Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

jueves, 22 de diciembre de 2011

Reflexión (segunda parte)

[...]

Recuerdo que en alguna ocasión, hablábamos precisamente de estos temas y afirmaba que la filosofía budista también tiene sus puntos de oportunidad. Me refiero a que en ocasiones parecen asumir posturas de desinterés total hacia todas las cosas que suceden a su alrededor. Asumen posturas de un completo desentendimiento, sin interesarse por las situaciones que se presentan ya que eso significaría —el involucrarse emocionalmente— traer más sufrimiento a nuestra existencia puesto que aquella situación existirá a pesar de nuestra manifiesta oposición.
En este aspecto, considero que no debemos enfrascarnos en el interminable deseo de eliminar el sufrimiento de nuestras personas, ya que al no tener éxito de igual forma estaremos en un constante estado de sufrimiento.
Por lo tanto, para responder a la pregunta con la que comencé esta reflexión, debería decir que las enseñanzas budistas, milenarias, transmitidas por generaciones y que llegan hasta esta parte del mundo, significan más que solamente ser pacientes y pasivos ante numerosas situaciones; significan, entonces, una invitación a mantener un equilibro interno y un balance con nuestras emociones, pensamientos y sentimientos.
Podemos alcanzar un nivel espiritual de tranquilidad y confort si aprendemos a controlar nuestros pensamientos y nuestros impulsos.
Significan que la realidad es la realidad y no alguna fantasía que nos empeñemos en crear. Si algo no debe ser, no será; sin embargo, esto no significa que deje de importarnos porque simplemente no podrá ser de otra manera, sino que debemos aprender a convivir con esas pequeñas espinas que tienen todas las rosas y tomarlas como parte de la belleza misma de la flor.

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