Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

lunes, 9 de febrero de 2015

Antes

Y pensar que antes tenía el tiempo, la paciencia o los deseos de escribir; antes, cuando podía desvelarme con la lámpara de mi escritorio encendida y la pluma en mi mano, o cuando solía sentarme en el patio de mi casa, cerca de la media noche, con una cobija y la computadora en mi regazo.

Y pensar que antes no me importaba ni la forma, ni la estructura, ni la cacofonía o la redundancia en las líneas; antes no me preocupaba por reglas ortográficas o el uso del punto y coma... antes, cuando solía sonreír mientras escribía algunos párrafos (que llenaban cuartillas enteras).

Y pensar que solía imaginar constantemente, para luego vaciarlo todo sobre las cuartillas en blanco; eso aún lo hago, imaginar... imaginar en todo momento, a través de la ventana del carro o de mi habitación, cuando camino por las calles o cuando sostengo una taza de café y me deleito con su aroma. Y pensar que llenaba diarios con cualquier sentimiento, ira, emoción, alegría, tristeza, lujuria. Y pensar que las plumas terminaban vacías, como remembranza fálica, con su semen negro derramado sobre los cuerpos vírgenes.

Y ahora... 

Las hojas del diario permanecen vacías y las plumas llenas, las imágenes continúan aglutinándose dentro de la mente que amenaza con derrumbarse a los pies de la fantasía y de ese imaginable que jamás llegará a tomar forma.

Capítulo I, II, XKFAJSDFOJ; hijos no nacidos, apenas imaginados. Todos ellos, ideas, personajes, emociones, rencores, venganzas... sueños que inspiran a mitad de la noche, pero que desaparecen con los primeros rayos del sol y la inagotable presencia de realidad, obligaciones; trajes y corbatas combinan con las máscaras del trabajo del oficinista, espíritus que roban el tiempo y las ganas para generar arte, para alimentar la devoción.

Y pensar que mis palabras representaban el verdadero deseo, el pensamiento más fiel, cuando me era imposible divulgarlo, dejarlo salir al viento, frente al rostro incrédulo de los santurrones que traen colgada la cruz más pesada.

Y pensar que antes era todo más sencillo...

3 comentarios:

Manuel Vicente Sánchez Castro dijo...

Entiendo en cierto modo tus palabras. A mí me pasa que cuando llevo tiempo sin escribir me siento perdido, ansioso, deseoso de vomitar sentimientos, pero me siento delante del ordenador o de un papel vacío y se queda así, vacío. No hay peor frustración que querer desahogarte y que no salga nada. Como cuando estas de resaca e intentas vomitar para sentirte mejor pero sin conseguirlo.

Eva Bertlen dijo...

Son rachas, querido. Tú has sido un bastión contra esa adultez que nos aleja del éter literario, seguramente podrás contra esto, si lo deseas. :)

Xander VanGuard dijo...

Espero que solo se trate de una racha... y tenga un regreso emocionante y triunfal, gracias Eva.

Manuel, cierto es... como cuando tienes resaca y quieres vomitar. Y si no, bueno, pues al menos intentar con el dedo en la boca para forzar el inicio, después todo se desarrolla muy naturalmente.