Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

martes, 30 de agosto de 2011

Palabras

Las palabras

Las palabras nacen en la mente,
las palabras suenan en los labios.
Las palabras chocan en el oido,
las palabras resuenan en la mente.

Las palabras resuenan en la mente...

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lunes, 29 de agosto de 2011

Responsabilidad

Responsabilidad. La palabra responsabilidad ―concepto con bastantes acepciones― requiere un esfuerzo complejo para su cabal desarrollo y entendimiento.
El autor nos afirma que “designa la condición de quien es objeto apropiado de una pena o de un reproche moral”. Con base en esta definición que nos presenta Guido Pincione, podemos recabar importantes elementos que nos llevarán a entender el alcance de la palabra responsabilidad.
Quien se dice apropiado de una pena o reproche, se entiende que es aquella persona que ―como más adelante se desprende de la lectura― deja de observar la conducta que la norma jurídica (en específico la de carácter penal) le exige.
El determinar cuándo una persona es sujeta de alguna responsabilidad penal, exige un estudio importante y por demás de exhaustivo que corre a cargo del órgano jurisdiccional.
Los jueces deben establecer con total claridad los elementos que tienen frente a ellos y que los llevan a determinar la confirmación de una responsabilidad hacia una persona. El estudio de la dogmática penal sirve, en estos casos, para determinar además el grado de responsabilidad que se habrá de atribuir a la persona que infringió la norma jurídica, y solo después de un análisis sistemático, tomando en consideración elementos objetivos, subjetivos y normativos del tipo ―que los conocemos por medio del estudio de la Teoría del Delito― se estará en condiciones de hacer responsable a alguna persona de determinado acto (u omisión).
Así mismo, es claro que debemos encontrar dos elementos importantes para poder determinar una plena responsabilidad. En primer lugar, la voluntariedad se presenta en el ser humano cuando por medio del uso de la razón, del entendimiento que exterioriza una abstracción mental (un elemento subjetivo), nos encontramos ante un verdadero acto de voluntad del sujeto en realizar la acción u omisión, y que ésta o aquella trasgrede la norma jurídica.
Debemos contar con una plena exteriorización del pensamiento, concretamente en un hacer o un no hacer, y así poder adjudicar una responsabilidad.
Sin embargo, y aún más interesante, resulta difícil determinar cuándo un acto o movimiento del ser humano es en verdad movido por la intención del sujeto que lo realiza. Porque sabemos que la voluntad no solamente consiste en el movimiento mecánico que realiza el cuerpo humano (no es lo mismo levantar nuestro brazo a que alguien mas lo levante por nosotros, aunque la acción es la misma).
Así pues, para determinar la responsabilidad en materia penal de un sujeto, resulta indispensable encontrarnos ante actos que se traduzcan en movimientos mecánicos de nuestro cuerpo (y que a fin de cuentas no son más que manifestaciones del propio pensamiento), aunque se requiere precisamente el elemento de la voluntad de querer hacer dicha acción.

martes, 23 de agosto de 2011

Ruido

Despiero esta manana cansado por una noche de suenos intranquilos.

Despierto con los ojos cansados por el esfuerzo de mantenerlos cerrados.

Comienzo este dia con una firme ilusion de que todo salga bien, porque la noche no me brindo sus favores de descanzo y tranquilidad.

Tengo mucho ruido en mi mente, traigo canales de television, radio y cine, todos entrelazados dentro de mi mente y me resulta casi insoportable.

Tengo ruido en mi mente...

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sábado, 20 de agosto de 2011

Noches y mañanas

Es tan reconfortante dormir abrazado de ti.
Es reconfortante dormir con el sonido de tu corazon en mi oido, dormir con tu aroma alterando mi olfato. Dormir con el contacto de nuestros cuerpos desnudos... No hay nada mas reconfortante.

Aunque es igualmente frustrante despertar solo en mi cama, envuelto por las mortiferas y asfixiantes sabanas que horas antes me vieron disfrutar de tu compania en suenos y fantasias. Es frustrante despertar sin ti.
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viernes, 19 de agosto de 2011

De reflexiones de ética

Pues comienzo a adentrarme en los temas reflexibos del "bien", "felicidad", "verdad"... y en otros aún más interesantes como "moral" y "ética".
(¿Por qué escribo cada palabra entrecomillada? Supongo que porque de esa manera respetamos el concepto que cada persona les da a las palabras, así... dejamos en claro que no hay un concepto claro de cada una de ellas)
En esta ocasión, debido a una tarea en la especialidad que me encuentro cursando, me topé con cierto texto de ética, y que me gustó por diversas cuestiones. Les dejo lo que escribí al respecto:

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“´¿Dónde puedo ser de más ayuda para reducir el dolor y el sufrimiento del universo?´”

