Has pensado....
: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :
martes, 25 de mayo de 2010
Esos malditos y lastimeros 10 minutos.
Tal vez, 10 minutos sea lo que tarde algun mesero en traer tu comida en algun restaurante. Tal vez sean los que se requieren oaora hacer calentamiento en el gimnasio, o tal vez sean los 10 minutos que un amante se toma previo a realizar la personificacion del amor y la lujuria (en lo personal me gusta -en este punto- tomarme mas tiempo).
Quien sabe, 10 minutos para mucha gente puede ser una vida o un tiempo aceptable para obtener algo, un cafe, la fila de la dulceria del cine, lo que se tardan para llegar a casa de la persona que ilumina sus ojos y extrae su sonrisa.
10 minutos pueden ser mucho y nada. Para mi, los peores 10 minutos del dia son los que cuento antes de dormir, y despues de despertar.
Sufro por diez largos minutos cada noche pensando en tu imagen, en tus caricias y besos. Pienso en tu voz, en tu risa y en tus ojos. Por diez minutos pienso en tu piel, en tus vellos, en tus piernas y en tu corazon. Durante diez largos y aparentemente interminables diez minutos, pienso que en cualquier momento llegaras a mi lado y me dormiras en un abrazo pasional.
Despues... En la manana;
Diez minutos despues de dormir ilucionado me despierto y salgo de la cama resignado a que solo puedo dormir con tu fantasma, solo puedo hacerte el amor en suenios y solo el viento puede tocar mi piel desnuda. Solo los poderes de la noche pueden mecer mi lecho solitario.
Los primeros -y los ultimos- diez minutos de mi vida, los ocupo en llorar silenciosamente tu regreso. Ese tiempo, pienso quien eres, quien soy, quienes seremos.
Diez minutos... Esos malditos y lastimeros diez minutos.
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sábado, 22 de mayo de 2010
El Filo de tu piel
jueves, 20 de mayo de 2010
de abandono y empolvamiento
Incluso tengo pendiente un encargo especial, de parte de mi amado Thad, de edicion de una historia que esta escribiendo. Lo siento amor, pero espero terminar lo mas rapido posible para poder dedicarme de lleno a la escritura y a tu trabajo. Claro, y a AMARTE! Jejeje xq se que t he tenido medio descuidadon. En fin, antier, ayer y hoy fueron dias de correr, correr y mas corrida (aunque algunos cochinotes piensen mal!) pero solo espero que los dias anhelados de paz y esoarcimiento lleguen pronto...
Demonios ni sikiera al cine hemos podido ir! No puede ser!
En fin, todo esta "esclavitud" titulera debe terminar pronto... Espero :S
En resumen eso me ha estado pasando, cn mi cachorrote y mi amorsote todo perfecto! En el trabajo tambien afortunadamente, tuve una platica muy provechoza cn mi jefa el dia de ayer.
Y pues aunque mi querida facultad, en la que pase 5 aniotes, no tiene los directivos que quisiera... Seguira adelante.
Saludos a todos,
P.D. Pinche calooooor!!!
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lunes, 10 de mayo de 2010
Cielo, Tierra y algo más...
La parte inferior de la fotografía trae a mi mente una serie de preguntas que desde hace mucho tiempo han estado rondando mis pensamientos de un rato en un rato.
Son preguntas que, incluso hace muchos tiempos, sus respuestas llegaron a controlar mis acciones y mis decisiones. Preguntas que formulo basado en la perspectiva que tienen de gente como yo, homosexuales.
¿Somos tan superficiales para solo fijarnos en una cara bonita?
¿Somos tan vacíos como para descartar la posibilidad de estar con alguien solo porque no tiene un cuerpo escultural?
¿A caso no tenemos nada más dentro de nosotros que nos permita enfocarnos en los sentimientos y, sobre todo, madurez de las personas que nos rodean?
