Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Amistad

Aristóteles les explicaba los diferentes grados que admite la amistad, desde la búsqueda personal, el más sencillo, hasta el más puro y complicado; cuando se desea el bien para un amigo por su propia seguridad.

La amistad es perfecta cuando un hombre virtuoso ama el bien en la persona de otro hombre, porque la virtud produce más deleite que la belleza misma y permanece intacta; ni siquiera el tiempo puede tocarla.
El filósofo continuó hablando del valor de la amistad, más allá de las arenas movedizas de Eros.
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Tomé este fragmento del libro que actualmente leo: Fuego del paraíso, de Mary Renault. Como mencioné en una de las entradas anteriores, la historia trata de la vida de Alejandro de Macedonia, hijo de Filipo y Olimpia; y su relación con todos los demás personajes que lo rodean que son sencillamente maravillosos.
Están estructurados con una sencillez que me parece estupenda. Filotas y Tolomeo acompañan a Alejandro —aunque en menor grado, en segundo plano—; Casandro eternamente disgustado con el joven príncipe y claro… su gran amigo, su mejor amigo: Hefestión.
La dualidad Alejandro-Hefestión simplemente me parece perfecta. La lectura no se enfoca en los detalles carnales y eróticos (que pudiera hacerlo bajo una falsa influencia de Eros), sino que se basa en la delicia de la compañía de uno y de otro. Se centra en la relación de amistad que surge entre ellos y que representa la maravillosa unión entre dos hombres. Unión en pensamientos y en opiniones; unión en sensaciones y lágrimas.
Particularmente este extracto, que tomé de un momento donde se encuentran Alejandro y sus compañeros escuchando a Aristóteles, significó bastante para mí. Por muchas razones que probablemente colinden con lo ridículo; sin embargo, probablemente la razón más importante es que, hace ya casi cinco años, él y yo comenzamos un hermoso viaje a través de las aguas de la confianza y la seguridad, y justamente zarpamos del puerto de la amistad. La Amistad, en nuestro caso, fue ese ingrediente especial que nos unió —y que lo hace hasta estos días—.
Afortunadamente me he topado con verdaderos amigos a lo largo de mi vida, que quizás muchos ya no estén aquí; sin embargo, a pesar de que estoy consciente de que la amistad y el amor (o el amigo y la persona que amas) se encuentran ubicadas en esferas distintas, de pronto tenemos la increíble fortuna de que ambos estratos se mezclan entre ellos, aunque sea un poco, y dejan como resultado una relación libre y virtuosa (como lo menciona el filósofo).
Así pues, Alejandro y Hefestión (aunque no me considero un general o alguien que le deba respeto y amor a otro por su jerarquía), Armand y Marius; Paul y Victor; Jason y  Kyle; y muchos, muchos más continuarán su camino… a donde sea que éste los lleve.

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