Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

sábado, 22 de enero de 2011

La quinta carta

Mientras el néctar de tu vida recorría mi interior, sentí como todo a mi alrededor se desvanecía. Sentí que todo cayó en el completo olvido.

Experimenté toda clase de sensaciones: desde un vertiginoso mareo hasta una deliciosa erección. Deseaba tenerte así para siempre, entre mis brazos. Besando tu cuello. Anhelaba ser dueño de tu ser, de tu alma y del último respiro de tu esencia.

Las pocas fuerzas que tenías, se desvanecieron nuevamente y dormías tranquilamente entre mis brazos. Te entregaste completamente a mis caricias, mientras yo seguía en un completo éxtasis. No podía concentrarme en ninguna idea, hasta que de pronto me di cuenta de que si seguía bebiendo de ti terminaría matándote, y no deseaba eso.

Con todas las fuerzas de mi ser, dejé de beber y tomé una bocanada de aire, como cuando un nadador respira después de varios minutos. Contemplé el esplendor de la noche y me maravillé con la luz plateada que entraba por tu ventana.

Después de varios minutos abriste los ojos y fijaste tu mirada confundida en mí.

Intentaste reconocerme, y tal vez supiste quién era yo. Pero decidí alejarme un poco de ti, mientras me tranquilizaba un poco y tu te ubicabas en tu propio espacio.

Es tiempo ―pensé―.

Llevé mi brazo hacia mi boca y rasgué mi piel como si fuera la cubierta de algún pan. Mi sangre brotó al instante y dejé que cayera caer sobre tus labios para despertar tu sed, para despertar tu ansia de placer.

Te tomó unos minutos reaccionar al sabor, pero conforme ibas comprendiendo lo que sucedía, tus fuerzas volvieron y te sujetaste con sed a mi muñeca.

De haberte dejado me hubieras vaciado hasta alcanzar la muerte. Mi pequeño. Mi amado.

Recobraste tu tono de voz. Esa voz profunda y varonil que me cautivó desde entonces. Sólo había escuchado una pizca de la miel de tus palabras, aquella noche cuando bebí de ti. Entonces lanzaste un grito de dolor al frío viento de la noche y eso me excitó más que nada. En ese momento escuchaba por primera vez tu voz.

Ya no tenías el mismo tono de piel, había cambiado y era como una bella escultura de mármol que tenía una magia interna imposible de explicar. Tus labios se veían fuertes, pero vivos.

Inmediatamente te sentaste en la orilla de la cama y tus ojos cambiaron, veían el mundo como un vampiro lo ve. Me coloqué a tu lado y puse una mano en tu hombro, giraste la cabeza y recuerdo claramente que preguntaste:

―¿De esto se trata?

―Así es ―respondí yo―, así es como vivirás, hijo mío. Amor mío.

Dejaste la cama y caminaste de un lado al otro de la habitación. Supe entonces que tu nacimiento estaba completo.

―Tengo sed ―tus ojos se enfocaron en la luna que gobernaba la noche.

―Tranquilo Karlo ―dije mientras acariciaba tu cuello. Las heridas que hicieron mis colmillos habían desaparecido―. Salgamos a dar un paseo.

Cuando menos lo pensé, tus padres entraron a la casa y estaban subiendo las escaleras. Un pequeño problema.

Tú, como recién convertido, no controlaste tus impulsos y esa sed que te atormentaba gobernó tus acciones. Incluso nosotros, los más viejos, en ocasiones no podemos controlar nuestros impulsos ―me pasó contigo―, no te puedo culpar amor mío.

En una fracción de segundo saliste de la habitación y les cerraste el paso en el pasillo. Inmediatamente supieron que algo no andaba bien. Estabas radiante, incluso para el vulgar ojo humano. Mostraste tus grandes colmillos y de tus ojos salían rayos de poder que los atemorizó hasta el borde de la locura. Tal vez fuiste un poco… intenso, amor mío.

Bebiste hasta que te saciaste, rápida y audazmente, lo cual debo aplaudir, tu destreza era natural.

No sé qué sería de tu familia, después de aquél desafortunado incidente, cuando encontraran a tus padres muertos y que se dieran cuenta que habías desaparecido.

Nunca pregunté nada al respecto.

Salimos de ese lugar y recuerdo claramente la fascinación que se reflejaba en tu rostro. Comenzamos una vida, una eternidad juntos. Hicimos lo que tu quisiste, e imaginé que así sería para siempre.

3 comentarios:

Jared dijo...

Hola Vampire Xander XD( es una broma, please no te ofendas ^^)

bueno parece que estamos un poco obsesionados con el mundo de la oscuridad y sus seres, ya sabes vampiros licantropos y demas fauna XD

o al menos a mi me fascinan los vampiros pero no esos vampiros gore que ponen, si no los vampiros que saben seducir con su belleza y su saber estar, esos vampiros con estilo y fina educacion

por cierto me gusto el relato =)

un saludo

Xander VanGuard dijo...

La verdad es que, para mí, leer alguna novela que no incluya fantasía de este tipo realmente no me atrae mucho.
Mi obseción inició con los maravillosos relatos de Anne Rice. Me encanta su manera de redactar y sobre todos los temas que utiliza (de hecho, si en algunas de sus novelas hubiera introducido a los licántropos, todo sería mucho mejor), y coincido contigo en que los vampiros románticos, no de los nuevos que han sacado en que su figura se basa más en las hormonas que en otra cosa, los vampiros sensuales logran tener una mayor intriga en el especador-lector.

Me alegro que te estén gustando estas cartas, y espero que sigas disfrutando de este espacio.

Saludos.

Jared dijo...

Es que Anne Rice y sus cronicas vampiricas son unicas

por cierto Xander si te interesa promocionar tu blog te aconsejo este sitio:

http://www.mejoresblogs.com/

bueno espero que actualices pronto para seguir leyendote

un saludo