Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

domingo, 21 de febrero de 2010

Magia en la arena 1.3

Yadín iba caminando de regreso al hotel y justamente al dar la vuelta en la esquina para entrar a la recepción, la voz de su amigo resonó desde la distancia.

―¡Yadín! – gritó Nash.

La chica se detuvo y volteó a verlo. De pronto el enojo pasó por su cara, lo concentró en sus ojos y quiso fulminarlo con la mirada. Lo canalizó hacia su boca pero la preocupación la contuvo. Algo había en el rostro de Nash. Algo que no había visto desde… nunca pensó. Nunca lo había visto así.

―¿Dón-?

―¿Estás bien? ¿Dónde estabas?

―¿Dónde estaba? ¿Dónde estabas tú? – preguntó picando con su dedo índice el pecho del chico.

«Te estuve hablando a tu celular y nunca me contestaste. ¿Dónde andabas? ¿Qué pasó? Te fuiste todo el día. Pensé que te hab-

―¿ESTÁS bien? – preguntó el chico con evidente urgencia.

―Sí… ¿qué te pasa?

―Ven… tenemos que ir al hotel.

Nash la tomó del brazo firmemente pero sin llegar a lastimarla. Caminaron por la acera y el muchacho volteaba a ver a cada momento sobre su hombro. A su izquierda, a su derecha, detrás de ellos. Evidentemente estaba nervioso, pero no sabía por qué.

―Nash ¿qué?-

―Buenas noches – dijo el muchacho mientras pasaba frente a la recepcionista.

―Disculpe… ¿señor?

Los dos chicos se detuvieron y voltearon a ver a la chica que estaba detrás del alto escritorio.

―¿Sí?

―Tiene un mensaje.

El rostro de Nash, pudo darse cuenta Yadín, se puso de color blanco y prácticamente pudo sentir la tensión en su estómago. La mano que la sujetaba se tensó sobre su brazo e inmediatamente – como tratando de no hacerle daño – la soltó y caminó hacia la recepcionista, quien le entregó solo un papel doblado por la mitad.

Nash lo leyó y el tono de un bronceado perfecto por algunas vacaciones en el Caribe, desapareció.

―Gracias – dijo Nash caminando con mayor urgencia que antes hacia Yadín y cuando la sostuvo de nuevo subieron las escaleras con rapidez.

―Nash, ¿qué sucede?

―Te digo en el cuarto, por favor no me preguntes nada.

―Pero-

Cuando llegaron al cuarto Nash se detuvo en seco frente a la puerta. No se le veían intenciones de abrirla, sino que solamente pasaba sus ojos por toda la superficie del objeto de madera. Yadín escuchó un suspiro y notó que la mano de Nash estaba temblando mientras se estiraba para tomar la perilla.

La chica estaba asustada por la manera de actuar de su amigo, pero supo que algo estaba mal cuando abrieron la puerta.

Dentro de la habitación había un olor desagradable, como agua estancada después de mucho tiempo. Sin embargo, el aroma no era lo peor. Toda la habitación estaba destruida.

Los colchones de las camas estaban tirados en el suelo, las sábanas, cobijas y almohadas regadas por todo el cuarto. El baño era un desorden, la cortina estaba tirada sobre la tina y los muebles estaban fuera de lugar. Las maletas de los chicos estaban abiertas y la ropa esparcida por todo el lugar. Las cortinas estaban cerradas y había vasos de cristal quebrados sobre la alfombra.

Los muchachos se quedaron callados y Yadín hizo un movimiento como para salir corriendo del cuarto, pero Nash cerró la puerta detrás de él y apagó las luces. Fue entonces cuando, detrás de una almohada, un brillo iluminó el lugar. Había una luz azul que resaltaba entre todo el desorden. Yadín dio unos cuantos pasos y movió la almohada con la punta del pie y dejó a plena vista un brazalete en forma de serpiente. Era sumamente bello, perfectamente labrado.

A pesar del brillo tan fuerte que emitía, se podían observar los detalles de la pieza. Incluso se podía ver las pequeñas muescas que simulaban la piel de la serpiente. Yadín extendió su mano, como animada por la belleza del objeto pero la voz de Nash se escuchó de pronto.

―No lo toques – dijo.

Yadín despertó entonces como de un trance. Asustada se levantó y dio unos pasos hacia atrás, tropezándose con un mueble, pero se mantuvo de pie, todavía con los ojos llenos de sorpresa.

―¿Qué es?

―Un almacenador – Nash tomó una toalla que estaba a sus pies y la arrojó sobre la pieza, que siguió brillando por unos cuantos momentos y después se apagó. Entonces el chico la envolvió fuertemente y la guardó en la mochila que traía en su hombro – que Yadín no se había dado cuenta que la traía.

―¿Almacenador? ¿Almacenador de qué?

―De energía. Sirve para localizar a quien lo traiga puesto.

El rostro de Yadín, evidentemente, era de confusión. No entendía nada de lo que estaba sucediendo y Nash pensó que – por el momento – era mejor dejarla así.

―Necesitamos irnos. Toma lo que puedas recuperar de tus cosas, tenemos que salir de aquí cuanto antes.

―Pero-

―Yadín por favor, prometo explicarte todo en el camino. Tenemos que-

Nash estaba levantando la maleta de la chica cuando la puerta de la habitación se abrió de pronto. Una luz blanca llenó el cuarto pero no provenía de las lámparas que estaban ahí.

De pie, justo debajo del marco de la puerta estaba un ser que parecía ser humano, pero no se podía distinguir si era hombre o mujer. Yadín trató de enfocar su vista pero la luz que irradiaba era demasiada para poder ver directamente a la persona que estaba frente a ellos.

