Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

jueves, 1 de julio de 2010

Tranquilo, no fue a ella

Fue una situación sumamente hilarante, ridícula incluso, la que le sucedió a Jerry esa noche.

No llevaba mucho tiempo de haber empezado su agitada vida de estudiante universitario. Jerry sabía que todo sería magnífico cuando las clases arrancaran, sabía que se la pasaría muy bien y sobre todo estaba sumamente seguro que sus experiencias serian mejores al lado de todos esos chicos ―cuya belleza y físico no era para nada como los que le gustaba contemplar en internet.

Pasó un buen día, en que simplemente se cansó de caras talladas por ángeles, músculos inflados por montones de pastillas y sonrisas totalmente falsas; se canso de todo eso y comenzó a admirar al "hombre natural", como él lo llamaba.

La sonrisa natural, el musculo normal (algunos trabajados y otros no tanto), y el rostro de un universitario promedio, como cualquier otro. Del montón pero único entre todos.

Igual pero irrepetible.

Fue así que esa tarde, mientras salía de la facultad y se dirigía a la alberca, se encontró con un chico atractivo: delgado, alto, con los brazos firmes y una barba seductora que crecía en el rostro del joven. Traía un pantalón de mezclilla roto de una de las piernas, lo que dejaba ver los vellos de su cuerpo y el color de su piel. Una playera roja un tanto ajustada ―el joven no estaba sumamente marcado, más bien era firme, aunque en sus brazos se veía el trazo del musculo realizado con una sutileza indudablemente seductora―, y unas sandalias blancas que mostraban sus pies.

A Jerry siempre le parecieron atractivos los pies de los hombres (bueno, aquellos que eran estéticamente apreciables).

Él camino hacia la alberca del campus, entró y mostró su credencial. Avanzó directamente hacia los vestidores y comenzó a quitarse la ropa. Algunos chicos voltearon a verlo, uno incluso mantuvo la mirada. A Jerry no le importó, realmente ni cuenta se dio que estaba siendo cuidadosa y minuciosamente estudiado por el otro chico, y es que la realidad es que Jerry tiene un cuerpo fino y marcado. No es un modelo de Calvin Klein, pero es capaz de hacer voltear a algunas chicas y algún que otro muchacho.

Cuando estaba a mitad de la rutina que traía programada para esa tarde, Jerry descansaba en un extremo de la alberca cuando, a través de la puerta de cristal con el logotipo arenado de la Universidad, entró el chico de playera roja y pantalón rasgado.

―Vaya ―pensó Jerry viendo que entraba tomado de la mano de una chica―, y yo que pensé que podría ir a decirte algo.

Se rio para sí mismo, tomo aire y se sumergió, se impulsó y comenzó a nadar.

Alcanzo a llegar a la otra orilla antes que la tierna pareja, y Jerry fijo su mirada en la barba del muchacho, era sexy.

―Guapo... ―susurró y pensó que un Profesor que nadaba enseguida de él lo había escuchado. Para evitar cualquier malentendido o situación bochornosa, dio otra vuelta.

Unos cuantos minutos después, el chico salió de los vestidores con un traje de baño blanco con dos franjas negras a los lados, traía la toalla sobre su hombro y lo demás ―gorra y lentes― en la mano izquierda. Jerry enfoco su mirada desde lo lejos y observo el pecho cubierto muy sutilmente con vello y un abdomen un poco relleno, no era gordo, para nada, sino que le faltaba un poco de ejercicio para marcarlo.

Le pareció sumamente atractivo, aunque su rostro ―su barba más bien― no quedaba bien con el resto de su cuerpo. No tenía el mismo efecto que tuvo cuando traía la playera puesta.
Después, la chica salió y le rodeo el cuello con sus pequeños brazos para besarlo, pero lo hizo con demasiada dulzura ―se podía asegurar que era alguien muy melosa―.

Dejó de enfocarse tanto en el chico y se concentró en completar su rutina, tenía que terminar a la hora que se había fijado.

