Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

jueves, 18 de octubre de 2012

El desnudo


El desnudo representa la naturaleza del cuerpo humano.
Por naturaleza nos referimos a ese estado primigenio de las cosas, a la base de algo o a su fundamento más elemental. Por naturaleza entendemos la forma, el material y las primeras figuras de algo; todo en lo que se sustenta la creación de algo. Si hacemos mención al cuerpo desnudo, es ésta característica lo que fundamenta la creación del cuerpo. Observamos una serie —importante— de características, elementos particulares y concretos, específicos, en este caso del humano en cuestión.
El desnudo nos deja a la vista las magnitudes, dimensiones y tamaños del cuerpo: piernas, brazos, espalda, pecho, abdomen, cara. Percibimos el largo de las extremidades y la gracia con la que coexisten e interactúan con otros elementos del propio ser.
Denotamos también, una maravilla de mezcla de colores y tonalidades. Las propias marcas de la cotidianeidad de la luz solar en una persona, marcas en los brazos, hombros o piernas. Un delicioso, delicado y marcado, contraste entre el color natural del cuerpo y aquél nuevo que porta el hombre o la mujer, producto de las suaves e imperceptibles caricias de Apolo, un beso del dios en los hombres.
Otro elemento que perciben nuestros sentidos, al encontrarnos frente a un desnudo, es la forma, propiamente dicho, del cuerpo humano. En cuanto a esto, nos referimos a la suma de todos los elementos que constituyen el físico humano: tamaños, colores, dimensiones. Incluso elementos que no son naturales sino generados por voluntad humana, pero que perfeccionan, adornan, el cuerpo: tatuajes, perforaciones y muchos más.
La forma, entonces, para nosotros representa todo el conjunto de elementos que conforman al cuerpo humano; la forma nos da ésa imagen, precisa e inequívoca, de una persona. Nos permite crear una representación mental de lo que nos imaginamos como “ese” específico; además de que manifiesta la estructura —primigenia y subsecuente— del hombre y que lo hace único ante todos los demás. Es todo aquello que genera la belleza del ser humano, marca la presencia de un hombre y de una mujer ante todos los demás.
Ante un desnudo, encontramos las magnitudes y los colores —y la gracia con la que conviven todos estos elementos— reunidos en una forma natural y perceptible; ante un desnudo encontramos la naturaleza del cuerpo humano.

La libertad de ser, de estar. Libertad de espíritu.

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