Hay ocasiones en que las palabras llegan a derrumbar los castillos y torres que se construyen... Afortunadamente no sucede muy seguido, afortunadamente, hay veces.
Hay veces que el hablar resuta mas peligroso de lo que parece. Hay ocasiones en que nuestras palabras repiten lo que nuestra mente les dice, sin miedo al resultado. Sin miedo.
Anoche, eso me sucedio... Las palabras salieron de mi boca, sin antes haberlas pensado, o incluso tomado la molestia de acomodarlas y que sirvieran para darnos un resultado mas satisfactorio.
Hay veces en que las palabras cargadas de despotismo, cubiertas de locura y con falta de razon, hacen que efectivamente, el sudor de la frente pierda el significado de lucha y esfuerzo y se convierta en una secresion mas del cuerpo humano. Gracias a lo complejo de todo por lo que atravesamos, es facil perder de vista el faro que nos recuerda por donde es el camino.
De pronto, entre tantas calles y callejones similares es muy sencillo, sumamente sencillo, extraviarse y olvidar el objetivo que se tiene al momento de iniciar el viaje.
Dejemos el equipaje, dejemos el peso extra, y solo caminemos con nuestras ideas firmes, con todo lo que nos podra servir como guia... Como aquel faro, que muchas veces se pierde detras de una espesa niebla pero que a fin de cuentas esa luz se abre camino a iluminar las aguas oscuras de la vida.
Y, entonces, cual es la solucion a la destruccion que causan las palabras que tal ves bien intencionadas salen como loa jinetes del apocalipsis? Solucion? No creo que exista, puesto que el danio se hizo.. La Guerra, el Hambre y sus hermanos salieron a buscar victimas, y las encontraron.
No, despues de hablar ya no hay solucion, solo una promesa para el futuro. Pensemos. Pensemos antes de hablar, pensemos antes de actuar... Solo pensemos.
No me disculpo por hablar. Nunca lo he hecho y no pienso hacerlo, no me disculpo por hablar... Me disculpo por hablar sin pensar.
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