El
desnudo representa la naturaleza del cuerpo humano.
Por
naturaleza nos referimos a ese estado
primigenio de las cosas, a la base de algo o a su fundamento más elemental. Por
naturaleza entendemos la forma, el
material y las primeras figuras de algo; todo en lo que se sustenta la creación
de algo. Si hacemos mención al cuerpo desnudo, es ésta característica lo que
fundamenta la creación del cuerpo. Observamos una serie —importante— de
características, elementos particulares y concretos, específicos, en este caso
del humano en cuestión.
El
desnudo nos deja a la vista las magnitudes, dimensiones y tamaños del cuerpo:
piernas, brazos, espalda, pecho, abdomen, cara. Percibimos el largo de las
extremidades y la gracia con la que coexisten e interactúan con otros elementos
del propio ser.
Denotamos
también, una maravilla de mezcla de colores y tonalidades. Las propias marcas
de la cotidianeidad de la luz solar en una persona, marcas en los brazos,
hombros o piernas. Un delicioso, delicado y marcado, contraste entre el color natural
del cuerpo y aquél nuevo que porta el hombre o la mujer, producto de las suaves
e imperceptibles caricias de Apolo, un beso del dios en los hombres.
Otro
elemento que perciben nuestros sentidos, al encontrarnos frente a un desnudo,
es la forma, propiamente dicho, del cuerpo humano. En cuanto a esto, nos
referimos a la suma de todos los elementos que constituyen el físico humano:
tamaños, colores, dimensiones. Incluso elementos que no son naturales sino generados
por voluntad humana, pero que perfeccionan, adornan, el cuerpo: tatuajes,
perforaciones y muchos más.
La
forma, entonces, para nosotros representa todo el conjunto de elementos que
conforman al cuerpo humano; la forma nos da ésa imagen, precisa e inequívoca, de
una persona. Nos permite crear una representación mental de lo que nos imaginamos
como “ese” específico; además de que manifiesta la estructura —primigenia y
subsecuente— del hombre y que lo hace único ante todos los demás. Es todo
aquello que genera la belleza del ser humano, marca la presencia de un hombre y
de una mujer ante todos los demás.
Ante
un desnudo, encontramos las magnitudes y los colores —y la gracia con la que conviven
todos estos elementos— reunidos en una forma natural y perceptible; ante un
desnudo encontramos la naturaleza del cuerpo humano.
La libertad de ser, de estar. Libertad de espíritu. |
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