Me parece increíble: quisiera apagar las voces del mundo y los gritos de mi conciencia.
Dejarme guiar por los sentidos: el encanto del olfato, la maravilla del tacto, la locura del gusto, la delicia de la vista y la sutileza del oído.
Quisiera apagar las luces de la ciudad y permanecer en silencio, envuelto en la completa oscuridad que rodea mi cama, en espera de las manos que habrán de elevarme, de manera sublime, hasta las nubes frescas.
En espera de aquellos labios que me darán vida con su calidez.
Deseo de percibir los más exquisitos aromas de esta vida, la piel, el sudor y la mágica esencia que nace en el interior del dios que me acompañará en la cama. En paciente espera del delicioso momento en que las estrellas brillen frente a mis ojos y que los muros de los castillos que aprisionan mis anhelos se derrumben y permitan la entrada de faunos, hadas y pegasos. En espera de aquél sutil momento en que me tome decididamente, me haga suspirar y gemir.
Me parece increíble: lo deseo, lo anhelo... Rcostarme desnudo a su lado, cuerpo con cuerpo, piel con piel, corazón y alma de cada uno.
Quisiera apagar las voces del mundo y los gritos de mi conciencia. Permitirme vagar por el bósque de los deseos, jugar con las hadas, montar los pegasos.
Quisiera apagar las voces del mundo y escuchar solo los latidos de su corazón.
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La belleza de la vida la encuentras en la misma vida
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