"La vocación literaria no es un pasatiempo..."

"La vocación literaria no es un pasatiempo, un deporte, un juego refinado que se practica en los ratos de ocio. es una dedicación exclusiva y excluyente, una prioridad a la que nada puede anteponerse, una servidumbre libremente elegida que hace de sus víctimas (de sus dichosas víctimas) unos esclavos."

(VARGAS Llosa, Mario. Cartas a un joven novelista. Ed. Alfaguara; México 2011; p. 19)

Comencé a leer el libro Cartas a un joven novelista, de Mario Vargas Llosa, y casi inmediatamente --en su página 19-- me golpeó en el alma, sin piedad alguna.

     El párrafo con el que comienzo esta entrada me dejó en claro que hay algo estoy haciendo mal. Me digo escritor y no escribo, me digo novelista y llevo once capítulos desde septiembre de 2011 y aún no puedo llegar a concluir la primera parte de mi "novela".

     El escribir no es un pasatiempo, afirma Vargas, y yo lo tomo como justamente eso; un pasatiempo al que me dedico cuando no tengo nada más pendiente por hacer, cuando en realidad debiera ser una prioridad si es que deseo algún día ver mis obras en las librerías.

    Y es que en muchas ocasiones me represento un futuro incierto, de reconocimiento por mi trabajo, en lugar de la maravilla que implica realizar un trabajo. Me concentro en el destino y no disfruto el viaje.

     En muchas ocasiones tengo un sueño intranquilo, que no me permite descansar, debido a las múltiples inquietudes al respecto de mis trabajos; sin embargo, cuando intento vaciar todas esos diálogos y escenas  que muero por describir, se levanta una enorme barrera de piedra --prácticamente inquebrantable-- que permanece inmóvil y que poco a poco se levanta más hacia el interminable vacío que deja la falta de inspiración.

     Justamente hoy comienzo el capítulo 11 de "Daniel, L' art de la rue" y, según Word, lo comencé el 18 de septiembre de 2011. Esto significa que ya pasó un año y cinco días y aún no concluyo con la primera parte de la historia.

     ¿Qué me pasa? ¿Cual es el problema?

     Precisamente: aún pienso que escribir es un pasatiempo.

A.A.R.