Mientras me adentraba en la lectura, esta frase captó inmediatamente mi atención. Intenté imaginarme a mí mismo en algún lugar en el que pudiera ser de más ayuda para todos los que me rodean e incluso para mi propio mundo, y así reducir el dolor y sufrimiento del universo.
En primer término, me visualicé en algún lugar de África, donde la desnutrición en niños es un factor que se ve ―y se teme― todos los días. Tal vez pudiera ayudar a organizaciones de nivel mundial a luchar contra el calentamiento global y la destrucción de bosques o el derretimiento de los polos.
Imaginé que quizás pudiera asistir a pláticas y conferencias, o enlistarme en asociaciones en pro de los derechos humanos.
Sin embargo, mientras continuaba con las páginas y los párrafos se albergaban en mi memoria, comprendí que los cambios radicales no comienzan con hazañas igualmente radicales. Quizás es una afirmación por muchos conocida, pero definitivamente por pocos valorada. Los grandes cambios, los cambios importantes, comienzan con cosas tan pequeñas como aquella frase que reza: Tuve un sueño…, o quizás otra con un significado más nacionalista o de identidad como: no te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer por tu país.
Las cuestiones éticas en nuestra vida, en un diario existir y convivir, nos llevan a imaginarnos ―en un primer plano― conductas de negación, de tortura auto-infligida al rechazar las ventajas que el mundo moderno en el que vivimos nos ofrece; el pensar en la ética en nuestra vida, inmediatamente nos lleva a imaginar una existencia en la que no debemos “caer” en las dulces tentaciones del mundo. No debemos contar con aparatos eléctricos ―como computadoras, televisores u hornos de microondas―, porque manifestamos públicamente nuestro descontento con el calentamiento global.
No consumir carne animal, porque estamos en contra de la tortura o el asesinato de bestias de la naturaleza.
Sin embargo, el hablar de ética en la vida del ser humano, según llegué a concluir, nos dice que debemos seguir nuestras ideas ―e ideales― y convicciones que nos dejen un mejor ser y estar para las criaturas del planeta.
Con todo esto, es importante destacar, no me refiero a cuestiones utópicas o realidades imposibles de alcanzar; difíciles de lograr, claro, pero no imposibles.
Seamos coherentes, veamos el mundo como lo que es: un lugar en el que todos convivimos (en ocasiones en mayor armonía que en otras) y del cual todos somos parte. Humanos, animales, niños, ancianos, hombres, mujeres. Heterosexuales, homosexuales; la dignidad humana no responde a etiquetas ni códigos de barras, sino que es nuestra propia “necedad” ―discúlpeseme el término, ya que no encuentro uno mejor― la que nos orilla a clasificar en bueno, malo, detestable o excelente, a un ser humano y no una acción de éste.
Soy de la opinión que el actuar con ética, repercute de una manera tan positiva en las expectativas del hombre, y sobre todo en la visión que éste tiene de su medio ambiente y del mundo que lo rodea, que poco a poco comienza a contagiar a los demás seres que comparten con él los días y las noches.
El actuar con ética representa mucho más que una coherencia en creencias y acciones, ya que nos lleva a alcanzar nuestro mejoramiento y obtener nuestro bienestar para de esta manera dejarle al mundo una mejor sociedad, consciente de sus necesidades y limitaciones, orgullosa de sus logros alcanzados.

domingo, 14 de agosto de 2011

Recuentos

Bien, por fin estoy de regreso en el blog.
Debo ponerme al día en las publicaciones que al menos este fin de semana he hecho varias, lo que me agrada pero me entristece a la vez.
Desafortunadamente no he tenido mucha oportunidad de escribir, tanto en el blog como en las historias que tengo pendientes y en los proyectos en los que estoy trabajando.
Entre el comienzo de una especialidad en el sistema penal, que comencé el viernes; el trabajo y un diplomado que estoy por terminar este mes, no he tenido mucho tiempo para dedicarle a mi crecimiento literario, ya que el tiempo que tengo libre prefiero utilizarlo para mí y el amor de mi vida.

