¿Cuáles son los verdaderos dioses?
¡¿A qué ser supremo debo dirigir mi devoción?! ¿A quién voy a alimentar con mis oraciones y mi culto?
Solía ser devoto, solía confiar en una figura omnipresente y omnipotente. Acostumbraba llevar a cabo los rituales que su religión exigía, intentaba realizarlos al pie de la letra.
De alguna manera, la conciencia humana fue ganando terreno conquistado por el dogma religioso. Mi propia naturaleza, mi condición de hombre, recobró aquellos terrenos de la lógica y la razón que hacía muchos años la religión expropió sin miramientos.
No afirmo que seremos mejores personas si dejamos de lado las religiones. Las religiones en nuestro mundo tienen gran peso, cuales quiera que estas sean, así que no podemos olvidarlas, ignorarlas ni dejarlas de lado. Pero yo me pregunto, como un ser humano más y con una capacidad de razonamiento: ¿Cuál, de todas las que existen, proclaman y alaban al verdadero dios? ¿Cuál de todas?
Temo que no podré dar una verdadera respuesta, o tal vez alguna verdaderamente convincente, puesto que hablamos de creaciones humanas, con trasfondos divinos. Al principio de los tiempos fue la fuerza de la naturaleza lo que mantenía a raya a los humanos. Temerosos. Después, llegaron los dioses del desierto que otorgaban una buena siembra, una mejor cosecha, una buena vida y una inevitable muerte.
Después de ellos, llegaron los dioses de la sabiduría, la guerra y el amor en la cultura griega, que a fin de cuentas fueron absorbidos por sus rivales romanos y adecuados con nombres que posteriormente utilizó la ciencia espacial.
Pasamos entonces al momento del monoteísmo. La unificación de todos ―y de todo lo que pasaba― en una sola persona, en una figura. En un solo pilar. Aunque, irónicamente, con la entrada del pensamiento monoteísta, el hombre continuó con la creencia de varias divinidades en todo el mundo.
Así, ciertamente: “Cada quien caracteriza a ‘su’ dios a imagen y semejanza de su propio fanatismo. ¿Cuál dios ―se preguntaba Fabián― de entre todos los dioses que anuncian los predicadores, los curas y los iluminados, es el Dios Verdadero? Desde hace mucho tiempo, sin percatarnos, hemos retornado al politeísmo”. (Extracto de Obra Negra de Alfredo Espinosa, de la editorial Solar).
Sin embargo, entiendo que todos debemos tomar y adoptar alguna corriente… así que en este momento retomo la doctrina ya por muchos olvidada pero que es base de todas las religiones actuales: el amor.
Elevo mis oraciones a al Eros, dedico mi culto a su nombre y mis acciones a su recuerdo. El contacto con nuestra persona y con la persona a la que amamos forma y materializa la más fuerte religiones de todas. Aquella que reinará por encima de todos los demás inventos banales de la conciencia humana. Pues el amor va más allá de un simple deseo. La magia que envuelve resulta inexplicable, un milagro dirían los cristianos, y sin embargo la tenemos todos los días, a nuestro alrededor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario