Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

domingo, 31 de mayo de 2015

Hades

Hades


En la mitología griega, Hades (el ‘invisible’), el dios del inframundo, era un hijo de los Titanes Cronos y Rea. Tenía tres hermanas, Deméter, Hestia y Hera, así como dos hermanos, Zeus (el menor de todos) y Poseidón. Juntos constituían los seis dioses olímpicos originales.


Tras hacerse adulto, Zeus logró obligar a su padre a que regurgitase a sus hermanos. Tras ser liberados, los jóvenes dioses, junto a los aliados que lograron reunir, desafiaron el poder de los dioses mayores en la Titanomaquia, una guerra divina. Zeus, Poseidón y Hades recibieron armas de los tres Cíclopes como ayuda para la guerra: Zeus los truenos, Poseidón el tridente y Hades un casco de invisibilidad. La noche anterior a la primera batalla, Hades se puso su casco y, siendo invisible, se infiltró en el campamento de los Titanes y destruyó sus armas. La guerra duró diez años y terminó con la victoria de los dioses jóvenes. Tras esta victoria, según a un único pasaje famoso de la Ilíada, Hades y sus dos hermanos menores, Poseidón y Zeus, echaron a suertes los reinos a gobernar. Zeus se quedó con el cielo, Poseidón con los mares y Hades recibió el inframundo, el reino invisible al que los muertos van tras dejar el mundo, así como todas las cosas bajo tierra. Fue así como los tres hermanos se convirtieron en los dioses supremos de la cultura griega.


Hades obtuvo su consorte definitiva y reina, Perséfone, mediante artimañas, en una historia que conectaba los antiguos misterios eleusinos con el panteón olímpico en un mito fundacional del reino de los muertos. Helios le dijo a la llorosa Deméter sobre Hades «que no es un indigno yerno el soberano de tantos, que es de tu misma semilla y sabes bien dónde vive y qué lote le tocó cuando se hizo el reparto entre los tres hermanos...»


A pesar de las connotaciones modernas de la muerte como maldad, Hades tenía en realidad un carácter más altruista en la mitología. A menudo se lo retrataba más como pasivo que como malvado: su papel era a menudo mantener un relativo equilibrio.


Hades reinaba sobre los muertos, con la ayuda de otros sobre los que tenía completa autoridad. Prohibió estrictamente a sus súbditos abandonar sus dominios y se enfurecía bastante cuando alguien lo intentaba, o si alguien trataba de robar almas de su reino. Era igualmente terrible para quien intentaba engañar a la muerte o cruzarla, como Sísifo y Pirítoo descubrieron para su desgracia.


Aparte de Heracles, las únicas personas vivas que se aventuraron en el Inframundo fueron todas héroes: Odiseo, Eneas (acompañado por la Sibila), Orfeo, Teseo y, en un romance posterior, Psique. Ninguno de ellos estuvo especialmente satisfecho con lo que presenciaron en el reino de los muertos. En particular, el héroe griego Aquiles, a quien Odiseo conjuró con una libación de sangre, dijo: «No me hables con dulzura de la muerte, glorioso Odiseo. Preferiría servir como mercenario a otro antes que ser el señor de los muertos que han perecido.»


sábado, 30 de mayo de 2015

La fantasía


Poseo un gusto genuino y delicioso por la fantasía.
La magia y los seres que crea, en libros, películas, cuentos; historias y verdades, mitos, realidades, se muestran con soltura y naturalidad.
No se necesita vivir en un mundo de hadas o hechiceros, basta simplemente con acariciar las portadas y pasar las páginas u oprimir el botón de play; basta con fijar los ojos en la primera letra de la primera palabra, luego en la segunda, la primera coma, el primer punto; basta con estas simples acciones que inevitablemente nos llevarán hasta un lugar repleto de fuerzas ocultas, criaturas inimaginables y la interminable lucha del bien y el mal.
Así, la fantasía te envuelve con cada párrafo que pasas, con cada hechizo conjurado; con la irresistible pugna de lo hermoso y lo terrible. Y es que no solamente lo absorbo como cualquier obra, sino como una necesidad de ser y espíritu. No solamente te aleja de la sobrecogedora realidad —más brutal incluso que los días de ese mundo—, sino que te adentras en nuevas expectativas, nuevas visiones y con la nube más alta del firmamento al alcance de tu mano. Con la fantasía, como realismo mágico, mitología o de cualquier tipo, te encuentras inmerso en un universo sorprendente, que consideras accesible en cualquier momento.
La magia que la fantasía ofrece resulta incompatible con la decadencia del mundo real; incongruente con lo que experimentamos, día a día, en las calles de nuestras ciudades o en las habitaciones de nuestros hogares.

