterno e inmortal amor de su vida. Me gustan esas dos palabras: 'Eterno' e 'Inmortal'. Eterno es el amor de un Inmortal, Johann lo sabe bien, pero enfrenta la soledad despues de que su amante lo deja.
Todas estas entradas, y algunas que siguen, son fragmentos de la novela de Johann (que hace una o dos semanas comence), igual que el que sigue, espero que lo disfruten.