Has pensado....

: : : ―Deberías ver los ojos de Axel ―contesté dándole la espalda mientras caminaba hacia la ventana que (no fue ninguna sorpresa) estaba cubierta por tablas.
«Incluso tú llorarías al ver esos ojos.» : : :

domingo, 28 de febrero de 2016

Celebración


diez minutos de que termine este día, a estas horas de la noche, tengo un solo pensamiento y lo dedico ahora, a Hector, amigo, amante, compañero de vida y viaje.

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Compartir sudor, cuerpo, alma y sábanas, siempre ha sido algo mágico que nos mantiene unidos. La maravilla de sentirte, de saberte mío y saberme tuyo, es como la luna llena en un cielo despejado y oscuro: imposible de ver y no maravillarse por ella.

He compartido este camino contigo desde hace diez años; la belleza de dos cuerpos desnudos es imposible de negar.

Cuando dos se muestran como son, es entonces que la sinceridad abarca cada centímetro de piel. De regresar en el tiempo y comenzar de nuevo nuestro viaje, no dejaría de hacerlo debajo de las sábanas donde te conocí; no cambiaría nuestro inicio ni por las citas más románticas, de vino y cenas lujosas.

Nuestras citas fueron debajo de las sábanas, entre susurros y secretos, mas fueron esas veces en que me sentí seguro, protegido, adorado; gracias por este tiempo, gracias por esta maravilla de experiencias, gracias por la calidad de lo compartido.

Gracias por ser el amigo y el amante, desde aquel febrero de 2006.

Arturo.

domingo, 7 de febrero de 2016

Seremos solo tú y yo


La segunda parte de Mesa para tres, la historia de Alberto, Esteban y Roberto, se llama Seremos solo tú y yo. Se desarrolla en la Ciudad de México, días previos al festejo del día de muertos.

Los tres amigos se reúnen por una semana y experimentan emociones, confusiones, desilusiones; la cercanía de la pareja se ve mermada y Roberto se pregunta qué sucederá una vez que él regrese a San Francisco.

Los amarillos, naranjas y rojos del dos de noviembre no alcanzan a templar siquiera el corazón de Esteban, mientras Alberto observa a recelosa distancia lo que sucede con su relación, inmerso en dudas e incertidumbre.

Aquí unos fragmentos.

Entre los tres intercambiaron unas cuantas palabras y anécdotas más, hasta que guiaron la conversación a páramos presentes, por senderos de espinas eróticas  tendenciales, que los invitaban a enloquecer....
La cama les representaba para ese entonces, a los tres, un escenario distinto, una oportunidad de comenzar de cero, una ocasión que todos podían aprovechar para olvidar promesas hechas y caminos desatendidos. Aquél vasto páramo prometía secretos y alianzas eternas, mágicas conexiones a través de rituales paganos que solamente servían para sus (egoístas) propósitos; sin embargo, ninguno esperaba que fuera también el último cuadro en el que aparecerían los tres protagonistas de esa maravillosa puesta en escena, intitulada Vida, mundo y desgracia.