¿Si no tiene un bronceado perfecto y los músculos por demás marcados y delineados, no será digno de nuestra atención?
¿Por qué nos fijamos en el cuerpo de los demás? ¿Lo hacemos porque deseamos una vista estupenda en nuestra cama, o quizá es porque nosotros mismos deseamos tener ese cuerpo?
¿Qué es lo que daríamos - o darías, lector - por tener a tu lado a alguien con un físico casi perfecto?
¿Qué es lo que daríamos? ¿Hasta dónde llegaríamos?
¿Somos, a caso, tan superficiales?
Eres Hermoso (fragmento de la historia The Wolve's Howl)
Después de unos cuantos minutos, se alejó despacio y se dirigió hacia atrás de unos pequeños arbustos que estaban a mi derecha. Desapareció detrás y al final, reapareció Axel. Mi amigo. Mi Axel. Estaba desnudo, un poco sucio en su pecho y en sus manos y piernas, pero era él. En verdad era él.
―Tranquilo Pequeño. No pasa nada… créeme. No, no voy a hacer daño. Tranquilo. Todo está bien.
domingo, 9 de mayo de 2010
Felicidad
No pretendo dar respuesta a esto... Solamente puedo decir que la felicidad la llegamos a encontrar en lo que menos imaginamos y en lo que menos esperamos.
En mi caso, afortunadamente, siempre es al lado de Thadeus..."Pintor de emociones", como una vez le dije.
En mi caso la encuentro en mi carro, platicando o mirandolo a sus ojos; la encuentro en la cena en su casa o en algun resataurante; la encuentro en un sabado de peda y fiesta, o en un domingo de cine.
HOY la encontre caminando con el perro en el parque... Algo sencillo y sin chiste, para algunos, pero cuando estas en esa situacion de tranquilidad y sientes que tus problemas se esfuman... Cuando sientes que la vida en verdad es sencilla... Cuando sientes que siempre podemos caminar con una sonrisa... Nada es "sin chiste".
Te AMO... Buenas noches.
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viernes, 7 de mayo de 2010
Con el viento en mi cama.
-No vaya a ser que suba de pronto y me atrape hasta asfixiarme- penso.
Tomo las hojas donde estaba impresa la historia que había despertado en el una sensación de lujuria y deseo. Comenzó a leer y fue cuando su mano se colocó sobre su miembro, aun cubierto por el boxer blanco.
Siguió leyendo y de pronto decidió apagar la luz y tomar su teléfono celular. Una voz un tanto cansada contesto y de inmediato su propio tono de voz se convirtió en una seducción.
-No puedo dormir- dijo con un susurro y un tono de "caliente".
Siguió hablando y hablando. Su boxer estaba alrededor de sus tobillos.
Tenia los pies apoyados sobre la cama y su mano derecha ocupada con su placer. Con la otra sostenía el teléfono.
Todo fue aumentando en tan solo segundos, la velocidad, los gemidos, la respiración de casi un asfixio. Todo se intensificó, y claro, también la habitación.
Un grito se ahogo en su garganta. Solo gemidos sordos y una respiración silenciosa pero muy agitada se escuchaba por el teléfono. Sus piernas estaban cubiertas de sudor, su pecho y sus brazos también. Apretó el puño y todo termino. Incluso el.
Después de la despedida, pensó en esa posición que tenia antes de llamarlo. Le pareció adecuado leer de un vampiro, que acecha a su joven presa a través de la ventana, así que no se puso de nuevo el boxer, se destapó la espalda y dejo sus gluteos descubiertos.
Detrás de el, dispuesto a la caricia del viento, estaba la ventana de la habitación, abierta completamente.
Le pareció algo atrevido... Pero lo disfruto. Con una sonrisa y los movimientos de cadera, comenzó a seducir al viento en su cama.
jueves, 6 de mayo de 2010
They'll never get my story like U do
Me preguntaste de tantos temas y cuestiones personales, desde bebida favorita, hasta lo que no me gusta de una persona. Me enorgulece, verdaderamente, poder afirmar que eres quien mas me conoce, incluso... En ocasiones, mas que yo.
