Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

jueves, 6 de junio de 2013

Retomo... espero.

Hace ya tiempo que no me doy la oportunidad de sentarme y escribir, por lo menos algunas cuantas líneas.
Últimamente he tenido mi mente en muchos otros lugares, menos en los que más quisiera; el trabajo en la oficina se vuelve cada vez más demandante, llega mucho y muy seguido; lo que ha ocasionado que deje de lado entretenimientos que anteriormente me brindaban una gran satisfacción (y una enorme sonrisa).
He estado estresado últimamente, agobiado y cansado por la carga de trabajo que tenemos; pues, a pesar de que hay días en que solamente entro a dos o tres audiencias, otros, como hoy, debo llevar a cabo cinco o seis. Pudiera no parecer gran cosa (y hay veces en que así quiero convencerme de que solamente es una jornada de seis horas), pero mi cuerpo me dice ya otra cosa completamente diferente.
Han sido días un tanto caóticos, entre mi búsqueda de tiempo para descansar y distraerme y mi imposibilidad de relajarme cuando por fin me llegan esas tardes o mañanas libres. Por una extraña razón, atravieso por ciertos períodos en los que me es muy difícil tener un sueño placentero y recuperador (en otras ocasiones, simplemente cierro los ojos y no despierto hasta la mañana siguiente); las tardes vuelan y aquello que antes solía hacer (la fotografía, la escritura, la meditación…) parecen pasatiempos de juventud, que hace ya años se han alejado de mí; pero, después llega la contradicción, aún estoy en esos años de juventud en los que debiera permitirme hacer aquello que deseo.
En no pocas ocasiones he pensado para mis adentros: ¿no era maravilloso cuando mi única preocupación era el examen final que se acercaba?
Desconozco cuál sea el motivo de esta inestabilidad… sinceramente.
Siento que el control de mis días y mis noches se escapa de mis manos, tengo la constante incertidumbre de si llegará el momento en que pueda retomar la pluma o el lente; y, sin embargo, tengo esa cancerosa sensación de que el tiempo pasa a mi lado, y los avances de los proyectos de vida pasan a segundos, terceros, cuartos y quintos términos.
Letras, imágenes, suspiros y añoranzas; todas amotinadas dentro de un cofre dorado que es enterrado debajo de kilos de realidad y lluvia gris.
Una realidad desmoralizadora, viciada, sofocada; un constante grito debajo de un interminable océano, como si viviera en un mundo de nada más que sombras, con corbatas, sacos, tacones, sombra de ojos, lociones (las mejores lociones) y cero interés por la lógica humana; ninguna preocupación por la realidad del hermano, del prójimo.
Una realidad cubierta por falsas promesas; donde ese cofre dorado, contenedor de la riqueza espiritual, humana, filial, erótica, se ve cada vez más lejos del alcance del hombre común.
Pero una realidad, a fin de cuentas.

2 comentarios:

La Marquesa de Malvrier dijo...

Wow a mi también me ha sorprendido la similitud de nuestras entradas amigo. Es verdad, nuestra generación a pesar de que dicen que somos unos automatas insensibles en realidad es una generación que tiene anhelos sepultados por la realidad. Esa realidad cargada de trabajo, competitividad y globalización. Todos estamos pasando por ese sentimiento de enfado, quizás es nuestra alma sensible al arte, la espiritualidad y el amor, negándose a desaparecer en el caos social que nos envuelve... tu qué opinas??

Xander VanGuard dijo...

"Anhelos sepultados por la realidad."
No lo pude haber dicho mejor; nuestra ilusión de superarnos de pronto se enfrenta a una pared de más que solo ladrillos.