Eso sí, afortunadamente los dos hemos pasado mucho tiempo juntos y es algo que siempre, siempre, es bienvenido.
Tengo varios proyectos ―que precisamente por eso deseo publicar esta entrada― que espero poder realizarlos para el tiempo en que me propuse hacerlos.
El primero de ellos es un relato corto, con cierta trama interesante que la pensé en una de estas noches de tormenta (gracias a la vida, la fuerza o los midiclorians por la inspiración), que pretendo enviar para que llegue a formar parte de la compilación de cuentos homoeróticos 2011 que se lleva a cabo en España, me parece y si es que no estoy equivocado.
Me di cuenta de esta convocatoria (de la obra me enteré hace algunos años, de hecho tengo la compilación 2010) por una entrada que la talentosa Nimphie Knox publicó en su blog hace ya algunas semanas. Me interesó bastante, principalmente porque no encontré mayores limitaciones a la misma, salvo la extensión, formato y contenido del cuento que se ha de enviar. Así pues, decidí dedicarme a elaborar una historia en los meses de agosto y septiembre para a principios de octubre, enviarla.
Otro de mis proyectos en los que me encuentro trabajando, es una nueva novela corta (aún sin nombre) de la que ya he publicado algunos fragmentos.
Se trata de un chico que se dedica a la prostitución.
Nada tienen que ver, en esta historia, los motivos de pobreza, desintegración familiar, abusos y maltratos; en la decisión del muchacho de caminar de noche mientras todos los demás duermen. Nada tienen que ver la depresión y desesperación por encontrar algo mejor en este mundo, en lo que el irresistible joven de veinti-tantos años decide hacer en una cama y luego en otra.
Se ofrece una perspectiva diferente en esta historia a las razones de esta profesión, basado principalmente en la decisión y la libre conciencia del muchacho.
Fue educado en Francia por uno de los mejores “acompañantes” que ha existido. Se instruyó en los aspectos del arte, la filosofía, la ciencia política y demás tratos de alto entendimiento que sus propios clientes le solicitaban, además de sus servicios profesionales entre las sábanas.
Aprende a ser un “servidor público”, ilustrado en temas sumamente variados, con educación y modales, lo que le abre las puertas a ser el chico del lado derecho de los hombres más corruptos, avaros y demás características que determinan el estatus social de los poderosos: religiosos y políticos por igual.
El último de los proyectos, por ahora, está prácticamente terminado. Se trata de un cuento corto: “En busca de un olvido” que me sirve en estos momentos como trabajo de presentación en un taller de discusión literaria al cual comenzamos a asistir Thad y yo el mes pasado. Éste, básicamente relata la historia de dos chicos, que antes solían ser novios y que, mucho tiempo después, forjan una inquebrantable amistad.
El relato se centra en un viaje que ambos realizan y básicamente es un dialogo entre ellos una noche que llegan a un hotel para descansar y continuar viajando a la mañana siguiente.
Estoy corrigiendo la estructura del cuento para presentarlo en el taller y, con miras hacia el futuro, hacer una propia compilación de cuentos, comenzando con éste.

Él...

Me observó profundamente, como si quisiera ver mi alma.
Algo había en sus ojos, algo que me llamaba a tomarlo, correr y besarlo hasta perder la conciencia. Algo tenía que no me permitía zafarme de su mirada escrupulosa. Las llamas del deseo ascendieron desde su interior y se asomaron por sus ojos. El agua le caía encima, pero parecía complacido de este hecho, como diciéndome veme, obsérvame, tómame.


