Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

domingo, 26 de abril de 2015

Le digo que lo amo

Sentir sus manos sobre mi piel, es como recibir una pequeña descarga eléctrica, mi cuerpo reacciona. Cierro mis ojos y muerdo mis labios, mis oídos parecen desconectarse del mundo y mi miembro se endurece.
Cuando pasa mi playera sobre mi cabeza y aparezco desnudo ante sus ojos, no me apeno; cuando acaricia mi abdomen imperfecto, de esa manera perfecta, sonrío; cuando toma mi rostro y lo atrae hacia el suyo, para besarlo pausada o enérgicamente, mi corazón brinca de emoción y mi respiración se corta. Cuando me coloca en la cama, con mis piernas sobre sus hombros, y siento su ardor lleno de vida, lo único que puedo hacer es aferrarme a las sábanas con los puños cerrados, respirar profundo y esperar...
Espero impaciente a que entre en mí.
Anhelo sentirlo, añoro besarlo mientras me posee y reclama; en esos momentos, las horas y los días que pasamos separados desaparecen, ante la energía y pasión de sus caricias. Cuando me dice que me ama, al oído, mientras entra de tal manera; mientras me hace maldecir a los propios dioses y creadores del universo —pues para mí no existen tales seres, no existe tal magia o poder omnipotente—; para mí, para mi limitado entender humano, solamente existe él, su nombre, su esencia, su constitución. A mis ojos, tan solo existen sus brazos, piernas, su pecho, vello, su miembro y ese dulce néctar del que anhelo alimentarme.

Con sus manos en mi cintura y mi boca abierta en un orgasmo silencioso, me lleva al extremo, hasta que termino jadeante, lo acerco a mis labios y le digo que lo amo.


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