Sabes cuando algo me molesta, sabes cuando algo no es lo que esperaba, sabes cuando algo me tiene inquieto, o cuando algo me emociona. Sabes cuales son mis lagrimas de dolor y cuales las de alegria.
Se que hace poco te dije qe no podrias dibujar exactamente la palma de la mano, y eso creo que es bueno, dejemos cosas todavia ocultas para descubrirlas con el paso de los anios. Sin embargo... Que puedas dibujar mis ojos es mas que suficiente.
Supongo que es la experiencia y el resultado de convivir cob alguien durante tres anios cinco meses.
Para thad, aquel que lucha cada batalla a mi lado, y festeja cada victoria.
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domingo, 2 de mayo de 2010
El sueño de la primera vez III
―Hola ― dijo el chico cuando abrió la puerta de su casa. En silenció, su amigo, agradeció que el tono fuera el de siempre. Todo normal.
¿Una visita más? No, no podía ser una visita más. No con lo que tenían pensado hacer.
«Pasa. ¿Quieres algo de tomar? Tengo Dr. Pepper.»
―Sí gracias. ¿Todavía no te cambias huevón?
―Nah. ¿Para qué? Es cómodo andar así ― todavía traía el pantalón del uniforme de la preparatoria, aunque con una camiseta interior en lugar de la del uniforme. Estaba descalzo y en verdad parecía ser bastante cómodo estar así.
―Siempre de flojote.
―Y tú siempre con tus playeritas fashion ― le dijo mientras extendía su mano con la lata de refresco fría, recién abierta.
Los chicos se vieron por unos cuantos minutos y la mano del anfitrión tomó la de su invitado de una manera sumamente sutil. Desde ese momento comenzó la electricidad. Su corazón se quería salir por su garganta, su cerebro se apagó y dejó que los sentimientos dominaran su cuerpo.
No pienses en él – le dijo una voz desde su interior. Dejó el nombre de su novio de lado y tomó fuertemente la mano de su amigo.
Juntos subieron las escaleras hacia el primer piso de la casa. Entraron a la ya conocida habitación con el silencio queriéndole reventar sus oídos, pero afortunadamente se escuchaba una música sumamente sensual. Parecían notas árabes que le brindaban un encanto al cuarto. No había velas, pero un incienso se estaba consumiendo en un rincón del mueble de la televisión.
La laptop del chico desprendía notas musicales que acariciaban los deseos de los dos jóvenes.
En un momento guardaron silencio, fue como si estuvieran entrando en un mundo maravilloso lleno de deseos y como si fueran guiados por alguna droga. Solo que no habían tomado nada, era la droga natural del cuerpo del hombre.
La droga blanca que bajaba en forma de gotas por su pecho y su abdomen, inundando la habitación con un aroma sumamente erótico.
Vieron con sus propios ojos cómo una puerta de madera enorme, de dos hojas, se comenzaba a abrir y dejaba a la vista un camino de arena y a los lados un enorme jardín, con árboles, arbustos y frutos de todo tipo. Una pequeña brisa salió y acarició el rostro de los dos chicos como si les estuviera dando la bienvenida.
El olor a azahar encendió sus sentidos y juntos, tomados de la mano, se adentraron a ese paraíso terrenal. Iban descalzos sintiendo primero la arena y luego el pasto fresco que crecía bajo sus pies. No traían playera y los rayos del sol acariciaban deliciosamente su piel, solo caminaban con sus piernas cubiertas por los pantalones que traían puestos. Entonces los ojos de nuestro chico se concentraron en el pecho de su amigo.
No era muy amplio – como los que había visto a través de internet en la soledad de su habitación – pero estaba deliciosamente cubierto de un fino vello negro.