Dio unas cuantas vueltas más y de pronto sintió la necesidad de detenerse un momento. Se impulsó desde dentro de la alberca y salió para sentarse en la orilla. Estaba respirando rápidamente, sus piernas estaban dentro de la alberca. Levantó la vista y fue cuando vio la espalda del muchacho estarse cubriendo por la transparente capa de agua. El brillo de la piel mojada le pareció sumamente seductora y no apartó la vista de él. No quería dejar de verlo, después de todo por ver a alguien nunca ha pasado nada malo.

El chico nadaba al lado de su novia y juntos estaban riéndose y besándose incluso debajo de la superficie. Jerry pensó que le gustaría hacer eso, no sabía con quien, pero pensó que sería estupendo llegar tomado de la mano de algún chico a cualquier lugar. Salir corriendo de los vestidores para poder abrazarlo y besarlo, y que a él lo tomaran de la cintura con fuerza y firmeza. Un amor entre hombres debía ser fuerte, y firme.

Se adentró tanto en sus pensamientos que no se percató que el chico le estaba regresando la mirada. Desde el otro lado de la alberca podía sentir el golpe frío de la mirada del muchacho. Jerry entonces se sonrojó y volvió a entrar al agua.

Para cuando salió de la alberca ―poco antes que la pareja― se arregló y caminó hacia la puerta de salida. Justo entonces, la novia del muchacho estaba saliendo de la alberca, con la ayuda de éste y Jerry aprovechó para echar una buena ojeada al trasero del chico. Pero de nuevo él captó la mirada perdida de Jerry.

Antes de llegar a su auto, Jerry sintió que alguien lo seguía, no le prestó mucha importancia al sentimiento así que se dedicó a abrir su cajuela, hecho la maleta dentro y caminó hacia la puerta del conductor. Fue cuando entonces, escuchó que alguien lo estaba llamando.

―¡Hey tú! ―gritó el chico de playera roja y pantalón rasgado.

Jerry volteó instintivamente y se fijó de nuevo en su rostro, definitivamente la barba le caía bien mientras tuviera ropa puesta.

El chico traía abrazada a su novia por la cintura pero tenía cara de pocos amigos. La chica, por otro lado, mostró sorpresa e intentó inmediatamente callar a su acompañante.

―¿Por qué demonios no dejas de verla? ¿Qué te pasa? ¿No ves que viene conmigo?

A Jerry le pareció graciosa la situación, así que comenzó a caminar hacia ellos ―seguramente al chico le pareció una señal de alarma porque soltó a la chica y se encaminó con pasos decididos hacia él.

―Tranquilo ―dijo Jerry levantando las manos para pedirle que se detuviera, el rostro del chico era de enojo.

«Tranquilo, no pasa nada… realmente no quería molestarlos, ni a ti ni a tu novia.

―Te vi desde antes que entraras a la alberca, no le quitas los ojos de encima.

―Por favor, déjalo… ―dijo la chica.

―Solo quiero decirte, primero una disculpa por el malentendido. Verdaderamente fue un malentendido.

―¿Malentendido? ¿Que no la dejes de ver? Eso no es un malentendido.

―No, efectivamente. El malentendido es que no la estaba viendo a ella.

Para ese momento la chica se acercó a su novio, quien estaba justo frente a Jerry con las cejas enmarcadas con un rostro de duda y coraje.

«Realmente no la estaba viendo a ella… ―guardó silencio y entonces volteó a ver a la chica, seguramente ella ayudaría a que se calmaran los ánimos de su novio― en serio, no te estaba viendo a ti, estaba viendo a tu novio. Es muy guapo por cierto».

Jerry le cerró el ojo a la chica y se dio la media vuelta. El muchacho se quedó de pie y su novia escondió su rostro en el brazo del chico, seguramente para poder reírse. El rostro del muchacho no tenía explicación y no puede ser descrito.

En su auto, Jerry pensó en la situación sumamente hilarante, ridícula incluso, que le sucedió esa noche.

2 comentarios:

Thadeus dijo...

Wow, algo un poco difrerente. Mas relajado.
Y si, a quien no le ha pasado eso... n_n

Xander VanGuard dijo...

Pues bueno solamente intentando algo diferente, me alegra que te haya gustado... y hey....
FELICIDADES!
Te amo! la siguiente entrada es para tí!

Besos.