Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

miércoles, 18 de abril de 2012

Reflexión

Supongo que el mundo jamás funcionará de la forma en que esperas que lo haga.

Estos últimos días me he dado cuenta (o tal vez he reafirmado lo que probablemente ya sabía) de una verdad absoluta: el mundo funciona a su ritmo.
Tal vez no sea un descubrimiento trascendental, enorme o importante, pero es impactante cuando lo analizamos con detenimiento y verdadera conciencia de lo que esto representa.
Hay momentos en esta vida que simplemente se presentan ante nosotros, y la actitud de la gente que nos rodea se manifiesta en actos, palabras y pensamientos que nos pareceran erroneos e incluso repugnantes. Hay veces que en lugar de sonreir ante las personas preferimos verlas caer; preferimos reir con su tropiezo porque falsamente creemos que eso nos hace más grandes.

En esta semana he tenido varios encuentros desagradables con determinadas personas, cuyos actos demuestran una conducta (además de infantil) desprovista de cualquier pizca de ética, decoro y el más básico respeto por el trabajo de los demás.
No deseo hacerme ver como la víctima en estas situaciones, pero la verdad es que no es la primera vez que intentan adjudicarme cualquier minimo error para verme precisamente tropezar y caer al suelo.

Supongo que, a fin de cuentas, la solución está a mi alcance: no les debo dar motivos para que ajusten el nudo en mi cuello. Pero, ¿Cómo hacerlo de una manera eficaz, de una manera elocuente, si justamente se empeñan en encontrar un error en mi trabajo?
Supongo también, que es debido a la falta de experiencia en las podridas aguas de los intereses y pactos personales que se dan en el ámbito de la administración pública, lo que me hace añorar los valores e ideales que poseo (y que me enseñaron a pelear por ellos) como estandartes de una verdadera satisfacción a un trabajo.
¿Qué sucedió con la verdad, con la igualdad, con la razón, con la ética, con la justicia?

Supongo que nada de esto tendrá sentido mañana, allá afuera, donde no importa el opinar de una persona, y en donde la percepción personal es motivo de remoción de un puesto y no una oportunidad para el debate abierto.
Donde las concepciones de cada uno, salvo que tenga un doctorado o al menos un puesto políticamente importante, simplemente no tienen valor alguno; es algo que no merece la pena escuchar y que, al contrario, nos sirve para castigar a quien se atreve a levantar la voz; a quien es lo suficientemente valiente para escuchar y hablar.

Es indignante, jactarnos de trabajar en la casa de la Justicia (y que seguramente no sepamos qué demonios es la justicia) y actuar a base de injusticias. No nos sorprenda entonces el estado actual de nuestra comunidad, no nos impresione entonces la realidad que se extiende en las calles, si ni siquiera podemos ver a los ojos a nuestros subordinados, a nuestros compañeros; pero organizamos eventos convivenciales obligatorios para "conocer" con quienes trabajamos. Aceptar a nuestros jefes.
Pues bien, si ese es el punto (me arriezgo a actuar en contra de todo lo que he escrito) me rehuso caminar al lado de quien desea deshacerse de mi, reubicarme en otro lugar por supuestas fallas y errores que se cometieron, y peor aún: al lado de quien es tan ciego para no reconocer cuando está equivocado y tan mudo para no pedir disculpas.

Supongo que el mundo jamás funcionará como deseamos que lo haga. Y supongo que jamás estaré totalmente conforme de esto.

La justicia, precisamente hoy me pregunté: ¿Trabajo realmente para la Justicia?

Solo un pequeño pensamiento... Que efectivamente da para mucho debate.

:::::::::

La belleza de la vida la encuentras en la misma vida

No hay comentarios: