¿Será posible poner en palabras la deliciosa sensación
que experimentó cada vez que lo tomó entre sus brazos?
La noche era fresca y el tacto con su cuerpo era
irresistible.
El calor de la piel, de su respiración.
Lo recuerda perfectamente.
Lo recuerda todo.
Se recostó sobre las cobijas, las velas ardían.
Un cuarto vacío, salvo por una cama y dos anhelos.
Hadas de fuego danzaban sobre sus altares. Una
delicia.
Lo tomó de su cintura, con ambas manos; no deseaba
hacerle daño, tan solo acompañarlo en el mejor viaje que jamás haya realizado.
Colocó las piernas, una de cada lado de su cuerpo;
con la punta del deseo atravesó el umbral de las fantasías,
donde nacen y mueren las ilusiones.
Encendió la llama en su interior, incendió su mente,
con la antorcha que irradiaba lujuria.
Cerró sus ojos, exclamó tantos gemidos que fue
imposible contarlos. Tomó entre sus puños las sábanas, mientras recibía la
delicia de su amor.
Fue una experiencia humana, mejor que todas las
divinas que pudieran existir.
¿Será posible, explicar con palabras la deliciosa
sensación que experimentó cada vez que tomaba su cuerpo?
¿Cómo describir el contacto de dos seres humanos?
¿Cómo detallar la magia de unir piel con piel,
aliento y aliento; sudor y sudor?
¿Cómo expresar la magia que producen esas caricias,
las manos, la boca, lengua?
¿Será posible?
No hay comentarios:
Publicar un comentario