El deseo de tu compañía a mi lado, aquí en mi lecho privado, me vuelve loco.
Como el recuerdo de una noche, con agua caliente y caricias de gemidos que salían por mi boca; cuando entraste a aquella caverna, con deseos de conquista.
Entraste con la idea de conquistarme y llenarme de gloria; entraste, pero en lugar de esclavizarme, me liberaste con tus besos de seda blanca.
Con tus caricias de carne y sangre colocaste la corona sobre mi cabeza.
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Te amo.
Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel
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