Esa deliciosa noche de inicio de verano, las alas del angel agitaron la tranquilidad de la noche. Cuando se propuso comenzar su vuelo y regresar a casa, sobre las nubes plateadas, recordo a aquel humano al que vio esa tartde, antes de que el sol se pusiera detras de las colinas.
Volo sobre la ciudad, entristezido por los crimenes que sucedian en ella, sintiendose mal por la injusticia, por la muerte que llegaba de improviso en un callejon despues de una fuerte detonacion. Volo sintiendo una profunda pena por los padres que abandonaban a sus hijos o por los amantes que golpeaban su corazon con palabras de sangre.
No soportaba mucho bajar a este mundo, la pobreza, la tristeza, el llanto, la soledad y el desamor eran cosas de todos los dias. Sin embargo, solia bajar con mayor frecuencia, despues de que vio al chico jugar alegremente con el hermoso perro dorado, que sin mas ni mas tenia un nombre perfecto: Angel.
El era un angel, su perro se llamaba Angel, y el humano tenia una figura simplemente angelical.
Volo aquella noche hasta llegar a la habitacion del muchacho. Se mantuvo ahí fuera unos cuantos minutos, con las enormes alas extendidas con toda su magnitud y esplendor. Observo a traves de la ventana y lo que pudo contemplar lo perturbo bastante.
El chico estaba recostado, cubierto con algunas cobijas y con sus ojos cerrados. Pero algo habia en la expresion del rostro del muchacho, algo habia en la respiracion que tenia y algo se dejaba ver en los delicados movimientos que hacia debajo de las cobijas.
El angel observo con atencion. La criatura era hermosa, en verdad bellisima, pero los movimientos que se describian en secreto, debajo de las cobijas, a salvo de las miradas inquisitivas de la gente, envueltas en un delicioso mundo de oscuridad ideal para sus propositos; le resultaron sumamente seductoras.
Pocos minutos despues, el muchacho que tenia sus ojos cerrados, rompio en gritos ahogados y espasmos de placer que se ahogaban en su garganta... Entonces comprendio lo que sucedia.
El angel supo que sucedia...
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