Había, también, un delicioso camino que se formaba desde su pecho hasta su ombligo y se perdía debajo de la ropa interior que traía puesta.
Aprovechó la oportunidad para detenerlo, y colocarse frente a él.
La sonrisa del muchacho era totalmente de felicidad. Había recibido la mejor de las noches y lo mejor de todo era que había sido con su mejor amigo. El amigo incomparable e inigualable que la vida nos obsequia solo una vez en mucho, mucho tiempo.
Con un beso y un abrazo le agradeció infinitamente todo, todo, lo que había hecho.
―Espero que… ― ahora el chico estaba un nervioso. Había tenido mucha presión sobre él. El estar esperando a que su mejor amigo llegara, preguntándose si ya habría comido, si no, lo invitaría a comer.
¿Qué pasaría si llegaban sus padres antes de tiempo? Aunque era poco probable, mientras esperaba ansiosamente, no dejaba de preguntárselo. Estaba nervioso mientras encendía el incienso y seleccionaba la música para la ocasión. Estaba tan nervioso, mientras se quitaba la playera del uniforme, que olvidó por completo quitarse el pantalón y ponerse uno de mezclilla.
Estaba nervioso cuando escuchó el timbre, y cuando le entregó el refresco a su amigo. Pero en ese momento, en ese glorioso segundo en que sintió la explosión de su amor inundar el cuerpo de su amigo, dejó todas las preocupaciones de lado.
Se perdió en el vasto espacio y caminó por el jardín de la mano de su amigo.
«Espero que te haya gustado – el chico tenía sus mejillas un poco coloreadas de rojo. Lo pudo sentir, pero no sabía si era por todo el esfuerzo físico que acababa de hacer en su cama o porque en verdad tenía pena de que algo hubiera salido mal – no sabía qué estaba haciendo, bueno… sí sabía, pero no sabía si te estaba gustando o no.»
―Fue lo mejor… en serio. Gracias, por todo.
Después de haber conversado un poco, sobre la cama, desnudos; y en el pórtico de la casa, por fin, el chico emprendió su camino a casa.
Se despidió de su amigo, los dos con una ENORME sonrisa, y recordó las caricias de las manos de su amigo por su espalda, por su cintura, su pecho. Sintió la electricidad recorrer todo su cuerpo mientras recordaba lo que sentía al estar acostado, con las piernas sobre los hombros de su compañero mientras esa sensación deliciosamente dolorosa lo envolvía por completo.
Todos los vellos de sus piernas se erizaron y recordó la textura de sus pezones – que otra vez estaban duros – cuando las puntas de sus dedos recorrían todo su costado. Desde el lado de su pierna hasta su axila derecha.
Todas las sensaciones que tuvo, sin embargo, se vieron totalmente opacadas con la conexión que definitivamente creció entre ellos. Sus conocimientos y sus perspectivas estarían, a partir de ese momento, más conectados que nunca.
“La primera vez nunca resulta como la esperas” había dicho él. Y efectivamente había escuchado eso en muchas ocasiones. Principalmente de sus amigas (mayores en cantidad que sus amigos) pero el convivir con un heterosexual que sabía de sus gustos, le había ayudado a entender que también ellos, los que solo buscaban cuerpos para desahogarse sexualmente, también los studs que había en su mundo en la preparatoria, se habían decepcionado de su primera vez.
Quizá por eso, pensó, es que siguen haciéndolo y haciéndolo. Tal vez para encontrar esa primera vez perfecta, aunque en realidad sea la veinte o la treinta.
Tal vez por eso seguían haciéndolo y haciéndolo… claro que lo volvería a hacer. Después de una experiencia tan placentera, ¿por qué demonios iba a dejarlo?
Justo cuando lo acababa de encontrar. No estaba loco.
“La primera vez nunca resulta como la esperas”, y efectivamente… nunca se imaginó que llegaría a ser así. Supo entonces, en la oscuridad de la noche de verano, que no se había alcanzado a imaginar tanto, y que sus expectativas habían sido superadas.
