El reloj de la torre comenzo y termino con la decima campanada.
Su espalda estaba en contacto con la fresca sabana de la cama, sus pezones estaban erectos y de su boca escapaban caricias para los oidos de su amante.
El reloj de la torre comenzo y termino con la onceaba campanada.
Los dos sentinelas que protegian la pureza -y el terreno virginal del chico- bajaron su guardia, mientras se hacian a un lado para permitir la llegada de la lanza flameante.
El reloj de la torre comenzo y termino con la ultima campanada.
Las almas de los amantes se unieron, sus cuerpos se fusionaron y juntos viajaron al mundo inexplicable del deseo, el placer y el amor.
El chico entro y logro una expresion pura de felicidad en el rostro de su companero.
Con las piernas en sus hombros, todo parecia ser mas facil, mas sencillo (aunque despues entendio que tambien seria mas complicado).
Con sus piernas apoyadas contra sus hombros, la boca abierta de la que brotaban colibries y mariposas de musica; con la viril presencia dentro de el, esa noche los dos amigos comprendieron que solamente eso, los verdaderos amigos podrian aguantar un encuentro como aquel...
En sus corazones, sabian que todo estaba bien. Que ese era el camino que debian de seguir...
El reloj de la torre guardo silencio... En respeto al verdadero amor que se mostraba a sus pies.
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1 comentario:
Oh... algo fuerte y cargado de simbolismo. Y es verdad, solo los verdaderos amigos pueden soportar sin daños posteriores a un encuentro como ese.
Un beso.
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