Que se formen capas de partículas de piel desprendida y segundos perdidos en un (o muchos) "quisiera"; que sean enterrados con los atardeceres de "si pudiera".
Aviéntalos a la chingada --ático donde están los exámenes reprobados o los despidos injustificados, los exnovios y las llegadas a casa para el amanecer--, donde nadie los puede regresar, más que nuestra propia estupidez. A la chingada es a donde deben irse las inseguridades y turbaciones infundadas, todo a la chingada.