En tus manos sostienes mi deseo, atrapas entre tus labios el gemido marginado, que nace del fondo de mi garganta.
Entre tus dedos, la escencia de mi vida fluye, como agua en rocosas montañas.
Mi cuerpo suda, tiembla y respira; mis ojos se cierran y mi boca se abre para que grite a demonios y dioses, el placer que incencia mi pecho.
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La belleza de la vida la encuentras en la misma vida
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