El muchacho llegó a su habitación. Dejó caer la pesada mochila sobre la cama y suspiró profundamente. Sacó su computadora y la encendió para poder romper con la molesta compañía del silencio. Pensó en lo irónico de la situación: no había nadie en la casa y sin embargo había un molesto ruido en sus oídos, el ruido del silencio, pensó.
En lo que el sistema comenzaba se sentó en el pequeño taburete que tenía a un lado de su cama, se quitó los tenis y aventó sus calcetas lejos de él. Aprovechó la oportunidad para estirar sus piernas y articular un poco los dedos de sus pies, el contacto con la alfombra era sumamente agradable pero no podía sentirse tranquilo. Había algo en la mente y en el corazón del chico que lo hacía estar inquieto, como si algo le hubiera faltado hacer en todo el día.
Tarea... ya la hice - comenzó con una lista de cosas que tenía programadas para esa tarde, su TO DO LIST.
El trabajo de- listo.
Entregué el libro, sí.
Fuí al gimnasio... fue justamente en ese momento cuando alcanzó a comprender lo que le estaba sucediendo. Su ida al gimnasio fue lo que lo puso en ese estado de ánimo, y comprendió cuál era: estaba triste.
La música de su grupo favorito llenaba la habitación de notas musicales e instrumentos que - según sus padres - solo hacían ruido. Agradeció la soledad de su casa.
Sabía que le faltaban algunas cosas por hacer, como imprimir el trabajo que tenía que entregar al día siguiente, y sabía que todavía quedaba una historia por completar. Faltaba el último capítulo de la historia que estaba haciendo. Una que comenzó como un pequeño cuento y que, después de mucho trabajo y alrededor de un año, estaba a un paso de alcanzar las trescientas cuartillas. Cada vez que abría el archivo en su computadora se llenaba de orgullo y de tristeza. Mientras recorría sus páginas con una sonrisa, pensaba que no la podría compartir con su familia o amigos - salvo unos cuantos, entre ella su mejor amiga, pero fuera de unas contadas personas, nadie podría enterarse que estaba por completar la novela de su vida.
A pesar de ser un libre-pensador, escritor abierto a cualquier posibilidad, filosofo y bohemio, no podía desafiar la autoridad asfixiante e inquisidora de sus padres y hermanos, con la publicación y presentación de su primera novela - de la cual, incluso tenía pensado en el diseño de la portada (ya había visto algunos).
Estuvo frente al monitor por algunos minutos pero no podía completar lo que tenía que completar. Así que movio el cursor y lo colocó sobre el ícono de mis documentos, hizo click y una carpeta se abrió ante sus ojos. Viajó hacia donde tenía las fotografías guardadas y abrió la carpeta; montones de rostros conocidos le dieron la bienvenida y los recuerdos comenzaron a fluir como agua de río. Solo que no se detuvo tanto en ellas, sino que viajó a otra de las carpetas que estaban ahí dentro y cuando ésta se abrió el rostro y la sonrisa de Rodrigo le dio la más cálida bienvenida que había tenido en todo el día. Su corazón saltó de emoción pero se encogió de tristeza al recordar lo que había sucedido...
1 comentario:
amigoooo a mi no me engañas, estás hablando acerca de la historia que está haciendo Thad desde antes de que entraramos a la carrera, en donde si no mal recuerdo la protagonista era una tal Nataly y creo que Thadeus estaba enamorado de ella o de su hermano o algo así...
Aunque cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia :P
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