Por eso, en un intento de escapar del mundo en el que vivimos, me permito nadar en las historias fantásticas.

sábado, 23 de mayo de 2015

Ares

En la mitología griega, Ares (en griego antiguo Ἄρης) se considera el dios olímpico de la guerra, aunque es más bien la personificación de la brutalidad y la violencia, así como del tumulto, confusión y horrores de las batallas, en contraposición a su hermanastra Atenea, que representa la meditación y sabiduría en los asuntos de la guerra y protege a los humanos de sus estragos. Los romanos lo identificaron con Marte, dios romano de la guerra y la agricultura (al que habían heredado de los etruscos), pero éste gozaba entre ellos de mucha mayor estima.


A pesar de ser identificado como dios de la guerra, no siempre sale victorioso en los combates. De hecho, resulta varias veces herido, sobre todo en sus enfrentamientos con su hermana Atenea, divinidad también guerrera. También resultó herido dos veces por Heracles y humillado por Hefesto. Se lo representa como hijo de Zeus y Hera, aunque existe una tradición posterior según la cual Hera lo concibió al tocar una determinada flor que le ofreció la ninfa Cloris, en lo que parece ser una imitación de la leyenda sobre el nacimiento de Hefesto, y es recogida por Ovidio. También existe una leyenda similar sobre el nacimiento de Eris, diosa de la Discordia. Su lugar de nacimiento y auténtico hogar estaba situado lejos, entre los bárbaros y belicosos tracios, y a éste huyó cuando fue descubierto acostándose con Afrodita.


Los griegos nunca confiaron en Ares, quizá porque ni siquiera estaba influenciado por el espíritu de pertenecer a un bando, sino que a veces ayudaba a una parte y a veces a la otra, según le dictaban sus inclinaciones. Su mano destructiva se veía incluso tras los estragos provocados por plagas y epidemias. Este carácter salvaje y sanguinario de Ares lo hacía ser odiado por otros dioses, incluidos sus propios padres.


«Ares» fue también un adjetivo y epíteto en la época clásica: eran comunes los títulos Zeus Areios, Atenea Areia e incluso Afrodita Areia.

martes, 19 de mayo de 2015

Narciso

En la mitología griegaNarciso (engriego, Νάρκισσος) era un joven muy hermoso. Las doncellas se enamoraban de Narciso, pero él las rechazaba. Entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado aHera y por ello ésta la había condenado a repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera. Por tanto, era incapaz de hablarle a Narciso por su amor, pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando él preguntó «¿Hay alguien aquí?», Eco respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: «¡Ven!». Después de responder: «Ven», Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa, desolada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que sólo quedó su voz.

Para castigar a Narciso por su engreimiento, Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz de apartarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.

domingo, 17 de mayo de 2015

Hermes

En la mitología griega Hermes (engriego antiguo Έρμῆς) es el dios olímpico mensajero, de las fronteras y los viajeros que las cruzan, de los pastores, de los oradores, el ingenio y del comercio en general, de la astucia de los ladrones y los mentirosos. En la mitología romana era denominado como Mercurio. Hijo de Zeus y la pléyade Maya. El himno homérico a Hermes lo invoca como el «de multiforme ingenio (polytropos), de astutos pensamientos, ladrón, cuatrero de bueyes, jefe de los sueños, espía nocturno, guardián de las puertas, que muy pronto habría de hacer alarde de gloriosas hazañas ante los inmortales dioses». Hermes también es protagonista de muchos mitos, como, por ejemplo, el de Filemón y Baucis.