Nash inmediatamente se colocó frente a Yadín y empezó a hablar en un idioma que la chica no comprendió. Fue como si estuviera diciendo una plegaria o alguna oración. Pero recordó que Nash no compartía la fe de la mayoría de las personas.

―Τι κάνεις εδώ; Τι θέλεις;

Sorprendentemente el extraño que estaba de pie frente a los chicos habló en el mismo idioma en que lo estaba haciendo Nash. Yadín no podía creer que eso estaba sucediendo. Debía estar soñando. Todo eso debía ser un sueño. Se quiso convencer desesperadamente que tenía que estar en un sueño.

―Για τώρα θέλω να ανακτήσει το ρολόι, φρουρά.

―No tengo ningún reloj.

―Solo deseo el Reloj, Guardián. El Reloj de los Milenios que tienes en tu mochila. Por lo pronto, es lo único que deseo.

Yadín pensó que frente a ellos estaba un ángel. Incluso llegó a jurar que vio un par de alas en su espalda, pero no sabía si era su túnica o la luz, o ambos, lo que hizo creer que tenía alas.

Pero no podía ser un ángel, si así fuera, no hubiera estado aterrorizada.

El ente tenía el cabello largo y oscuro. Le llegaba un poco debajo de sus hombros y tenía una voz melodiosa, como si fuera endulzada o algo. Como esas voces que son perfectas para la radio.

―Σφίγγα… No poseo el Reloj de los Milenios.

―No puedes engañarme, Guardián. Sé que el Reloj está en tu poder y bajo tu custodia. Pero no será por mucho tiempo. Ten por seguro que no descansaré hasta encontrarte nuevamente y quitarte el Poder que te fue conferido. Y sabes lo que sucederá después de eso, Guardián.

Yadín continuaba sin entender una sola palabra de lo que Nash había dicho y lo que el ente frente a ellos había contestado. Después, la luz comenzó a aumentar y tuvo que cerrar sus ojos. Era como estar viendo directamente al sol, pensó que si lo seguía haciendo seguramente perdería la vista. Sin embargo, y aunque no lo haya podido ver, supo que Nash no dio señales de moverse o cubrirse los ojos. Estaba viendo directamente a quien quiera que haya estado frente a él.

Un viento sumamente violento entró a la habitación. Era un viento cálido y seco, como los de un desierto. Incluso después llegó una tormenta de arena ahí mismo. Envolvió a los dos chicos y fue cuando Nash se inclinó sobre Yadín. La abrazó fuertemente y le susurró al oído que todo estaría bien, que no abriera sus ojos.

―Todo va a estar bien…

La chica quiso contestar pero no podía articular una palabra. El viento era tan agresivo que temió que si abría la boca se ahogaría. Era como ir en carretera atravesando el lugar más seco del planeta y sacar la cabeza por la ventana. Sentía que el calor la comenzaba a quemar.

Se aferró a la mano de su amigo y mantuvo sus ojos cerrados.

Al final, todo quedó en completo silencio. El calor había desaparecido y solo quedaba la agradable brisa nocturna de una ciudad a la orilla del mar. Yadín abrió los ojos y contempló con total asombro que la habitación estaba arreglada, como si nada hubiera sucedido. La lámpara de pedestal que estaba en una esquina estaba encendida y lanzaba un reconfortante brillo amarillo a todo el cuarto. Las camas estaban tendidas y las maletas de los muchachos sobre ellas – como las habían dejado desde la tarde.

Los muebles estaban en su lugar y la televisión, que antes había estado hecha pedazos, estaba apagada con el control remoto sobre ella. El baño estaba cerrado y todas las toallas en su lugar. La habitación estaba intacta. Lo que le dio más tranquilidad a la chica fue sentir el viento fresco que subía del mar por la ventana que estaba abierta. Las cortinas estaban corridas y los protectores de la tela trasparente volaban hacia dentro del cuarto. A lo lejos se podía observar el oscuro horizonte. El infinito mar se extendía majestuosamente delante de ellos.

―¿Qué… qué fue eso? – preguntó la chica.

―Esfinge – contestó Nash con un tono sumamente serio.

Yadín volteó a ver a su amigo y enfocó su mirada en sus ojos, supo entonces lo que se veía diferente en el rostro del chico, sus ojos reflejaban miedo.

4 comentarios:

Pandora de Lioncourt dijo...

Ahhhhh muero de emoción!!!!Xander te has lucido con esta historia!!! Me tienes con el alma en un hilo por saber la continuación..griego?? sabes griego o el traductor del google te ayudó?? Simplemente genial tu nueva historia.

Xander VanGuard dijo...

Pues solamente para informarte que tengo una Maestría en Lenguas Muertas, entonces hablo fluídamente el Griego Antiguo, lo cual suele ser una ventaja en muchos aspectos.
jajajajajajaja que demonios, el traductor de google nunca deja morir a la gente.
Que bueno que te esté interesando la historia, estoy trabajando en el segundo capítulo, que pronto podrás estar leyendo.

Thadeus dijo...

Quiero máaaaaaaaas! Por que la verdad no tengo idea de lo que esta pasando. Ajajaja, aparte que ya me acabe el libro de J.C ;)

Besos!

Xander VanGuard dijo...

Calma calma mi querido Thad... estoy trabajando en el segundo capítulo de la historia y probablemente se te aclaren muchas preguntas que tienes (al menos eso espero...)
muy chido muy chido que ya terminaste el buk, io todavia ando leiendo a Claire, pero tambien estoy por terminar-lo (jajaja)

I (heart) U so F+ing Much!