Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

jueves, 16 de octubre de 2014

Día a día.

Día a día se escriben historias nuevas, a través de los ojos, labios, pensamientos; mediante las visiones, observaciones, opiniones, esperanzas. Conforme las pisadas en la arena del tiempo se marcan y enclavan, el hombre camina firme hacia el horizonte; con magia e ilusiones se acerca a la orilla del inmenso océano, con la pueril necesidad de trascender, ser más de lo que era cuando llegó a este mundo.

Un día primero, y otro después, el avance del hombre resulta pausado, a veces ordenado y casi siempre bañado en una desesperación que surge desde su propia alma, desde el rincón más oscuro de su organismo. Con cada amanecer se celebran triunfos acumulados; con cada anochecer, se cuentan historias que suceden durante los días de luz, siempre en constante búsqueda de la aceptación (propia y ajena).

Días y noches se acumulan en una mezcla de sueños añejos, de sueños atascados, aparentemente construidos sobre cenizas y roca porosa. Días y noches se suman a la interminable cadena que terminará formando nuestra única prisión, noches y días se entrelazan para atormentar con metas no alcanzadas y con sueños destrozados.

Días y noches, noches y días, todos unidos en el ciclo infernal; sol y luna, luz y oscuridad, la cadena interminable de intentos y derrotas, de guerras perdidas, ganadas para otros.

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