Era ampliamente conocido que, en los
estados monárquicos, los reyes, emperadores y demás hombres de poder, mantenían
varias amantes aunque probablemente no lograban la misma posición que la reina
o emperatriz, pareja legítima y única del monarca; como no sucede, por ejemplo,
en un harem, en donde todas deben recibir la misma atención, cuidados y cariño por
parte del hombre.
Pero, entonces ¿qué significa
amante? ¿Quiénes son amantes?
Claro es que no podemos descartar los
significados que socialmente se les atribuye a las palabras —montones y
montones de ejemplos existen en grupos sociales—, aunque no siempre resultan
los más adecuados o propiamente correctos. En particular, la palabra amante
hace referencia a quienes se aman y personalmente prefiero quedarme con esa acepción;
y fue precisamente lo que contesté aquella noche: para mí, es quien se ama, quien ama a alguien más. Para mí, tú eres mi
amante y yo el tuyo.
Hablamos de quienes se entregan
sentimentalmente a otra persona, quienes tienen a su alcance los sentimientos y
emociones que una convivencia en pareja les brinda.
Los amantes van al cine, cenan
juntos, ríen, lloran. Crecen juntos y se conocen el uno al otro; aceptan las
cargas de una convivencia humana tan estrecha, como lo es la relación
sentimental de pareja. Pero, también, aceptan a la persona que tienen a su
lado, aceptan aquella imagen y juntos generan una nueva, en donde ambos tengan
cabida y opinión.
Al menos, supongo, es lo que debería
suceder; pues una relación de amantes, no es aquella donde uno se impone sobre
el otro.
Dejamos atrás los años en que el
hombre mantenía a la mujer y ésta era reducida a compañía en la cama; dejamos
de lado la creencia de la fuerza y la determinación—aunque más bien imposición—
masculina era la que siempre sería tomada en cuenta.
Por lo que, amante y amado resultan
tener igualdad de condiciones y de oportunidades, es una responsabilidad
compartida, una obligación por hacer que esa relación funcione. No nos
referimos a los erōmenos
y erastēs griegos, pues en esas
relaciones uno siempre es el amado y el otro siempre es el amante (adolescente
y hombre mayor); en estas relaciones ambos son amados y ambos son amantes,
ambos se deben lo que se exige del otro.
Más allá de las comunes acepciones
de la palabra, los amantes no son quienes mantienen una relación infiel, sino
aquellos que aman y son amados.
2 comentarios:
Amén por tu conclusión a esta buena serie de entradas: "los amantes no son quienes mantienen una relación infiel, sino aquellos que aman y son amados".
Coincido con tu percepción de la palabra amante, porque tienes razón en libros así de caballería y amores romanticos al estilo Ivanhoe, Las mil y una noches, Robin Hood e incluso Jane Austen, por lo general se refieren a los protagonistas como "la pareja de amantes", quienes hacen lo imposible por defender su amor.
Es malo que se haya dado a una palabra tan hermosa una connotación tan desagradable, pero en fin son cuestiones culturales y nada mas.
Saludos!!!
Sí, insisto en que debemos buscarle significados más profundos a las palabras para no quedarnos solamente con aquellas que nos dicen que son.
Saludos!!!!
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