El sueño de la primera vez II
Regresó de pronto al presente, en la cafetería de la preparatoria, donde una amable mujer – quien ya los conocía bastante bien – preguntó si quería lo de siempre.
―No gracias, una coca, por favor.
―Wey, no sé por qué estas tan nervioso, ¿es tu mejor amigo verdad?, ¿nomas van a platicar que no? ― El chico se acercó a su oído y le dijo con una sonrisa en su rostro de galán de telenovela ― o se la vas a empezar a chu-
―¡WEY! ¡Cállate!
―Bueno ― dijo entre risas ― te dejo. Conquístalo galán.
El muchacho lo dejó solo y se fue con tres chicas que estaban platicando en silencio, entre risitas un tanto molestas. Las tres pusieron ojos de deseo y calzoncillos mojados al momento en que él se sentó con ellas.
De pronto el chico al otro lado de la cafetería lo alcanzó a ver y le sonrió, se levantó y caminó hacia donde él se encontraba.
―¡Hey! Creí que no habías visto mi nota.
―Sí, si la vi. Solo que la maldita de Rodríguez no terminaba el tema.
―Yo tuve hora libre, estoy con estos babosos desde que salí. ¿Vas a comprar algo más?
―No… nada más esto. ¿Qué onda? ¿Querías decirme algo? ― la pregunta sonó más estúpida de lo que había pensado.
―Eh… sí. Quería preguntarte unas cosas de… de hoy en la noche.
Su corazón saltó de emoción y nerviosismo, entonces sí iban a verse en la noche. Había estado pensando que tal vez, el día anterior cuando hablaron por teléfono solamente estaba jugando. ¿O tal quizá sí estaba jugando?, tal vez me va a decir que no es buena idea. Que no le gusto, y que no le gustan los chicos, como a mí…
―Ok, ¿qué me quieres preguntar?
―Mmm… aquí no ― una discreta risita salió de su boca y justo en ese momento dos asientos quedaron libres justo en un rincón del lugar ― vamos para allá.
Claro, no se iban a poner a hablar de la primera vez que iban a tener relaciones, entre ellos dos, justo a la mitad de la cafetería de su escuela, donde todos pudieran escucharlos. Estúpido.
―¿Ya no quieres hacerlo? ― le costó prácticamente todas sus energías el preguntar eso, pero no quería seguir con algo que fuera una farsa. Quería estar seguro de que los dos estaban seguros de querer hacerlo.
―¿Qué? ― el rostro de su mejor amigo demostraba sorpresa, y continuó bajando la voz ― claro que quiero. Solo, te quiero preguntar algo… ― respiró profundamente y continuó ― ¿cómo quieres que sea?
―¿Cómo… cómo quiero que-?
―Sí. ¿Cómo esperas que sea?
Los ojos del chico se posaron en la mirada nerviosa de su amigo. Lo que en verdad quería era que le dijera qué esperaba de esa noche. Sería su primera vez y quería hacerla totalmente mágica. Quería que fuera inolvidable (más para su amigo que para él mismo) y esperaba que le dijera exactamente qué es lo que quería que pasara. Que lo tomara delicadamente, tal vez; que lo abrazara y lo besara por un largo tiempo, acostados en la cama. ¿Algunas posiciones? ¿Quería rápido? ¿Despacio?
Supuso entonces que todo eso lo iría descubriendo cuando estuvieran ya en ese momento.
―Me han dicho que la primera vez nunca resulta como la esperas ― dijo el chico tratando de calmar al joven que estaba a su lado ― por eso quiero que me digas… qué es lo que quieres. Cómo quieres que sea.
―Pues ― estaba nervioso y su voz salió un poco quebrada, aclaró su garganta y vio directamente a los ojos de su amigo.
