Me parece un tanto extraño que, después de ocho meses, me encuentre en este momento llegando a la publicación 101 de este blog.
Cuando me decidí en abrir este espacio, pensé que lo dejaría meses y meses en completo abandono, sin abrir la página ni actualziar las imágenes o demás "accesorios" que puedo utilizar. Pensé que sería un espacio muerto, un lote baldío en esta cyber-ciudad tan inmensa que es el Internet. No me imaginé que en este espacio encontraría, entre muchas otras cosas, un lugar donde puedo ser yo mismo, donde puedo hablar sin miedo a la sensura (que realmente no tiene por qué ser así), encontré un lugar donde quedan mis sentimientos y pensamientos sobre cuestiones de nuestro diario acontecer, e incluso ilusiones guardadas muy dentro de mi mente y mi alma.
Encontré, en lugar de un espacio muerto, una forma de hablar, de gritar y de ser escuchado al otro lado de la montaña.
Gracias a quienes me han seguido (algunos más constantes que otros) continué escribiendo y publicando, gracias a aquellos que han sido mis ávidos lectores o mis aburridos deambulantes con felices encuentros accidentales con este espacio; gracias a esos momentos en que me dormí quince o veinte minutos después de mi hora, por tener una publicación más, es que hoy llegamos al 101.
Sin embargo, el título de esta entrada marca un número diferente y no es por equivocación sino por mero capricho y una coincidencia sumamente placentera.
Inicié mi blog con una historia que no se pretendía fuera más allá de tres capítulos. Comencé con una historia que tenía como estructura el inicio, el desarrollo y su final a lo largo de veinte o veinticinco cuartillas, nada más.
Comencé este espacio publicando "The Wolve´s Howl", que a lo largo de ocho pesados meses, y 175 cuartillas después, se convirtió en "A Wolve´s Story". Me parece sumamente adecuado festejar mi centenar de publicaciones, precisamente con la entrada anterior, cuando por fin dejé de escribir y coloqué el punto final (al menos de esa historia); siendo que con esa historia en particular comencé las publicaciones.
Inicié y concluí con la historia de Jordan y Axel. Inicié y concluyo ahora con la historia de dos lobos atraídos por la naturaleza, y dos hombres enamorados por su propia esencia.
Curiosamente, dentro del año del Centenario, también yo tengo algo de tres cifras para poder festejar.
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