Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

miércoles, 25 de julio de 2012

Megas Alexandros

Hace unos días vi de nuevo la película de Alexander. 
Particularmente los temas de la historia griega siempre me han parecido por demás interesantes y cautivadores.
Desde el inicio de las civilizaciones Griegas, el culto a la belleza existió en todos los territorios. Para los griegos (y se habla de esto en numerosas obras clásicas) la juventud estaba ligada con la belleza física. Los hermosos eran jóvenes y los viejos simplemente poseían la sabiduría.
En este momento leo un libro llamado La erótica homosexual en Grecia y Roma, de Francisco de la Maza, que habla precisamente de todas las relaciones y costumbres que realizaban para --prácticamente-- idolatrar la belleza masculina (y la juventud) en la antigua Grecia y posteriormente (aunque en menos intensidad) en Roma.
Existe mucho debate al respecto si los griegos aceptaban o no la homosexualidad. Numerosos autores afirman que era censurada puesto que, como pueblo guerrero, se empleaba el acto sexual como la mera reproducción de la especie y la expansión de las ciudades (tan es así que, e incluso ligado con su adoración por la belleza y la perfección física, si un niño nacía mal formado era arrojado a los ríos, con lo que aseguraban un mejor desempeño en las campañas guerreras y un sentido estético dentro de su sociedad) y que era considerado un ultraje el "desperdiciar" la semilla del ser humano en cuerpos que no estaban destinados para la concepción.
Sin embargo, también no pocos autores afirman que era una costumbre que poseía un alto prestigio en los círculos de la sociedad griega (y por lo tanto solamente los mejores de la sociedad podían practicarla). Incluso afirman que la pederastia --propiamente llamada paidofilia o efebofilia (en el caso que se amara a un niño de entre 8 a 12 años, o a un adolescente de entre 13 a 17 años, respectivamente)-- no solamente era aceptada, sino exigida entre los círculos sociales griegos con el único propósito de establecer un lazo de amor y amistad entre el eromenos (amante) y el erastes (amado) a fin de que la transmisión de conocimientos de todo tipo (filosóficos, artísticos y bélicos) fuera pura y verdadera.
Se creía que las relaciones homosexuales (y justamente las que se sostenían con niños o adolescentes) eran parte esencial de la crianza y educación del ciudadano griego. Debían existir este tipo de relaciones a fin de que el menor aprendiera las lecciones más duras e importantes de su vida y que posteriormente él mismo las trasmitiera a una generación nueva y más joven que la suya.
Mucho, repito, se ha dicho al respecto de estos temas. Y existen ejemplos que sustentan tanto una postura como la otra. Por un lado se tiene al pueblo de Esparta que se caracterizaba por sancionar terriblemente las relaciones homosexuales; por otro lado, dentro de las artes, encontramos poetas y escritores que nos cuentan las historias de Aquiles y Patroclo (donde el debate surge cuando unos afirman que Aquiles amaba a Patroclo como se ama a un hermano, y otros sostienen que el amor entre los guerreros era mucho más intenso que el de los familiares y que bien se puede encuadrar dentro del amor del Eros, el amor erótico --no se olvide que existen tres tipos de amor--); otro de los grandes ejemplos, que fue precisamente con lo que comencé esta entrada, el que mantenían Alejandro y Hefestión (surge el mismo debate entre el amor que se profesaban, al que surge con Aquiles y Patroclo). Sin embargo, en este último ejemplo, sí me gustaría aclarar que se cuenta con otro interviniente al que si se le atribuye un amor erótico por parte de Alejandro: Bagoas.
La relación entre Alejandro de Macedonia y Bagoas es, considero yo, meramente erótica. El amor erótico entre ellos se deja de manifiesto en múltiples obras escritas al respecto de la historia de Alejandro. Tal vez unas de las más interesantes y apasionantes, las obras escritas por Mary Renault: Fuego en el paraíso y El muchacho persa.
En fin, la película de Alexander es de mis favoritas y me parece que se encuentra bien adaptada a las historias del personaje, aunque ya se han vuelto incluso mitos y dejaron de ser verdaderamente historia.

Dentro de la película, cuando el ejército llega a India, hay una escena que pone de manifiesto el verdadero amor erótico de Alejandro hacia Bagoas. Dejo el video para que puedan verlo, espero sus comentarios. 

Saludos a todos.


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