sábado, 13 de agosto de 2011

Aquella tarde, no hace muchos días de hecho, me encontraba sentado en una banca en el parque que está justo frente a la bahía. El sol había comenzado su descenso final, a punto de extinguirse en la interminable e inalcanzable orilla del mar, que jamás vemos pero que sabemos está ahí, en algún lugar metafísico, muy por encima de nosotros; justo para renacer, cual ave fénix, en unas cuantas horas para iluminar un nuevo día.
El ambiente se tornaba fresco conforme pasaban los minutos. Cuando llega el viento desde la entrada de la bahía Caracol, cuando el inmenso e interminable océano envía su aliento hacia nosotros, siempre disminuye la temperatura, es justo ese momento del día en el que más tranquilo y en paz estoy.
La tarde avanzó rápido, o al menos así me pareció ya que solamente me dediqué a escribir y escribir, y en ocasiones tomar una que otra fotografía para agregar a mi colección permanente. Y fue justamente una fotografía lo que me llevó a preguntarme: ¿podré, algún día, sentarme en la orilla rocosa de la bahía, con él a mi lado, y sostener su mano? ¿Podré tenerlo conmigo, como tan profundamente deseo? E incluso si llegara a poder hacerlo, ¿podré hacerlo abiertamente, sin tener que ocultarme de los ojos de mis vecinos y hermanos y su mirada escrutiñadora? ¿Podré hacerlo?
Frente a mí, sobre esas grandes rocas que se extienden a lo largo de toda la bahía, estaban dos chicos, esperando el tan ansioso momento en que las nubes se tornan naranjas y el agua se ilumina por un breve segundo. Uno de ellos, el más bajo, tenía recargada la cabeza sobre el hombro de su compañero; la escena llamó poderosamente mi atención, aunque no la fotografié. Maldita conciencia impuesta que me sigue diciendo lo que está “bien” o “mal”.
Los chicos llevaban algunos minutos, unos veinte o quizás treinta, y en ocasiones hablaban, se empujaban entre risas y diversión, y en otras tantas intercambiaban besos que los colocaba en el hermoso campo que es “el estar enamorado”.
Quise ser como ellos, deseé tener a alguien a mi lado. Pero entonces inmediatamente llegó la trágica sentencia a sus actos.
A mi lado, a unos cuantos metros de la banca donde estaba sentado, un hombre observaba a los dos chicos con un rostro de pocos amigos. Se veía en sus expresiones que no comprendía lo que en verdad sucedía delante de sus ojos: el maravilloso acto del enamoramiento.
Alcancé a escuchar que le decía a una mujer que estaba a su lado, probablemente su esposa: ¿Cómo puede ser que se atrevan a hacer eso, y enfrente de todos los niños? No tienen valores, no respetan a la gente. Son unos degenerados, hijos de…
La mujer a su lado, tan solo se limitó a controlar la rabia del hombre que crecía, pero nada más.
¿Cómo puede ser? Algo tan puro… pensé con tristeza.
En ese momento quise levantarme de mi cómoda banca y dirigirme a él y hacerle entender que el amor no es algo que se deba ocultar, ni de lo que nos debamos avergonzar.
El amor no se limita a las paredes de una habitación ni a las estrechas celdas de una sociedad. El amor es más que eso… mucho más. Pero entonces una pequeña niña, de cabellos rubio, se acercó corriendo hasta donde estaban los muchachos, y afortunadamente la inteligencia de la pequeña ilustró muchísimo mejor lo que yo pretendía hacerle ver a ese necio social.
Sin mencionar que me evitó una gran y desagradable discusión.
Los dos chicos seguían juntos, absortos completamente de lo que sucedía detrás de ellos, puesto que se encontraban en un mundo perfecto, donde no existen prejuicios y si los hay no les interesan. Se concentraban en calentar sus labios con tiernos besos y palabras dulces que salían directo al oído del otro. Para ellos era un día perfecto.
La pequeña corrió hacia la orilla de la bahía, en un ágil brinco se subió a las rocas y fue entonces cuando sus padres la vieron.
―¡Susan! ―gritaron ambos al mismo tiempo que se ponían de pie.
Los muchachos también reaccionaron. Uno de ellos sonrió cuando vio a la pequeña, quien se sostenía de los cuellos de los chicos con sus pequeños brazos. El muchacho tenía el mismo cabello que la pequeña.
―¡Mira papi! ―gritó ella― ¡mi hermano!

Entonces, ¿es un hijo de…?
Pensé con una sonrisa interior, mientras tomaba mi cámara, mi cuaderno, y me alejaba de ahí.

No quiero dormir

No quiero dormir
No deseo cerrar mis ojos y perderme en la magnificencia de la naturaleza, que se extiende ante mis ojos, hacia arriba y hacia los lados. Como si yo fuera el centro y comenzara a girar sobre mí mismo. Todo a mi alrededor es estupendo.
No quiero perderme la hermosura del escenario, que abre su telón para que solo yo observe los detalles de esa escenografía labrada en las mejores maderas y ataviado con las más finas telas.
No deseo dormir, pero tengo que hacerlo.
No quiero perderme la majestuosidad de las montañas iluminadas por un hilo de luz plateada que golpea el suelo de una manera tan arbitraria; o el contraste de las gruesas y oscuras nubes que cubren la vista de un cielo azul.
No quiero dormir, pero no tengo opción.
Me entristece hacerlo, me apena cerrar mis ojos y perderme las transformaciones que ocurren a mi alrededor, las calles que poco a poco se llenan de agua, las hojas de los árboles que se mueven de un lado a otro por una corriente de viento.
No deseo dormir.
No deseo dormir, porque si lo hago me perderé el baile de las hadas y de los duendes, con sus faldas y sus botines hechos de retazos de luz. Porque si duermo, me perderé la grandeza de las gotas de lluvia que iluminan el pasto, donde los unicornios y pegasos pasean libremente.
No deseo dormir, porque si entro al mundo de fantasías y sueños, tendré que despertar, y por única ocasión especial… la realidad es mejor que mi fantasía.
No quiero dormir, pero debo hacerlo.

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viernes, 12 de agosto de 2011

El verdadero final

En ese momento notó cómo se desvanecía en el aire, como su cuerpo se enfriaba...

cómo en cuestión de unos segundos formaría una pequeña parte del gran océano,

cómo se convertiría en un recuerdo o una ilusión en la mente de todos los que viajaban en ese barco...

cómo se transformaría en espuma de mar...

espuma de mar...

miércoles, 10 de agosto de 2011

Album

Algunas fotos que tomé... erase una vez



En el camino... siempre hay luz

Una vista

Luz

Parte de este mundo

Cada gota es diferente

Paz