Días he pasado en este viaje,
con una habitación con vista al mar y un trato agradable.
Presiento que ha
comenzado una serie de actividades como ésta, que me permitirá viajar y conocer
otros lugares, otras avenidas, otras personas. Espero no equivocarme.
Ha sido relajante, aunque la
obligación ha sido laboral, pasar estos días lejos de casa y de la siempre fiel
rutina; aunque, debo reconocer, que particularmente esta mañana desperté con un
sentimiento de nostalgia al extrañar mis horarios y actividades, después de
terminar de leer el libro que me acompañó desde que abroché mi cinturón en el
avión y una tranquila siesta que tuve, el ánimo parece estar un poco mejor.
Sigo con lo que me falta por
hacer, el día de hoy, jueves y viernes.
Soñé con líneas y palabras,
como solía hacerlo cuando me quedaba dormido debajo de la luz amarillenta de
alguna habitación, con mis cuadernos abiertos y mis notas danzantes ante mi
mente, concentrada en brindarles orden y coherencia. Soñé con diálogos,
paisajes, prosa; un sueño tranquilo y reconfortante en verdad. Que me hizo
recordar lo mucho que amo las letras y, sobre todo, que tengo trabajo
pendiente. Cuartillas de pasión, desastre, sexo y erotismo, que debo llenar y
saborear.
Tengo trabajo pendiente…
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