sábado, 16 de mayo de 2015

Aquella vez



No se trataba de pasar el tiempo, cada vez que llegaba hasta su cama; en cada ocasión que desnudaba mi cuerpo, ante sus ojos abiertos por el asombro y la maravilla, quizás envueltos en una nube de erotismo y lujuria, a través de la maravilla del cuerpo y la magia de las caricias, sobre piel desnuda.
No era un momento más —aunque en la sucesión de momentos en nuestras vidas, ése era uno más—; era el momento que vivía, en un lugar determinado. No era una noche cualquiera, pues sabía que mi cuerpo sería llevado al éxtasis, al más profundo placer de las manos experimentadas y ansiosas; no era tan solo un momento y nada más.
Envueltos en silencio y con miradas cómplices, comprometidas con el intercambio de emociones y gemidos aprisionados en gargantas, sonreímos para comenzar.
Llegó el momento de disfrutarlo, con puertas y ventanas abiertas; todo un universo de maravillas y emociones deliciosas. Sus manos tomaron mi cuerpo, acariciaron la piel y se deleitaron con aquella excitación de mi hombría; lamió, besó, mordió.
Observó con satisfacción y compromiso; en sus ojos se observaba el deseo.
Me senté sobre su cadera para recibir su regalo con la mayor disposición. Mis gemidos crecieron y entonces ni siquiera intenté reprimirlos.
El deseo por su cuerpo creció inmediatamente, con mis ojos cerrados y mientras mordía mi labio inferior, mantuve el rítmico movimiento sobre su amor palpitante; de arriba abajo, con la respiración agitada, entrecortada, sin ritmo, consistencia o elocuencia.
A pesar de las ocasiones en que había compartido cama y sudor, sentí como si aquella fuera la primera vez que recibía sus asfixiantes caricias. Me sentía maravillosamente, con anhelos de ser observado, contemplado e idolatrado; incluso, poseído de la manera más humana posible, mediante el recibimiento del (evidente) deseo de mi compañero.
Me recostó sobre la espalda y mis piernas se elevaron al cielo. Mi mirada se clavó en sus ojos y entonces lo recibí de nuevo, con pasión y urgencia. Sus embestidas se tornaron cada vez más rápidas y sus gemidos iniciaron una escalada que me llevarían a una explosión de aromas, sonidos y gritos.
La amarga esencia inundaba mi pecho mientras recuperaba la cordura; mis manos temblaban, una pequeña lágrima resbalaba por mi mejilla; se tumbó a mi lado y besó mis labios.

Aquello, era claro, no se trataba de simplemente pasar el tiempo…

Imagen: Internet.

