En estos días, cuando los problemas sociales parecen asentuarase y llegar al extremo; en días en los que las noticias nos dejan pasmados y temerosos del mañana; en días en los que tememos caminar libremente, debemos quitarnos la banda de los ojos y ver la realidad.
Determinemos qué necesitamos como sociedad y cómo podemos conseguirlo.
Particularmente deseo una sociedad de paz, que se alcance a través de la justicia. Anhelo un verdadero estado de Derecho que nos permita ejercitar el bien más importante (después de la vida) del ser humano: la libertad.
¿Y cómo podemos conseguirlo? De una manera sumamente sencilla -que incluso ya conocemos pero que, de manera muy frecuente, olvidamos-, aunque resulta un tanto dificil aplicarla; solamente lograremos estos anhelos si reflexionamos en cuanto a nuestros propios actos, asumimos sus consecuencias y aceptamos nuestra responsabilidad.
Seamos verdaderos ciudadanos, congruentes con lo que pensamos y hacemos, para entonces exigir cambios efectivos a nuestras autoridades.
Olvidemos el soborno, dejemos de lado el "no me interesa" y el "no pasa nada" y avancemos hacia un mañana en donde enseñemos a nuestros hijos el valor de la amistad, de la cordialidad y del respeto.
Ese, creo yo, es el único medio con el que contamos para alcanzar la tranquilidad que tanto deseamos: el respeto.
Respeto a las opiniones y a los gustos. A las preferencias y a los sueños, a las creencias y a los pensamientos.
Respeto a las diferencias.
Vamos a quitarnos la banda de los ojos que nos permite observar directamente a los ojos de otra persona.
Basta de discursos vacíos e insignificantes que no cambian la realidad.
Y antes de exigir un cambio... Preguntemonos, con deseos de responder, ¿qué queremos?
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La belleza de la vida la encuentras en la misma vida
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