Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

sábado, 13 de agosto de 2011

No quiero dormir

No quiero dormir
No deseo cerrar mis ojos y perderme en la magnificencia de la naturaleza, que se extiende ante mis ojos, hacia arriba y hacia los lados. Como si yo fuera el centro y comenzara a girar sobre mí mismo. Todo a mi alrededor es estupendo.
No quiero perderme la hermosura del escenario, que abre su telón para que solo yo observe los detalles de esa escenografía labrada en las mejores maderas y ataviado con las más finas telas.
No deseo dormir, pero tengo que hacerlo.
No quiero perderme la majestuosidad de las montañas iluminadas por un hilo de luz plateada que golpea el suelo de una manera tan arbitraria; o el contraste de las gruesas y oscuras nubes que cubren la vista de un cielo azul.
No quiero dormir, pero no tengo opción.
Me entristece hacerlo, me apena cerrar mis ojos y perderme las transformaciones que ocurren a mi alrededor, las calles que poco a poco se llenan de agua, las hojas de los árboles que se mueven de un lado a otro por una corriente de viento.
No deseo dormir.
No deseo dormir, porque si lo hago me perderé el baile de las hadas y de los duendes, con sus faldas y sus botines hechos de retazos de luz. Porque si duermo, me perderé la grandeza de las gotas de lluvia que iluminan el pasto, donde los unicornios y pegasos pasean libremente.
No deseo dormir, porque si entro al mundo de fantasías y sueños, tendré que despertar, y por única ocasión especial… la realidad es mejor que mi fantasía.
No quiero dormir, pero debo hacerlo.

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