Es sumamente común, y supuestamente lo es más en los últimos años, que gracias a las cargas de trabajo y a las multiples actividades que desarrollamos día a día, no nos demos el tiempo de simplemente sentarnos a pensar en todo lo que (nos) sucede.
De pronto el trabajo de la oficina parece no dejarnos en paz, las actividades de la escuela o del propio esparcimiento nos manfienen ocupados, una hora tras otra y otra.
¿Cuándo fue la última vez que me senté a observar a la gente? ¿Cuándo me detuve a contemplar las estrellas, a sentir el frío de la noche o percibir el aroma del pasto mojado?
¿Cuándo fue la última vez que medité al final de mi día, a mitad del parque?, pues tal parece que pedir (o tomarnos) cinco minutos de nuestro tiempo se convirtió en una labor titánica.
Hoy reflexiono del tiempo para reflexionar. Pienso en el tiempo (que no tenemos) para pensar; y, solo deseo, retomar aquellas libertades que alguna vez tuve. Anhelo tomarme un minuto y supirar, aliviar el peso de mi alma y ayudar un poco a mi cuerpo cansado. Deseo cerrar mis ojos, pensar, escuchar, oler, imaginar.
Quisiera suspirar y expulsar mis pesares, como una nube de humo negra que sale desde el interior de mi alma; purificarme, tranquilizarme.
Suspirar y reflexionar. ¿Qué he hecho? ¿Qué quiero hacer?
Preguntas crueles, pero más aún, lo es no tener respuestas para ellas.
Hoy reflexiono en reflexionar.
1 comentario:
Amigo, coincido perfectamente contigo. Simplemente lo vemos en la cantidad de entradas publicadas o la calidad de las mismas, creo que son mas apresuradas de como lo eran cuando estábamos en la escuela y teníamos la oportunidad de hasta comentar las entradas. Podíamos pasearnos en el Jardín o contemplar El Mar de Letras con calma, pero ahora no, ahora tenemos que cumplir con las obligaciones que tenemos como adultos responsables que somos u_u.
En momentos es desmoralizante.
Saludines!!
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