Apolo

Apolo (en griego: Ἀπόλλων, transl. Apóllōn, o Ἀπέλλων, transl. Apellōn) fue una de las divinidades principales de la mitología greco-romana, uno de los dioses olímpicos. Era hijo de Zeus y Leto y hermano mellizo de Artemisa, poseía muchos atributos y funciones y posiblemente después de Zeus fue el dios más influyente y venerado de todos los de la Antigüedad clásica. Los orígenes de su mito son oscuros, pero en el tiempo de Homero ya era de gran importancia, siendo uno de los más citados en la Ilíada. Era descrito como el dios de la divina distancia, que amenazaba o protegía desde lo alto de los cielos, siendo identificado con el sol y la luz de la verdad. Hacía a los hombres conscientes de sus pecados y era el agente de su purificación; presidía las leyes de la religión y las constituciones de las ciudades, era símbolo de inspiración profética y artística, siendo el patrono del más famoso oráculo de la Antigüedad, el oráculo de Delfos, y líder de las musas. Era temido por los otros dioses y solamente su padre y su madre podían contenerlo. Era el dios de la muerte súbita, de las plagas y enfermedades, pero también el dios de la curación y de la protección contra las fuerzas malignas. Además, era el dios de la belleza, de la perfección, de la armonía, del equilibrio y de la razón, el iniciador de los jóvenes en el mundo de los adultos, estaba conectado a la naturaleza, a las hierbas y a los rebaños, y era protector de los pastores, marineros y arqueros. Aunque tuvo muchos amores, también fue infeliz en ese terreno, pero tuvo varios hijos. Fue representado innumerables veces desde la Antigüedad, generalmente como un hombre joven, desnudo y sin barba, en la plenitud de su vigor, a veces con un manto, un arco y un carcaj de flechas, o una lira, creada para él por Hermes, y con algunos de sus animales simbólicos como la serpiente, el cuervo o el grifo.
Como jefe de las Musas (Apolo Musageta) y director de su coro actuaba como dios patrón de la música y la poesía. Su lira se convirtió en un atributo común de Apolo. Los himnos cantados en su honor recibían el nombre de peanes.
Apolo fue identificado sincréticamente con un gran número de divinidades mayores y menores en sus diferentes lugares de culto, y sobrevivió secretamente a lo largo del florecimiento del cristianismo primitivo, que se apropió de muchos de sus atributos para adornar sus propios personajes sagrados como Cristo y el Arcángel San Miguel. Sin embargo, en la Edad Media Apolo fue identificado por los cristianos muchas veces con el Demonio. Desde la asociación de Apolo con el poder profano por el emperador romano Augusto se originó una poderosa imaginería simbólica de sustentación ideológica del imperialismo de las monarquías y de la gloria personal de los reyes y príncipes. Su mito se ha empleado durante siglos por filósofos, artistas y otros intelectuales para la interpretación e ilustración de una variedad de aspectos da vida humana, de la sociedad y de fenómenos de la naturaleza, y su imagen continúa presente de una gran variedad de formas en nuestros días. Incluso su culto, después de un olvido de siglos, fue resucitado recientemente por corrientes del neopaganismo.
En la época helenística, especialmente durante el siglo III a. C., pasó como Apollo Helios a ser identificado por los griegos con Helios,dios del sol, y de forma parecida su hermana se equiparó con Selene, diosa de la luna. Sin embargo, en los textos latinos Joseph Fontenrose se declaró incapaz de hallar mezcla alguna de Apolo con Sol entre los poetas augustos del siglo I, ni siquiera en las conjuraciones de Eneas y Latino en la Eneida. Apolo y Helios/Sol permanecieron como seres separados en textos literarios y mitológicos hasta el siglo III.


domingo, 10 de mayo de 2015

Callar

Callar es más que dejar de hablar. Callar es cegar nuestra vista y ensordecer nuestro oído a lo que pasa a nuestro alrededor. Callar es conformarse, es no cuestionar; callar es no preguntar.

Callar es mantener una pasividad de pensamiento y confundirla con estabilidad de convicciones; callar es silenciar nuestro corazón y caminar conforme sea dictado. 

Porque, callar es más que cerrar la boca; callar es no aplaudir, no amar, no desnudar alma y cuerpo. Callar es malgastar momentos, segundos, tiempos.

Callar es más que dejar de hablar.

Dionisio

En la mitología clásicaDioniso (engriego antiguo Διώνυσος Diônysos o Διόνυσος ) es el dios de la vendimia y elvino, inspirador de la locura ritual y eléxtasis, y un personaje importante de lamitología griega. Aunque los orígenes geográficos de su culto son desconocidos, casi todas las tragediaslo presentan como «extranjero».

Fue también conocido como Baco (en griego antiguo Βάκχος Bakkhos) y el frenesí que inducía, bakcheia. Es el dios patrón de la agricultura y el teatro. También es conocido como el ‘Libertador’ (Eleuterio), liberando a uno de su ser normal, mediante la locura, el éxtasis o el vino. La misión divina de Dioniso era mezclar la música del aulós y dar final al cuidado y la preocupación. Los investigadores han discutido la relación de Dioniso con el «culto de las almas» y su capacidad para presidir la comunicación entre los vivos y los muertos.

En el panteón griego, Dioniso fue incorporado como hijo de Zeus ySémele, nieto de Harmonía y bisnieto de Afrodita, si bien otras versiones afirmaban que era hijo de Zeus yPerséfone. Se describe a Dioniso como masculino femenino por la sensibilidad que tenìa para interactuar con las mujeres.

El nombre Dionysos es de significado incierto. Su elemento -nysos bien puede ser de origen extraheleno, pero dio- ha sido relacionado desde antiguo conZeus (genitivo Dios). Para los autores griegos, Nisa era una ninfa que lo crió, o la montaña donde era atendido por varias ninfas (las Nisíades), que lo alimentaron y lo hicieron inmortal por orden de Hermes.

El séquito de Dioniso era llamado el tíaso, y estaba formado principalmente por ménades (sus compañeras de orgía).