Hace tiempo, poco más de un año si mal no recuerdo, publiqué una entrada que llevaba por título SECRETOS.
En aquél entonces fue una historia que de pronto estructuré en mi mente y después grabé en papel. Entonces hablaba de que todos tenemos secretos que pertenecen a ese mundo al que solo nosotros podemos entrar.
En esta ocasión, no hablaré de los “secretos privados”, sino de los compartidos.
Existen secretos que compartimos con otras personas ―amigos, familiares, pareja, etcétera―, aunque no deseo entrar al debate si existen o no los secretos “compartidos”, partiendo de la base de que si lo sabe alguien más, deja de ser un secreto. En fin, a lo que me refiero es precisamente de esas vivencias que entonces llamemos privadas (y evitar el conflicto de secreto-no-secreto).
Para comenzar me gustaría puntualizar la diferencia que yo encuentro al respecto de los términos entre y de.
Según la Real Academia de la lengua Española, la palabra entre denota la situación o estado en medio de dos o más cosas. Hablando de los secretos entre personas, y concretamente entre parejas, serán aquellos que se encuentran en medio de los amigos o la pareja sentimental. Por lo que me atrevo a compararlos como la ventana de un edificio o una casa. Puedes ver hacia el otro lado, e incluso podrás escuchar desde el otro lado, pero la visión y la comunicación se dificultan gracias a este obstáculo que se encuentra entre los sujetos.
Se puede ver hacia fuera, como dije, pero no podemos tocar o avanzar sin quitar ese objeto del camino. Los secretos entre parejas son una cuestión delicada y que requiere atención puesto que dificulta la comunicación entre la pareja y sobre todo nubla la visión de la persona que está frente a nosotros.
Estos son entonces los secretos que dañan la relación de pareja, que en el mejor de los casos es la única en resultar dañada.
Por otro lado, los “buenos” secretos ―si se me permite la expresión― son aquellos que unifican a la pareja. Entonces sí hablamos de esas vivencias privadas que la pareja experimenta y que a fin de cuentas resulta un secreto compartido por dos personas.
Los secretos de parejas serán aquellos que se construyen con el consentimiento de los sujetos involucrados y que entonces servirán para incluso juntar a quienes participen en ellos (que no siempre será exclusivamente la pareja, pero sí en todo momento con su consentimiento).
Pongo el ejemplo de una relación liberal y una noche de juegos sexuales entre tres o más personas.
Dicha conducta será criticada y juzgada, sin embargo quienes en ella participan coinciden en que es lo que desean hacer y lo hacen, por lo que el consentimiento tácito se encuentra en todo el acto, lo que ayuda a unificar la conciencia grupal en esa situación y enfrentar las críticas o reproches externos que lleguen posteriormente.
Debemos diferenciar los secretos entre parejas de los secretos que forman parte de la pareja. Eliminar los primeros y en ocasiones apoyarnos de los segundos para mantener una intimidad inclusive en un mundo público.
De ahí que encontramos las miradas o sonrisas “cómplices”, porque cualquier mirada, frase o lugar, nos recuerda lo que se hizo y precisamente es agradable tener a alguien más a nuestro lado para recordarlo, aunque sea solamente en nuestra imaginación y sin compartirlo con alguien más. Las experiencias privadas son precisamente interesantes por eso, porque son privadas.
Solamente una sana reflexión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario