Despues de contemplar con detalle la magnifica escultura, no pude evitar sentirme como el peor de los pecadores. Pero no habia nada, verdaderamente, que pudiera hacer. La estatua, en todo su orgullo y esplendor, dejaba en mi esos pensamientos de... Deseo.
-Es comprensible - me dijo Claud con ese tono tan sofisticado.
<La historia de Caridiel es una verdaderamente interesante.
-Por que el Vaticano se empeno en destruir la figura de Caridiel? -no podia creer que algo tan hermoso hubiera sido considerado malo.
-Precisamente por lo que la estatua esta haciendo sobre ti en estos momentos.
Claud tenia una manera interesante de contar las historias, supongo que tantos anios de existencia como vampiro le dejaron eso de recompensa.
Mire fijamente a Claud buscando alguna respuesta, solo que el se tomo su tiempo y me permitio perderme un poco mas en la belleza del angel.
Sus alas se mostraban majestuosas y enormes. Sus brazos demostraban una fuerza iconica, una fuerza inherente a los hombres (otra diferencia que note con los demas angeles, Caridiel era claro que tenia rostro y cuerpo de hombre).
Sus manos tenian la firmeza y el poder de alguien con determinacion. Con la derecha sostenia un cetro y en la palma izquierda sostenia una pequena caja, como un cofre.
Reconozco que, sin saber de la historia del angel, despertaron en mi los mas humanos deseos mientras estaba de pie frente a el.
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