En ellos no había engaño, no había broma ni burla. Todo era en serio, y deseaba compartir con él ese momento tan especial. La honestidad que los había unido por tanto tiempo tomó en ese momento un nivel más grande. Estaban a punto de compartir algo que los dos desconocían, algo que los dos anhelaban por conocer así que, qué mejor manera de hacerlo, de comenzar el viaje, que de la mano de tu mejor amigo ¿cierto?
«No sé la verdad, esperaba que… tú me pudieras decir algo de eso. No, no he tenido mucha experiencia.» Era la verdad, no había tenido ninguna experiencia, salvo de besar a su novio y dejar que sus manos alcoholizadas rozaran su entrepierna. Pero nunca le permitió más que eso. Y seguramente nunca lo disfrutó.
«Además – continuó – se puede decir que soy… yo soy el que está haciendo mal. Soy el que está engañando a alguien más ¿recuerdas?»
―Por favor ― contestó el chico ― no estás haciendo nada malo. No le estás haciendo más daño que el que él te hace a ti todos los días. O dime, ¿no te duele que no te mande un mensaje en la mañana? Claro, digo, salvo para pedirte trabajos.
«¿No prefieres, a caso, a alguien que te salude todos los días, que te abrace… de una manera más especial que los demás?»
―Sí, sí… ya te entendí. No necesitas estármelo repitiendo una y otra vez.
El chico a quien llamaba su novio era un año mayor que él, pero parecía que ya tenía todo el mundo recorrido. Había ya hecho montones de cosas, con un montón de gente. Especialmente esa cualidad le interesó desde un inicio, por eso se decidió empezar una “relación” con él (si relación es lo que tenían), pensó que tendría la experiencia, el conocimiento y la madurez para llenarlo sentimental y físicamente de todo lo que una persona necesita.
Tenía la experiencia y el conocimiento, de eso no había duda; sin embargo la madurez, bueno… cada día se daba cuenta que su pequeño hermano de diez años, era más maduro que su mundano novio.
―En serio… no estás haciendo nada malo, la verdad no sé por qué sigues con ese imbécil. No sé qué es lo que estás esperando obtener con él, pero bueno, hicimos un trato y no voy a presionar más con ese tema, tú sabes lo que haces y lo que opino de eso.
«La verdad me alegra que me hayas escogido para esto y realmente, no querría hacerlo con nadie más… que tú. También es mi primera vez… supongo que es bueno que lo hagamos juntos, ¿no?»
Los chicos hablaron por todo el receso y cuando el timbre para entrar a clases de nuevo sonó, se despidieron como siempre lo hacían: un simple choque de sus puños. Era algo sencillo y sumamente común para algunos, pero para los dos amigos simbolizaba algo mucho más intenso y significativo. Como un beso y un abrazo entre un hombre y su esposa, o un abrazo efusivo entre dos amigas, o un beso apasionado entre dos amantes.
―Te veo más tarde ― le dijo mientras él subía las escaleras a su salón y su amigo se dirigía hacia el laboratorio en la parte trasera de la escuela. Mientras caminaba, pensó en todo lo que le había dicho – e incluso en la petición de una posición específica (no podía creer que haya tenido el nervio para pedirlo) – pensó en lo fácil que era estar con él. Por toda la confianza y sin pizca de vergüenza, por todo eso – se dijo – es mi mejor amigo.
El sueño de la primera vez
"Te espero en la cafetería, en el receso" - decía la nota que había logrado distraerlo de las clases de todo el día. La había leído al menos unas cincuenta veces.
Su corazón estaba emocionado y revoloteaba dentro de su pecho, su estómago se sentía tenso y esto ocasionaba que estuviera sumamente nervioso. Incluso uno de sus más cercanos amigos, quien era compañero suyo en la mayoría de las clases y no tenía idea de lo que estaba sucediendo, notó algo extraño en el chico de 16 años.
―¿Qué te pasa? ― Preguntó pegándole con el codo en las costillas ― estás actuando muy raro.
―No, no pasa nada. ¿Qué tenemos que hacer? ― ya había preguntado el ejercicio el número de veces que había leído la nota.
Para cuando entró a la abarrotada cafetería, el chico pensó que tal vez él todavía no llegaba porque no lo encontraba por ningún lado. Entró acompañado de su compañero pero no estaba poniendo atención a la plática de la conquista sexual número dieci-tantos. Estaba bastante nervioso y solamente lo buscaba a él. A él.
El chico que estaba con sus compañeros de salón, con una lata de coca-cola en la mano y una sonrisa en su rostro. Su siempre-presente-nunca-falsa sonrisa.
―¿Por qué estas tan nervioso? ― Pensó que esa pregunta venía desde su interior, desde alguna esquina de su cerebro o incluso de su estómago, el cual no podía soportar más la presión y estaba exigiendo algo de azúcar ― ¡HEY! ¡Te estoy hablando wey!
Entonces supo que no era su cuerpo el que le hablaba.
Le enseñó la nota a su compañero de clases minutos antes de que el timbre para el receso sonara. No le había platicado la anécdota que había ocasionado esa nota, hacía alrededor de dos semanas antes de un examen de matemáticas, pero se conformó con comentarle cosas generales, sin entrar en detalles.
Antes de contestar, recordó aquella tarde.
Era un día de verano, de los primeros días sumamente deliciosos del año en el que aprovechas para sacar las sandalias, algún short y una playera ajustada - aunque no tenía mucho que presumir usando ropa ajustada.
Llegó a casa de su mejor amigo con la preocupación de un examen de matemáticas que sería en dos días.
―Necesito que me ayudes a estudiar... no le entiendo ni madre. ― Dijo mientras entraba a la casa y se desplomaba en un sillón de la sala.
Después de haberse refrescado un poco, con un refresco, de haber platicado lo de siempre, y de haber visto el nuevo juego de video (y su consecuente lucha contra sus ganas de jugarlo) se pusieron a estudiar. Por primera vez sin televisión, sin papas fritas y solo con dos vasos de refresco con hielo.
Al final de la jornada los números le estaban dando un terrible dolor de cabeza al chico y solo quería tranquilizarse y distraerse un poco. Realmente sentía el cansancio del estudio. Entonces cerró los libros y los dejó de lado, se acomodó en la cama (que conocía sumamente bien ya que habían pasado noches enteras jugando o viendo películas en las vacaciones) y su mejor amigo encendió la televisión.
Afortunadamente para los dos, el programa que apareció en la pantalla fue lo que los ayudó a desinhibirse.
No se lo había confesado a nadie. Sus padres no lo sabían, sus hermanos tampoco. Ni siquiera su mejor amigo, de toda la vida, sabía su secreto.
Solamente su novio conocía la verdad. Un chico distante y frío que solamente decía "te quiero" cuando tenía algunas cervezas en su cuerpo. Nunca más.
La emoción del muchacho comenzó a crecer ante las escenas sumamente explícitas del programa de televisión nocturna. Estaba tan concentrado en la serie televisiva que ni siquiera se detuvo a pensar ¿Por qué estamos viendo esto?
No pensó que la reacción lógica de su amigo sería cambiar el canal. Contrario a esto siguieron viendo a dos hombres besarse sobre una cama con sábanas de satín negro, montones de paquetes de condones por todo el suelo, junto con las clásicas botellas vacías de cerveza.
La erección que cada chico tenía era tan evidente, que a uno de ellos no le costó trabajo bajar su mano y comenzar a acariciarse sobre su pantalón. Después, debajo del bóxer.
Al poco tiempo los dos estaban experimentando la atrevida sensación de llegar a un lugar de deseo y placer, guiados por los movimientos de sus manos, escuchando las risas de algunos invitados en la planta baja de la casa, reunidos en la mesa para cenar, que afortunadamente opacaban los gemidos de los muchachos.